¿Tienes bolitas en los labios de la boca y no sabes qué son? Te explico en primera persona todas las posibles causas (Fordyce, mucocele, herpes, etc.), sus síntomas y los mejores tratamientos.¡Descubre cuándo debes acudir al médico o dentista!
Si has notado bolitas en los labios de la boca, es normal que te preocupes. Yo mismo me lo plantearía: ¿qué significan estas pequeñas protuberancias? ¿Serán algo grave o contagioso? Hola soy Carolina de Lis, odontóloga general en Cleardent. En este artículo te voy a explicar qué pueden ser esas bolitas, por qué aparecen y cómo eliminarlas o tratarlas. Hablaremos de todas las causas posibles – desde lesiones benignas como las manchas de Fordyce hasta infecciones (herpes, hongos) e incluso cuándo podría tratarse de algo más serio. También te contaré qué síntomas presentan, qué tratamientos existen y cuándo conviene acudir al médico o al dentista para una revisión oral. ¡Vamos a resolver todas tus dudas para que puedas estar tranquilo!
Existen muchas posibles causas para la aparición de bolitas, bultitos o granitos en los labios. Algunas son infecciones bastante frecuentes y otras son lesiones benignas que no representan peligro. A continuación, repasaré las causas más habituales, cómo identificarlas y qué implica cada una:
Una de las causas más comunes de bolitas dolorosas en los labios es el herpes labial. Se trata de una infección viral provocada por el virus del herpes simple (VHS-1), que mucha gente porta sin saberlo. El herpes labial se manifiesta como pequeñas ampollas llenas de líquido que suelen salir en el borde del labio o alrededor de la boca. Antes de que aparezcan, puedes notar hormigueo, ardor o picor en la zona. Al formarse las ampollas (las típicas “calenturas” o “pupas”), estas duelen y molestan, y eventualmente se rompen formando costras.
El herpes labial es muy contagioso: se transmite por contacto directo (por ejemplo, besos) cuando las ampollas están presentes. La buena noticia es que en personas sanas suele curar solo en una o dos semanas aproximadamente. Para aliviarlo, existen pomadas antivirales (como el aciclovir) que aceleran la curación. Importante: aunque moleste, no revientes las ampollas ni arranques las costras, pues podrías empeorar la lesión e infectarla.
Otra posible causa, sobre todo si el afectado es un niño pequeño, es la enfermedad de manos, pies y boca. Es una infección viral leve (causada por enterovirus, como el coxsackie) frecuente en niños menores de 5 años. Además de puntitos rojos o ampollas en la boca y labios, este cuadro suele dar fiebre, dolor de garganta, llagas en la boca y a veces sarpullido en manos y pies. Afortunadamente, aunque es contagiosa, raras veces es grave. Casi siempre se resuelve sola en 7 a 10 días sin secuelas. El tratamiento es básicamente aliviar síntomas: reposo, líquidos, y medicamentos para la fiebre o el dolor si hiciera falta. Aun así, conviene mantener al niño hidratado y consultar al pediatra para confirmar el diagnóstico.
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por la bacteria Treponema pallidum. Normalmente asociamos la sífilis a úlceras en genitales, pero en la fase inicial puede aparecer una llaga roja, dura e indolora (chancro) en otros sitios de contagio, como los labios o el interior de la boca. A diferencia de un granito común, esta lesión no duele y puede pasar desapercibida al principio. Ojo: aunque esa llaga cure sola, la bacteria sigue en el cuerpo y la enfermedad progresa a fases más serias si no se trata. Por eso, ante una bolita o úlcera sospechosa en el labio con riesgo de ETS, hay que acudir al médico. La sífilis se trata con antibióticos (penicilina principalmente) y cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor.
La candidiasis bucal es una infección provocada por un hongo (Candida albicans) que prolifera en la boca. Suele generar lesiones blancas, cremosas o tipo requesón en la lengua, las mejillas y a veces en los labios. Más que “bolitas”, la candidiasis se ve como manchas blancas o placas que al rascarlas pueden dejar enrojecida la zona. No suelen doler al principio, pero pueden causar ardor o molestia al tragar, y comisuras de los labios agrietadas. Este hongo aprovecha cuando nuestras defensas están bajas (por ejemplo, tras antibióticos prolongados, diabetes mal controlada, uso de corticoides inhalados, VIH, etc.)
Si sospechas candidiasis (por ejemplo, tienes los típicos “algodoncillos” blancos en la boca), consulta al dentista o médico. El tratamiento es con medicamentos antifúngicos (nistatina en enjuague o pastillas fluconazol, según la gravedad) para eliminar el exceso de Candida. Mejora también la higiene oral y evita los azúcares en exceso mientras tanto, ya que los hongos se alimentan de ellos.
A veces, las bolitas o bultos labiales pueden ser producto de una reacción alérgica. Los labios se hinchan (angioedema) y pueden aparecer pequeñas protuberancias o “habones” si algo te ha causado alergia o irritación local. ¿Alergia a qué? Los desencadenantes comunes incluyen alimentos (por ejemplo, frutos secos, mariscos…), ciertos medicamentos, la caspa de mascotas o incluso ingredientes de cosméticos. Un ejemplo típico es la alergia a algún componente del labial o protector labial que uses – por ejemplo, algunos contienen compuestos como el níquel o el dióxido de titanio que pueden provocar reacción
Además de alergias, los labios pueden desarrollar bolitas por irritantes externos: sequedad extrema, quemaduras solares (el sol directo puede dañar la piel del labio) o el hábito de fumar pueden generar pequeñas lesiones inflamatorias. Incluso el estrés se ha asociado a brotes de lesiones en la boca
¿Cómo distinguir si es alérgico? Por lo general, las reacciones alérgicas en labios aparecen de forma súbita, a los pocos minutos u horas de contacto con el alérgeno, y suelen acompañarse de hinchazón difusa. Si sospechas que esa bolita apareció tras comer algo o ponerte algún producto, deja de usarlo y toma un antihistamínico. Si la inflamación es muy grande o afecta a lengua y garganta (dificultad para respirar), acude de inmediato al médico. En casos leves, la hinchazón y las bolitas suelen desaparecer por sí solas al cabo de unas horas, una vez eliminada la causa
Pasemos ahora a causas completamente benignas y muy frecuentes. ¿Tienes múltiples bolitas blancas o amarillentas diminutas en la parte interna de tus labios? Si no duelen ni pican, es muy probable que sean manchas de Fordyce, también llamadas gránulos de Fordyce. ¿Qué son? Simplemente glándulas sebáceas (de grasa) ectópicas que algunas personas tienen visibles en la mucosa oral. Aparecen como granitos de 1–3 mm, de color blanco, amarillo o crema, ligeramente en relieve sobre la superficie interna de los labios (y a veces en las comisuras). No son espinillas ni están infectadas; de hecho no son una enfermedad. Son parte normal del organismo, solo que en algunas personas se notan más esas glándulas de grasa bajo la piel.
Las manchas de Fordyce no son contagiosas ni peligrosas. Mucha gente, al verlas por primera vez, se asusta pensando que pudo ser algo transmitido sexualmente o una infección, ¡pero para nada! No requieren tratamiento, ya que no causan más que una cuestión estética. Con el tiempo tienden a atenuarse por sí solas. Solo en casos en que resulten muy notorias y molestas estéticamente, un dermatólogo podría eliminarlas con láser o tratamientos tópicos especiales. Pero en general, lo mejor es dejarlas tal cual y quedarse tranquilo sabiendo que son normales.
Las aftas bucales son otro motivo posible de pequeñas lesiones en labios, aunque técnicamente no son “bolitas” sino llagas o úlceras superficiales. Son esas úlcera redondeadas, blancas o amarillentas con borde rojo que salen dentro de la boca (en mucosa de labios, mejillas, lengua, encías). Si tienes una única bolita que luego se ulcera formando una llaguita dolorosa, probablemente sea un afta. Las aftas no son contagiosas (a diferencia del herpes). Suelen doler bastante, sobre todo al comer o beber algo ácido o picante.
¿Por qué salen? Las causas de las aftas no se conocen al 100%, pero sabemos que pueden desencadenarse por estrés, pequeñas lesiones (morderse el labio sin querer, cepillado agresivo), ciertos alimentos (por ejemplo, nueces, tomate, chocolate, café), deficiencias de vitaminas o incluso cambios hormonales. A veces surgen sin causa clara y desaparecen igual de misteriosamente en una o dos semanas. En la mayoría de casos las aftas se curan solas sin dejar marca. Para aliviarlas se pueden usar enjuagues especiales, geles con ácido hialurónico o corticoides tópicos suaves, y analgésicos locales. Consejo: evita alimentos muy calientes, ácidos o picantes mientras tengas el afta, ya que empeoran el dolor.
Un mucocele es literalmente una bolita llena de moco que aparece típicamente en el labio inferior por dentro, aunque también puede darse en el paladar, las mejillas o la lengua. Si notas una bolita blanda, móvil, de color traslúcido azulado o rosado en el interior del labio, indolora, que a veces crece y luego revienta, encaja con la descripción de un mucocele. ¿Por qué sale? Por lo general ocurre tras una mordedura o golpe en el labio que obstruye una pequeña glándula salival. La saliva no puede drenar bien y se acumula, formando el quiste. No te asustes, son inofensivos: no es una infección ni un tumor maligno
Los mucoceles suelen medir menos de 1 cm y a veces desaparecen espontáneamente al romperse y drenar el líquido. Sin embargo, pueden reaparecer si la glándula sigue bloqueada. ¿Cómo se tratan? Si el mucocele es pequeño y no molesta, se puede observar a ver si remite solo. Si persiste, un dentista o cirujano oral puede extirparlo mediante cirugía menor o láser. Es un procedimiento sencillo, normalmente con anestesia local. No intentes explotarlo tú, porque aunque reviente, podría infectarse o volver a salir; mejor que lo evalúe un profesional.
El acné miliar, también llamado quistes de millium o simplemente milia, son esos pequeñísimos quistes blancos que se ven a veces en la cara de los bebés (y adultos). Son más habituales en recién nacidos, apareciendo en nariz, barbilla o mejillas, pero a veces salen alrededor del borde de los labios. Se forman por acumulación de células muertas de la piel que quedan atrapadas, creando mini quistes de queratina. Son de consistencia dura, como perlitas blancas del tamaño de una cabeza de alfiler.
Las milia no duelen ni pican y no requieren tratamiento. En bebés desaparecen solas en pocas semanas o meses. En adultos también pueden resolverse con el tiempo; si no, un dermatólogo puede pincharlos suavemente para extraer la bolita de queratina (no intentes apretar con las uñas, porque la piel de esa zona es muy resistente y podrías irritarla). Realmente, las milia alrededor de los labios no son muy comunes, pero las menciono por completitud, ya que cualquier granito blanco pequeño podría hacernos pensar en ello.
La dermatitis perioral es una afección de la piel que consiste en una erupción de granitos o rojeca alrededor de la boca. Puede parecer acné o rosácea, pero en este caso suele estar relacionada con el uso prolongado de corticoides tópicos (p.ej. cremas con cortisona) o ciertos cosméticos. Si tienes muchas minivesículas o granitos rojos alrededor de los labios y la barbilla, podría tratarse de esto. Aunque las lesiones de la dermatitis perioral normalmente son más planas o con puntitos rojos, alguna podría percibirse como “bolita”.
El tratamiento de la dermatitis perioral lo pauta el dermatólogo e implica suspender los corticoides desencadenantes y a veces usar antibióticos tópicos u orales (como metronidazol, doxiciclina) para reducir la inflamación. También conviene simplificar la rutina facial (evitar cremas pesadas) y usar limpiadores suaves. En general, ante una erupción persistente alrededor de la boca, es bueno consultar al médico para confirmar de qué se trata.
¿Podría ser cáncer? Esta es quizás la mayor preocupación de muchos. Lo cierto es que es muy poco frecuente que un bulto en el labio sea un cáncer oral. El cáncer de labio suele manifestarse más bien como una úlcera que no cicatriza, que va creciendo y a veces sangra. También puede aparecer como una mancha blanquecina o rojiza persistente en el labio. Por lo general afecta más al labio inferior y a personas con factores de riesgo (fumadores, consumidores fuertes de alcohol, exposición solar crónica en labios). La clave aquí es la evolución en el tiempo: una bolita de origen benigno tiende a desaparecer o al menos no crecer; en cambio, una lesión maligna no se cura sola y va aumentando de tamaño. Si tienes una úlcera o bulto que lleva más de 2-3 semanas sin cicatrizar, es fundamental que te vea un especialista. El odontólogo o el médico puede realizar una pequeña biopsia de la lesión para descartar malignidad. De confirmarse un cáncer, el tratamiento suele consistir en cirugía para extirpar el tumor, a veces complementado con radioterapia. Pero insisto: esto es muy raro en comparación con todas las causas anteriores. ¡No entres en pánico!, simplemente mantente alerta a lo que no evoluciona bien.
Ya hemos descrito los síntomas típicos de cada causa. A modo de resumen práctico, ¿en qué debes fijarte para identificar esas bolitas?:
En cualquier caso, escucha a tu cuerpo: el dolor es un aviso (las cosas benignas como Fordyce o milia no duelen), y el tiempo de evolución es otro (si en 1-2 semanas no ha mejorado nada, merece revisión).
El tratamiento dependerá completamente de la causa de esas protuberancias. No existe un “remedio único” para todas, sino que debemos abordar el origen del problema. Veamos las pautas generales:
La mayoría de las “bolitas” comunes se resuelven con medidas sencillas: antivirales, antifúngicos o antibióticos adecuados, o simplemente paciencia si son benignas. Nunca está de más mantener una buena higiene bucal (cepillado, hilo dental, enjuague) porque ayuda a prevenir infecciones oportunistas. Y recuerda no manipular en exceso la lesión: toquetear o explotar granos/ampollas en el labio casi siempre empeora la situación y puede agrandar la herida
Muchas bolitas en los labios desaparecerán solas o con tratamientos caseros en pocos días. Pero ¿cómo saber cuándo es hora de buscar ayuda profesional?. Te recomiendo acudir al dentista (o dermatólogo/medico de familia) en los siguientes casos:
Recuerda que acudir a revisiones periódicas (al menos una al año) con tu dentista es una buena práctica. En esas revisiones orales integrales se pueden detectar a tiempo problemas pequeños antes de que vayan a más, desde caries, lesiones bucales como llagas crónicas, hasta signos de enfermedades de las encías o incluso lesiones precancerosas. La prevención es tu aliada para mantener una sonrisa sana y evitar complicaciones mayores. Y si además sufres otros problemas como halitosis (mal aliento) u hongos, podrás aprovechar la visita para tratarlos también en conjunto.
En conclusión, no te alarmes de más por unas bolitas en los labios, pero tampoco las ignores completamente. Observa su evolución unos días; si ves que no mejoran o cumplen alguno de los criterios anteriores, busca la opinión de un profesional. ¡Para eso estamos los dentistas y dermatólogos, para ayudarte a cuidarte!
Pueden aparecer por diferentes causas. Las más comunes incluyen infecciones virales (como herpes labial o la enfermedad mano-pie-boca en niños), lesiones benignas como las manchas de Fordyce (glándulas de grasa visibles) o mucoceles (quistes de mucosa por morderse el labio), reacciones alérgicas, hongos (candidiasis) o incluso estrés. Cada causa tiene mecanismos distintos, por eso es importante identificar cuál es la tuya para tratarla adecuadamente.
Las manchas de Fordyce, esos granitos blancos o amarillentos benignos, no suelen requerir tratamiento porque no son peligrosos. Si solo te molestan estéticamente, un dermatólogo podría eliminarlos con láser o técnicas especializadas, pero no es necesario desde el punto de vista de la salud. Es importante no intentar reventarlos o quitarlos en casa, ya que podrías irritar la zona. En la mayoría de los casos, es mejor dejarlos tal cual, ya que tienden a disminuir con el tiempo
Depende de la causa. Algunas sí lo son: por ejemplo, las ampollas de herpes labial contienen un virus contagioso que puede transmitirse por besos, y la enfermedad mano-pie-boca en niños también se contagia en entornos escolares. Otras en cambio no: las manchas de Fordyce no son contagiosas (son glándulas propias), las aftas bucales tampoco lo son, ni los mucoceles. Si no estás seguro, sigue las medidas de precaución básicas (no compartir utensilios ni besos si tienes una lesión activa) hasta saber el diagnóstico.
Deberías consultar al médico o dentista si el bulto dura más de 2 semanas sin mejorar, si crece, cambia de aspecto o sangra, o si viene acompañado de síntomas preocupantes (dolor intenso, fiebre, ganglios inflamados). En particular, una lesión que no cicatriza en mucho tiempo podría requerir una biopsia para descartar un problema serio. También si sospechas de una ETS (como sífilis) o si el bulto interfiere en tu vida diaria. En caso de duda, mejor evaluar pronto para quedarte tranquilo.
Inicialmente puedes acudir a un dentista o a tu médico de cabecera. Los dentistas están habituados a examinar la mucosa oral en las revisiones orales y pueden identificar lesiones bucales comunes. Según lo que encuentren, podrían tratarte ellos mismos (por ejemplo, eliminar un mucocele, tratar una candidiasis) o derivarte al especialista adecuado. Por ejemplo, a un dermatólogo si se trata de un problema de piel como dermatitis perioral o Fordyce puramente estético, o a un cirujano maxilofacial si hubiera que retirar alguna lesión compleja. Lo importante es dar el primer paso y consultar; el profesional te guiará al especialista correcto si es necesario.
Si notas alguna bolita en los labios o cualquier otra anomalía, pide tu cita en Clínicas Cleardent y recibe una valoración experta para cuidar tu salud bucal. ¡Estamos aquí para ayudarte!