
Descubre en esta guía personal qué son las caries, por qué ocurren y cómo prevenirlas y tratarlas.

¿Tienes un bulto en la mandíbula inferior que se mueve? Conoce sus posibles causas, cómo se diagnostica y los tratamientos más comunes para eliminarlo.
He visto muchos pacientes preocupados al notar un bulto en la parte inferior de la mandíbula que “se mueve” al tactar. Entiendo perfectamente la ansiedad que puede generar encontrar un bulto así – es natural pensar en cosas graves como un tumor. Quiero acompañarte con información clara y profesional sobre este tema. En este artículo te explicaré por qué puede aparecer un bulto móvil bajo la mandíbula, cuáles son las causas más comunes (la mayoría benignas), cómo los médicos diagnosticamos estas masas, qué tratamientos existen y cuándo realmente deberías preocuparte. Mi objetivo es que, al finalizar la lectura, te sientas más tranquilo(a) y sepas cuáles son los pasos a seguir para cuidar de tu salud.
Cuando un paciente me dice que tiene un bulto móvil en la cara, a la altura de la mandíbula inferior, las posibles causas que evaluamos primero suelen ser benignas. A continuación, te detallo las causas más comunes de un bulto en la mandíbula inferior que se mueve, desde las más frecuentes y benignas hasta las menos comunes. Veremos las explicaciones clínicas, los síntomas asociados a cada causa y cuándo conviene acudir al médico en cada caso.
Una de las causas más habituales de un bulto móvil bajo la mandíbula es un ganglio linfático inflamado. Los ganglios linfáticos son pequeñas estructuras del sistema inmunitario que actúan como filtros. Tenemos varios ganglios bajo la mandíbula (ganglios submandibulares) que pueden aumentar de tamaño cuando hay una infección o inflamación cercana – por ejemplo, una infección de garganta, amigdalitis, un resfriado fuerte o un problema dental en la zona. Al inflamarse, el ganglio se convierte en un bultito palpable, redondo u oval, generalmente móvil bajo la piel (se desliza al tocarlo) y a veces sensible o doloroso al presionarlo.
Si sospechas que tu bulto es un ganglio reactivo y mejora con el tiempo, puedes observar unos días; si no, consulta para salir de dudas. (Ver también: Artículo sobre ganglios linfáticos inflamados)
Otra causa frecuente es una infección odontológica que haya provocado un absceso (acumulación de pus). Un absceso dental severo en un diente de la mandíbula inferior puede causar inflamación en la encía y los tejidos cercanos, presentándose incluso como un bulto externo en la mandíbula. A veces, además del hinchazón local, la infección activa los ganglios linfáticos submandibulares como mencionamos antes, y el bulto que palpamos puede ser dicho ganglio inflamado reaccionando a la infección. En otros casos, el propio absceso forma una bolsa de pus que se palpa como bulto fluctuante.
¿Qué síntomas la acompañan? Un absceso dental suele doler bastante (dolor de muela intenso, pulsátil) y aparecer rápidamente junto con hinchazón en la encía o cara. Es común tener encías enrojecidas, dolor al masticar, mal sabor de boca y a veces fiebre o malestar general si la infección es importante. Al tocar el bulto de un absceso, este puede sentirse más fijo en su lugar (no tan móvil) si es una hinchazón dentro del tejido, y duele al presionarlo. En cambio, si el absceso hizo que un ganglio se inflame, notarás dos bultos: el ganglio (más móvil y superficial) y probablemente la inflamación alrededor del diente (más dolorosa al tacto).
¿Cuándo acudir al médico/odontólogo? ¡De inmediato! 😖 Una infección dental no debe esperar, ya que puede extenderse. Si sospechas que tu bulto se debe a un absceso (dolor de muela, hinchazón, etc.), acude cuanto antes al dentista o al médico. El profesional drenará el absceso y tratará el diente afectado (ya sea con una endodoncia o extracción según el caso), además de recetar antibióticos si es necesario. Verás que al resolver la infección, el bulto (y el ganglio reactivo, si lo hay) desaparecerá. No dejes pasar más de 1-2 días con un absceso dental sin atención, porque estas infecciones pueden agravarse. (Ver también: Infecciones dentales y abscesos)
Los quistes son sacos o bolsas cerradas que pueden formarse en distintos tejidos, llenos de líquido o material semisólido. En la mandíbula, podemos encontrarlos en hueso (quistes odontogénicos) o en las glándulas salivales cercanas. Un quiste mandibular odontogénico suele originarse cerca de las raíces de un diente (por ejemplo, un quiste periapical por una pieza no tratada, o un quiste dentígero alrededor de un diente retenido). Por otro lado, un quiste de glándula salival (como un mucocele en glándulas menores, o un quiste en la glándula submandibular) también puede manifestarse como un bulto bajo la línea de la mandíbula. En la piel de la región mandibular también podría aparecer un quiste sebáceo (en la submandibular o zona del cuello).
¿Cómo se siente un quiste? Generalmente, un quiste produce un bulto redondeado, de consistencia blanda o elástica. Suele moverse al tocarlo (no está adherido al hueso firme) aunque si es interno en el hueso se notará al presionar la zona. Por lo regular no duele a menos que se infecte o crezca mucho y comprima estructuras. Un quiste en hueso mandibular puede pasar inadvertido hasta que alcanza un tamaño apreciable o se ve en una radiografía dental. Los quistes salivales pueden fluctuar de tamaño (por ejemplo, agrandarse durante el día si se acumula saliva y luego reducirse). La piel sobre el quiste suele verse normal (a menos que esté inflamado).
¿Es grave? Cuándo buscar ayuda: La mayoría de los quistes mandibulares son benignos y de crecimiento lento. Sin embargo, cualquier bulto persistente debe ser evaluado. Acude al médico estomatólogo o cirujano maxilofacial si notas un bulto blando que lleva semanas/meses. Es especialmente importante si el quiste aumenta de tamaño progresivamente. Un profesional puede determinar mediante imágenes si es un quiste y recomendar extraerlo si es grande o problemático. Si el bulto duele, enrojece o se calienta, podría haberse infectado un quiste antes asintomático, en cuyo caso también debes consultar pronto. En resumen, los quistes no suelen urgir de un día para otro, pero sí requieren diagnóstico. Muchas veces se descubren en exámenes de rutina (p.ej., una radiografía panorámica dental) y se planifica su extirpación de forma programada.
Aunque menos común que las causas anteriores, un bulto en la mandíbula inferior que es móvil podría ser algún tipo de tumor benigno. «Tumor» en este contexto no significa cáncer necesariamente, sino cualquier crecimiento anormal de tejido. En la zona mandibular podemos encontrar, por ejemplo: lipomas (acúmulos benignos de grasa bajo la piel), fibromas o fibromas osificantes (crecimiento de tejido fibroso, a veces en encía o hueso), osteomas (pequeños crecimientos de hueso), o tumores benignos de glándulas salivales como adenomas pleomorfos (aunque estos últimos suelen ser menos móviles).
Características de un tumor benigno: Suelen ser bultos indoloros, de crecimiento lento a lo largo de meses o años. Al palpar, pueden ser firmes o de consistencia intermedia; un lipoma, por ejemplo, es blando y muy móvil debajo de la piel (se desliza con facilidad y la piel encima luce normal). Un osteoma en el hueso sería duro pero generalmente indoloro y fijo al hueso (aunque un osteoma pequeño en la mandíbula es raro y suele descubrirse en radiografías). En general, un tumor benigno no causa síntomas sistémicos (no da fiebre, ni malestar, etc.), y salvo por el bulto en sí, la persona está bien. Puede haber leves molestias según su ubicación (p. ej., si roza al masticar).
¿Qué hacer? Cualquier tumor, aunque sea benigno, debe ser evaluado por un profesional. La buena noticia es que muchos de estos tumores son tratables con cirugía menor si causan inconveniente. Debes consultar si notas un bulto de este tipo, sobre todo para confirmar que realmente es benigno mediante estudios. El médico probablemente mandará hacer pruebas de imagen e incluso una biopsia (extracción de una muestra) para analizar el tejido. Si todo indica que es un lipoma u otra lesión benigna sencilla, la decisión de quitarlo dependerá de si te molesta estéticamente, duele o crece. Por ejemplo, un lipoma pequeño podría simplemente observarse. En cambio, un adenoma de glándula salival sí suele extirparse para evitar que crezca más. En cualquier caso, tener un diagnóstico claro te dará tranquilidad.
La posibilidad más seria – aunque bastante infrecuente en comparación a las anteriores – es que el bulto corresponda a algún tipo de tumor maligno. En la región submandibular, los diagnósticos malignos podrían ser: un linfoma (cáncer del sistema linfático) que se manifieste como un ganglio duro persistente, un tumor maligno de glándula salival submandibular (por ejemplo, carcinoma), un tumor en el hueso mandibular como un osteosarcoma (muy raro), o incluso una metástasis en un ganglio (ganglio centinela de alguna otra neoplasia). Es importante enfatizar que, estadísticamente, la mayoría de bultos que se mueven bajo la mandíbula NO serán cáncer. De hecho, la American Cancer Society indica que los ganglios inflamados por infección son mucho más comunes que los cánceres y tienden a resolverse solos. Aun así, debemos considerar esta posibilidad si las características del bulto lo sugieren.
¿Cómo identificar una señal de alarma de malignidad? Un bulto maligno suele tener alguna de estas características: firme o duro al tacto, a veces fijo (no tan móvil, adherido a planos profundos), crecimiento progresivo constante, y típicamente no duele en etapas iniciales. Puede haber síntomas generales como pérdida de peso, sudoraciones nocturnas, fatiga persistente o fiebre inexplicable en el caso de linfomas. Si el tumor afecta una glándula salival, podría acompañarse de alteraciones en la producción de saliva, entumecimiento de una área (si comprime nervios) o dificultad para mover la mandíbula. Un detalle: algunos ganglios con cáncer dentro sí pueden moverse al inicio, por lo que la movilidad no garantiza benignidad al 100%. Por eso insistimos en evaluar médicamente cualquier bulto que no siga el comportamiento típico de un ganglio reactivo.
¿Cuándo buscar ayuda médica? Siempre es mejor pecar de precavido. Si tu bulto presenta los rasgos mencionados (duro, fijo, >2 cm, crecimiento rápido) o tienes factores de riesgo significativos (edad mayor, historial de cáncer, fumador pesado, etc.), debes acudir cuanto antes a un especialista (idealmente un cirujano maxilofacial u otorrinolaringólogo) para un estudio completo. El médico probablemente realizará exámenes de imagen como ecografía y quizá TAC/RMN, y si sospecha, hará una biopsia para confirmar o descartar cáncer. Descubrir un tumor maligno a tiempo es crucial: en caso de que (insistimos, poco probable) resulte ser cáncer, se puede planificar un tratamiento adecuado de inmediato (cirugía, radioterapia, quimioterapia según el tipo). No dudes en consultar si algo en tu intuición te dice que ese bulto “no es normal”. Los médicos estamos para ayudarte a salir de dudas.
(Nota: No pretendemos alarmarte, sino ser completos. Recuerda que la mayoría de las veces estos bultos serán quistes o ganglios benignos, pero no está de más confirmarlo con estudios. Como respaldo, según MedlinePlus, la mayoría de bultos en el cuello de adultos no son cancerosos
Cada vez que evaluamos un bulto submandibular en la consulta, seguimos un proceso diagnóstico para determinar la causa. Aquí te cuento qué puedes esperar en cuanto a estudios y cómo diferenciamos un ganglio de un quiste o de un tumor:
El diagnóstico es un paso a paso: historial + examen → imágenes → (eventualmente) biopsia. Con estos pasos, podemos diferenciar un ganglio inflamado de un quiste o tumor con alta certeza. Por ejemplo, un ganglio reactivo típico podría ni requerir biopsia si todas las señales apuntan a que es por infección y luego desaparece; mientras que un bulto dudoso sí lo biopsiamos para descartar tumor. Mi consejo es que no esperes a tener todos los estudios por tu cuenta: acude al médico, quien decidirá cuáles necesitas. Así evitarás preocupaciones innecesarias; muchas veces confirmamos pronto que se trata de algo benigno y tratable, para alivio del paciente.
El tratamiento de un bulto en la mandíbula inferior dependerá directamente de su causa identificada. No existe una única fórmula, sino que abordamos el problema de raíz. Veamos caso por caso, de forma resumida:
Como ves, el tratamiento es tan variado como las causas. Lo importante es haber llegado al diagnóstico correcto para aplicar la terapia adecuada. Nunca te automediques un bulto de este tipo sin saber qué es; he visto casos de gente que tomó antibióticos por su cuenta durante meses a un quiste pensando que era infección, retrasando su tratamiento real. Mejor, busca la opinión profesional y sigue el plan indicado.
Muchas personas me preguntan: «Doctor, ¿cómo sé si este bulto es grave?». Si bien ya dimos pautas por causa, vale la pena resumir los signos de alarma generales que deberían motivarte a consultar prontamente y descartar problemas serios. Preocúpate (y busca atención médica rápida) si el bulto:
Recuerda que estos signos de alarma son precautorios. No significan que si tienes uno de ellos seguro es algo malo, pero sí indican que no debes demorar en que te valore un especialista. En salud es preferible revisar y que resulte no grave, a ignorar una señal de alerta.
Muchas veces sí. Los ganglios linfáticos inflamados por infecciones en la zona de cabeza/cuello son de las causas más comunes de bultos móviles bajo la mandíbula. Si recientemente has tenido infecciones (garganta, dientes, oído, etc.), es muy probable que el bulto sea un ganglio reactivo. Estos ganglios pueden moverse bajo la piel y tienden a reducirse en unas semanas. Sin embargo, no todos los bultos móviles son ganglios; podría ser un quiste u otra lesión. Por eso, fíjate en el contexto: ¿hubo infección reciente? ¿el bulto duele? ¿es blando? Esas pistas apuntan a ganglio. En cambio, ausencia de infección y bulto persistente podrían sugerir otra causa. Ante la duda, consulta al médico para confirmar de qué se trata.
Sí, es posible aunque no necesariamente grave. Que un bulto no duela no garantiza que sea benigno. Por ejemplo, los ganglios por infecciones virales a menudo no duelen, los quistes y lipomas suelen ser indoloros, e incluso algunos tumores serios (como linfomas) inicialmente no duelen. El dolor suele indicar inflamación aguda (como en abscesos) lo cual en cierto modo puede ser algo bueno (tu cuerpo respondiendo a una infección). Un bulto indoloro debe evaluarse con igual atención. Muchos pacientes se tranquilizan porque «no duele», pero he diagnosticado quistes grandes e incluso algún tumor en bultos indoloros que llevaban meses. Conclusión: cualquier bulto persistente, duela o no, debe ser revisado. La falta de dolor solo indica que quizás no hay infección aguda, pero hay que investigar la causa.
Depende de las circunstancias, pero en general no más de 2 semanas a 1 mes. Si notas un bulto y tienes claro que apareció tras, digamos, una gripe fuerte o una infección dental que ya estás tratando, puedes observarlo durante un par de semanas para ver si disminuye al mejorar la infección. Muchos ganglios reaccionarios tardan aproximadamente 3 semanas en desaparecer por completo. Pero si pasadas 2-4 semanas el bulto sigue igual o más grande, es hora de consultar. Por otro lado, si el bulto aparece sin razón aparente, o viene con síntomas de alarma (como los mencionados arriba), deberías consultar de inmediato, sin esperar semanas. En resumen: uno o dos días de espera no harán diferencia en algo crónico, pero no dejes pasar más de un mes con un bulto sin diagnóstico. Ante la duda, es válido consultar incluso a la semana de notarlo; tu médico puede indicarte “volvemos a controlar en 2 semanas” si lo ve benigno, pero al menos ya estás bajo seguimiento profesional.
Puedes empezar por tu médico de cabecera o dentista si sospechas origen dental. Ellos te examinarán inicialmente. Dependiendo de lo que noten, pueden derivarte a un especialista adecuado. Los especialistas más frecuentemente involucrados son el cirujano maxilofacial (experto en cara, boca y mandíbula) y el otorrinolaringólogo (experto en ORL y cuello). Ambos manejan patología de cabeza y cuello, incluyendo glándulas salivales y ganglios. Si el bulto parece un ganglio reactivo simple, incluso un médico general puede seguirlo; si es un absceso dental, lo llevará el odontólogo o endodoncista. En caso de sospecha de tumor, probablemente un cirujano maxilofacial u oncológo de cabeza-cuello tome el caso. También podrían participar un ecografista/radiólogo (para hacer estudios de imagen) y, si se confirma algo como linfoma, un hematólogo/oncólogo. No te preocupes por elegir de entrada el especialista perfecto: acude a tu médico general o dentista de confianza y ellos te guiarán. Lo importante es no saltar la consulta; el sistema de salud te canalizará con quien corresponda.
En términos generales, sí, un bulto móvil suele ser menos preocupante que uno fijo. La movilidad sugiere que el bulto está en un tejido suelto, como un ganglio inflamado en tejido subcutáneo o un lipoma, que suelen ser benignos. En cambio, un bulto fijo que no se desplaza al tocarlo puede indicar que está adherido a planos profundos, característica que a veces vemos en tumores malignos invasivos o quistes muy fibrosos. Peeero, cuidado: no es una regla infalible. Hay tumores (por ejemplo, ciertos linfomas) que pueden ser móviles en fases iniciales. Y hay bultos benignos, como algunos quistes, que aunque móviles, si crecen mucho pueden volverse más fijos. Por lo tanto, toma la movilidad como un factor más: es un buen signo en principio (porque la mayoría de los bultos móviles terminan siendo benignos), pero no te quedes únicamente con eso para decidir no consultar. Si el bulto móvil persiste demasiado o tiene otras características anómalas, haz que lo evalúen. En suma: movilidad = tranquilidad parcial, mas no certeza absoluta.
Sí, algunos pueden desaparecer espontáneamente dependiendo de la causa. El caso típico son los ganglios linfáticos inflamados por infecciones: una vez que tu cuerpo vence la infección, el ganglio se reduce hasta su tamaño normal (puede tardar varias semanas). También un quiste mucoso pequeño de una glándula salival menor podría drenarse solo y desaparecer (aunque a veces regresa). Un hematoma producto de un golpe en la mandíbula (una acumulación de sangre) también se reabsorberá con el tiempo. En cambio, un absceso dental no desaparecerá por sí solo – requiere tratamiento odontológico; un quiste grande tampoco suele irse sin intervención; y desde luego un tumor (benigno o maligno) no desaparece espontáneamente. Entonces, si identificamos la causa benigna y vemos tendencia a la mejoría, podemos observar. Pero si tras un periodo prudente no hay cambios o empeora, entonces está claro que no se va a ir solo y hay que tratarlo.
Mi recomendación es: no simplemente esperar indefinidamente a que desaparezca sin haber consultado primero. Mejor obtener un diagnóstico, y si el médico dice «podemos vigilar, esto debería involucionar solo», entonces sigues esa pauta. Pero no asumamos por cuenta propia que “ya se quitará solo” sin confirmar qué es, porque podríamos perder tiempo valioso de tratamiento.
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