El abutment (en inglés) o pilar protésico es un elemento de conexión utilizado en odontología que sirve de soporte para una prótesis dental. En la rehabilitación convencional con dientes naturales, el término se refiere típicamente al diente pilar: la pieza dental tallada o preparada que soporta una corona o puente fijo, actuando como anclaje de la prótesis fija. En implantología oral, un abutment es un componente protésico atornillado o conectado a un implante dental osteointegrado, sobre el cual se fija la restauración definitiva (por ejemplo, una corona dental, un puente implanto-soportado o una sobredentadura removible). En todos los casos, el pilar protésico cumple la función crítica de transmitir las cargas masticatorias desde la prótesis hacia la estructura subyacente (sea el implante o el diente natural) de forma estable y de una perspectiva técnica, el abutment se diseña para encajar con precisión tanto con el implante o diente soporte como con la prótesis. En implantología, suele tener forma de pequeño pilar troncocónico o cilíndrico que emerge a través de la encía, creando la interface entre el implante (que sustituye la raíz) y la restauración protésica visible en boca. En prótesis sobre dientes naturales, el “pilar” corresponde al muñón dentario preparado o a un núcleo colado que reemplaza la estructura coronal perdida, cumpliendo una función análoga de soporte. En ambos contextos, la precisión en la confección del abutment es esencial para lograr una rehabilitación funcional, estética y longeva, ya que cualquier desadaptación podría comprometer la retención de la prótesis o la salud de los tejidos circundantes.

Importancia en la odontología contemporánea

El desarrollo de los implantes osteointegrados ha consolidado al abutment como una pieza clave en rehabilitación oral moderna. La posibilidad de reemplazar dientes ausentes mediante implantes y pilares protésicos ha revolucionado la práctica odontológica, permitiendo restaurar función masticatoria y estética en pacientes desdentados con altas tasas de éxito clínico. El pilar protésico, al conectar íntimamente el implante con la prótesis, hace viable esta integración entre biomateriales y biología. Su adecuada selección y diseño influyen directamente en el pronóstico del tratamiento: un abutment bien adaptado mantiene el sellado con la mucosa, protege la osteointegración del implante y distribuye las fuerzas oclusales de manera favorable. En la odontología actual, se dispone de una amplia variedad de pilares y aditamentos protésicos, reflejando la necesidad de individualizar cada caso para optimizar resultados. Así, el concepto de “odontología restauradora implantosoportada” gira en torno a la correcta elección y manejo del pilar, haciendo de este componente un tema central en la educación e investigación odontológicas.

Componentes y características principales del abutment

En implantología, el abutment típico consta de tres partes funcionales: una base o conexión que se une al implante, un cuerpo emergente que atraviesa la encía, y un extremo coronal donde se asentará la restauración. La conexión implante-pilar puede presentar diferentes diseños: los sistemas clásicos empleaban un hexágono externo en la plataforma del implante, mientras que muchos implantes modernos incorporan conexiones internas (p. ej., hexágono interno o cono Morse) que proporcionan un acople más estable y sellado hermético. Este conector interno reduce el micromovimiento y las filtraciones en la interfaz, lo que protege al hueso circundante. El segmento emergente del abutment suele tener forma troncocónica o cilíndrica, imitando la forma de un muñón dental para permitir la colocación de la corona o puente. Su altura y diámetro se eligen según la encía del paciente y el espacio protésico disponible, buscando un perfil de emergencia adecuado que favorezca la estética y la salud de los tejidos blandos. En el extremo superior, el pilar puede presentar un contorno preparado (chamfer, hombro, etc.) para cementar una corona, o bien un orificio roscado para atornillar directamente la prótesis en caso de restauraciones atornilladas.

Los materiales de fabricación del abutment deben ser biocompatibles y resistentes. El más utilizado es el titanio grado quirúrgico (generalmente aleación de titanio-aluminio-vanadio), gracias a su excelente biocompatibilidad, alta resistencia mecánica y comportamiento inerte en contacto con tejidos. Los pilares de titanio ofrecen durabilidad incluso en zonas posteriores de alta carga, por lo que siguen siendo el estándar en muchos casos. Sin embargo, en zonas estéticas (anteriores) y en pacientes con encías finas, se emplean ampliamente los pilares de zirconia (dióxido de zirconio estabilizado), de color blanco marfil, para evitar el posible oscurecimiento grisáceo que un pilar metálico podría traslucir a través de la encía. La zirconia es un material cerámico altame​ que muestra una excelente biocompatibilidad y resistencia a la corrosión. Estudios comparativos han encontrado que la superficie de zirconia tiende a acumular menos placa bacteriana que la de titanio, lo cual podría favorecer una mucosa periimplantaria más saludable. No obstante, la resistencia mecánica de los pilares cerámicos puede ser inferior, con riesgo de fractura ante cargas intensas o en rehabilitaciones múltiples; por ello muchos clínicos prefieren utilizar titanio u oro en zonas de altos requerimientos o en molares. Además del titanio y la zirconia, existen pilares de otros materiales: aleaciones de oro o cobalto-cromo (menos comunes actualmente), polímeros de alta densidad como el PEEK (poliéter-éter-cetona) para provisionales, y combinaciones híbridas (pilares cerámicos cimentados sobre bases de titanio) que buscan aunar la resistencia del metal con la estética cerámica.

En cuanto a tipos de abutments, pueden clasificarse según diversas categorías:

  • Prefabricados vs. personalizados: Los pilares prefabricados vienen estandarizados por el fabricante del implante en diversas medidas y angulaciones. Son seleccionados por el clínico según el caso (por ejemplo, un pilar recto de 4 mm de altura gingival para un incisivo). Por otro lado, los pilares personalizados se diseñan a medida para el paciente, ya sea mediante colados sobre pilares calcinables o – cada vez más común – mediante fresado CAD/CAM a partir de un diseño digital. Los pilares personalizados permiten optimizar el perfil de emergencia y la adaptación a la encía, especialmente útiles en zonas estéticas o cuando la posición del implante es subóptima.
  • Rectos vs. angulados: Un pilar recto mantiene el mismo eje que el implante y suele usarse cuando el implante está bien alineado con la futura corona. Los pilares angulados, en cambio, presentan una desviación (15°, 25° u otros) para compensar implantes colocados con cierta angulación desfavorable. Esto permite corregir la trayectoria de la prótesis sin necesidad de reubicar el implante, facilitando la inserción paralela de múltiples coronas o mejorando la estética en casos de implantes inclinados. Por ejemplo, en rehabilitaciones tipo all-on-4 es frecuente el uso de pilares angulados para alinear los implantes posteriores inclinados con la estructura protésica.
  • Según retención de la prótesis: Si la restauración final va a cementarse, se suele emplear un pilar cementable, que tiene forma de muñón similar al de un diente tallado, ofreciendo una superficie sobre la cual cementar la corona o puente. Alternativamente, si la restauración será atornillada directamente, puede utilizarse un pilar llamado pilar atornillable o base transepitelial, que forma parte del complejo de retención mediante tornillo pasando por la prótesis. En algunos sistemas, el propio pilar actúa como componente intermedio donde enrosca el tornillo protésico que sujeta la corona (pilares de base). En otros casos, especialmente en prótesis múltiples, se emplean pilares multiunidad diseñados para soportar estructuras atornilladas (p. ej., barras o puentes completos), facilitando un ajuste pasivo y permitiendo también una futura retirada más sencilla de la prótesis para mantenimiento.
  • Uso temporal vs. definitivo: Dentro del tratamiento implantar, se utilizan pilares en diferentes etapas. Tras la cirugía, es habitual colocar un pilar de cicatrización (healing abutment) temporario, el cual es un aditamento atornillado que queda emergiendo a través de la encía durante la fase de cicatrización. Su función es conformar los tejidos blandos creando un canal adecuado hacia el implante y proteger la conexión interna del implante del medio oral mientras ocurre la oseointegración. Más adelante, en la fase restauradora, se coloca el pilar definitivo, que servirá de base permanente para la prótesis final. Asimismo, pueden emplearse pilares provisionales sobre los que se cementan coronas provisionales durante un tiempo, antes de la confección de la restauración definitiva, permitiendo moldear la encía o evaluar la estética y función.

Cabe mencionar que en prótesis dental convencional (sin implantes) el concepto de pilar abarca a los dientes pilares naturales. Un diente pilar suele prepararse mediante tallado para crear un muñón con forma adecuada donde cementar una corona o para soportar un puente fijo, de manera semejante al perfil de un abutment implantario. La integridad del diente pilar (estructura dentaria remanente o reconstruida) y la presencia de un ligamento periodontal sano son factores determinantes en el éxito de coronas y puentes convencionales. Aunque en este contexto no exista un componente “fabricado” separado del diente, el rol biomecánico del pilar dentario es análogo al del pilar de implante: proporcionar soporte y retención a la prótesis, resistiendo las fuerzas masticatorias sin comprometer los tejidos de soporte.

En síntesis, el abutment es un componente versátil con múltiples variaciones de diseño. Su selección apropiada requiere considerar el material, la geometría de conexión, la altura transmucosa, la angulación y el modo de fijación protésica, entre otros factores. Estas características deben elegirse individualmente para cada paciente, buscando equilibrar consideraciones biomecánicas (resistencia y distribución de cargas), biológicas (compatibilidad con tejidos y mantenimiento de salud periimplantaria) y protésicas (retención, estética y accesibilidad). Un conocimiento profundo de los tipos de pilares disponibles y sus indicaciones es parte integral de la planificación en prótesis e implantología modernas.

Principios biológicos y científicos fundamentales

El éxito de un pilar protésico sobre implantes se cimienta en principios biológicos clave, en especial la osteointegración del implante al cual se conecta. La osteointegración es el proceso mediante el cual el hueso vivo se une íntima y funcionalmente a la superficie del implante de titanio, proporcionando una fijación rígida similar a la de una raíz natural en el hueso. Este fenómeno, descrito por Brånemark en la década de 1960, es indispensable: solo un implante correctamente osteointegrado puede soportar las cargas transmitidas por el abutment sin movilidad ni dolor. Así, antes de colocar un pilar definitivo, se espera a la consolidación ósea alrededor del implante (usualmente 2-4 meses o más, según el caso). Un implante bien integrado ofrece una base estable a largo plazo; de hecho, la ausencia del ligamento periodontal en los implantes significa que el hueso soporta directamente la carga, por lo que la integración debe ser completa para evitar micromovimientos deletéreos. Este contacto directo hueso-implante es lo que diferencia el soporte implantar del dentario, y hace posible que un implante con pilar funcione como un diente artificial fijo en el maxilar o mandíbula.

La biocompatibilidad del material del abutment es otro pilar científico fundamental. El titanio, por ejemplo, al contacto con fluidos biológicos desarrolla instantáneamente una capa de óxido de titanio que lo hace químicamente inerte y no inmunogénico, permitiendo que el organismo lo tolere sin reacción adversa. Esto evita respuestas de rechazo o inflamación crónica en los tejidos periimplantarios. La zirconia también ha demostrado ser altamente biocompatible, con mínima liberación de partículas o iones y excelente comportamiento en contacto con tejido conectivo y epitelio. Un buen abutment debe además resistir la corrosión en el medio oral: la saliva es un fluido potencialmente corrosivo, pero materiales como titanio, aleaciones nobles o cerámicas avanzadas muestran una estabilidad electroquímica que previene la degradación y la liberación de subproductos. Esto es importante no solo para la durabilidad del componente sino para evitar irritación o pigmentación de los tejidos blandos adyacentes.

En la interfase entre el pilar y la cavidad oral, los tejidos blandos periimplantarios juegan un rol crítico. Alrededor del cuello del abutment se establece lo que se denomina sellado biológico o unión mucosa periimplantaria, análogo en cierta forma al periodonto de un diente. Este sellado está compuesto por un epitelio de unión que se adhiere a la superficie del pilar (mediante hemidesmosomas) y por tejido conectivo subyacente que contacta con la superficie del implante/pilar sin insertar fibras colágenas en él (a diferencia del diente natural, donde fibras de colágeno del ligamento periodontal sí se insertan en el cemento radicular). La mucosa periimplantaria que rodea al pilar es más lábil que la encía adherida de un diente: carece de ligamento periodontal y sus fibras colágenas discurren paralelas o circulares alrededor del implante en lugar de insertarse perpendicularmente. Como consecuencia, la adhesión del tejido blando al titanio es más débil y la barrera al paso bacteriano depende en gran medida de la integridad del epitelio de unión y de un adecuado contorno del pilar. Biológicamente, esto implica que la salud de la mucosa periimplantaria puede comprometerse fácilmente si el sellado se viola (por ejemplo, con microfiltraciones en la conexión pilar-implante o manipulaciones repetidas del pilar). Por ello, se enfatiza en clínica el concepto de “un pilar, una colocación”: evitar remover el abutment una vez instalado, para no perturbar la delicada unión de tejidos blandos que se forma alrededor.

La ausencia del ligamento periodontal mencionada no solo afecta al tejido blando sino también a la biomecánica: en un diente natural, el ligamento actúa como amortiguador micrométrico frente a las cargas, permitiendo una ligera movilidad y distribuyendo las fuerzas de modo dinámico al hueso. En un implante osteointegrado con su abutment, esta resiliencia está ausente; el sistema es mucho más rígido. Por tanto, las fuerzas biomecánicas se transmiten directamente al hueso y al propio implante-abutment. Esto tiene varias implicaciones: (1) la oclusión sobre la prótesis implantar debe ser cuidadosamente ajustada para evitar sobrecargas puntuales; (2) el diseño del pilar y la prótesis debe procurar cargas axiales (verticales) más que excéntricas, ya que las fuerzas laterales generan momentos que pueden traducirse en pérdida ósea marginal o aflojamiento de tornillos; (3) los materiales del pilar y tornillo deben soportar tensiones elevadas sin deformarse. Un correcto pilar protésico ayuda a distribuir las cargas de manera uniforme hacia el implante y el hueso circundante. Por ejemplo, elegir un abutment angulado apropiadamente puede alinear la corona de forma que la dirección de la fuerza sea más axial respecto al implante, reduciendo el componente lateral dañino. Igualmente, la altura y forma del pilar influyen en la palanca o momento que la prótesis puede ejercer: pilares demasiado altos podrían aumentar el brazo de palanca de las fuerzas oclusales. El clínico debe respetar principios de mecánica al planificar la restauración implantosoportada, asegurando que el complejo implante-pilar resista las cargas funcionales sin desplazamiento ni fractura.

Otro aspecto científico relevante es el microgap o microespacio existente en la unión implante-abutment. Por muy precisos que sean los componentes, suele haber un micrometer gap donde las superficies metálicas contactan. Este espacio puede permitir la infiltración de bacterias y fluidos, sirviendo como nicho de biofilm. La colonización bacteriana del microgap y de la superficie del pilar subgingival se ha asociado a inflamación crónica y reabsorción de hueso crestal alrededor del cuello del implante. Para minimizar este efecto, los diseños modernos buscan conexiones con sellados más herméticos, como los conos morse auto-bloqueantes que prácticamente eliminan el microgap bajo carga funcional. También se introdujo el concepto de “platform switching” o plataforma reducida: usar un pilar de diámetro más estrecho que el diámetro del implante, de modo que el microgap quede desplazado hacia el centro del implante y alejado del hueso circundante. Este diseño ha demostrado tendencia a preservar mejor el hueso crestal y la papila interdentaria, probablemente al concentrar la actividad inflamatoria más lejos del margen óseo. Así, un adecuado abutment no solo es un soporte mecánico sino también un componente cuyos detalles de ajuste influyen en la respuesta biológica periimplantaria a largo plazo.

En síntesis, los principios biológicos que rigen el éxito de los pilares protésicos incluyen: la integración ósea sólida del implante base, la biocompatibilidad y estabilidad química de los materiales del pilar, la formación de un sellado de tejidos blandos predecible alrededor del cuello del abutment, y la consideración de la biomecánica particular del conjunto implante-pilar (rigurosidad y transmisión de fuerzas). Cuando estos fundamentos científicos se respetan en la planificación y ejecución, la rehabilitación con implantes y pilares puede lograr resultados equivalentes, e incluso superiores, a los de prótesis convencionales sobre dientes en cuanto a longevidad y predictibilidad. Por el contrario, ignorar alguno de estos aspectos (por ejemplo, usar un material inadecuado que irrita la encía, o cargar prematuramente un implante sin suficiente integración) puede desembocar en complicaciones como periimplantitis, fracturas de componentes o fracaso de la restauración.

Procedimientos clínicos asociados al uso del abutment

La utilización de un abutment en terapia implantológica requiere una secuencia clínica meticulosa que abarca desde la planificación inicial hasta la instalación de la prótesis final. En la fase de diagnóstico y planifiación, el profesional evalúa las condiciones del paciente (salud oral y sistémica, cantidad y calidad de hueso disponible, estética de la sonrisa, etc.) y define el plan de tratamiento. Si se prevé la colocación de implantes, se determina la posición óptima de cada implante pensando en la prótesis definitiva: la elección del pilar protésico está estrechamente ligada a esta planificación inversa. Por ejemplo, en un espacio edéntulo limitado, podría preferirse un implante ligeramente angulado y luego un pilar angulado para emerger en una posición protésicamente favorable. La planificación suele apoyarse en radiografías (panorámica, periapicales) y con frecuencia en imágenes 3D (TCB – cone beam), junto con encerados diagnósticos o planificaciones digitales, para anticipar cómo encajará el pilar y la corona en la arcada. En esta etapa se decide también si se realizará una carga inmediata (colocación de un provisional sobre un pilar inmediatamente tras la cirugía) o carga diferida (esperar la oseointegración antes de cualquier carga protésica).

La fase quirúrgica consiste en la colocación del implante en el hueso maxilar o mandibular. Tras la inserción del implante, existen dos abordajes principales respecto al manejo del pilar protésico en el corto plazo. En un enfoque tradicional de dos tiempos quirúrgicos, el implante se sumerge completamente bajo la encía mediante un tornillo de cobertura y la encía se sutura cerrada; pasados unos meses de cicatrización ósea, se realiza una pequeña incisión para destapar el implante y se coloca entonces un pilar de cicatrización transgingival. Alternativamente, en un enfoque de un tiempo quirúrgico, el cirujano instala inmediatamente un pilar transmucoso (ya sea un pilar de cicatrización o incluso un pilar protésico provisional) en el mismo acto de la colocación del implante, de forma que éste queda desde el inicio comunicando el implante con el medio oral. Este método evita una segunda cirugía de destape y preserva mejor la papila e integridad de la mucosa, pero requiere condiciones óptimas de estabilidad primaria del implante y un cuidadoso manejo para no cargarlo prematuramente con fuerzas excesivas.

Una vez colocado el implante y transcurrido el periodo de osteointegración, se inicia la fase protésica. Si se había colocado un pilar de cicatrización, éste se retira para proceder a tomar la impresión (o escaneado digital) del implante. La toma de impresión puede realizarse a nivel de implante o a nivel de pilar, dependiendo de la técnica elegida. En muchos casos, se usan copings o transferentes de impresión que se atornillan al implante y replican su posición en un molde de impresión de silicona o poliéter; luego, en el laboratorio, se coloca un análogo del implante en dicho transferente para obtener un modelo de trabajo con la posición exacta del implante en boca. Alternativamente, si ya se ha instalado un abutment específico en boca (por ejemplo, un pilar definitivo al que no se desea remover, siguiendo el protocolo de no desconexión), la impresión puede tomar la forma convencional como sobre un muñón dentario, registrando la forma del pilar en cuestión. En la actualidad, cada vez es más común emplear escaneado intraoral digital: se atornilla un poste o cuerpo de escaneado sobre el implante (o abutment) y una cámara intraoral registra tridimensionalmente la posición y orientación. Este flujo digital elimina pasos de impresión tradicional y puede aumentar la precisión y comodidad, enviando los datos directamente al laboratorio o software de diseño.

Con el registro tomado, el laboratorio dental procede a la confección de la prótesis. Aquí entra la decisión de seleccionar o fabricar el pilar definitivo óptimo. En casos simples, el odontólogo puede haber indicado un pilar prefabricado de ciertas dimensiones, sobre el cual el técnico labra ajustes menores y fabrica la corona. En casos más complejos o estéticos, el técnico diseñará un pilar personalizado. Usando herramientas CAD/CAM, se puede diseñar virtualmente un pilar ideal (respetando la conexión del sistema de implante utilizado) y fresarlo en titanio o zirconia monolítica. Otra opción es fabricar un pilar colado: mediante la técnica tradicional, se coloca un patrón calcinable en un análogo de implante en el modelo, se modela en cera la forma deseada del pilar y luego se vacía en metal en un horno de colado. Cada vez menos frecuente por la llegada del fresado, esta técnica aún es útil en ausencias de equipamiento digital.

Antes de finalizar la restauración, puede ser necesario realizar una prueba del pilar en boca. El odontólogo coloca el abutment diseñado sobre el implante y verifica clínicamente su ajuste, el perfil de emergencia y el soporte de los tejidos. Radiográficamente, se suele comprobar que no queden espacios entre el pilar y el implante (para descartar desadaptación o presencia de tejido interpuesto). Si todo es correcto, se atornilla definitivamente el pilar al torque recomendado por el fabricante mediante un torquímetro dental. Este apriete controlado del tornillo es crucial para la estabilidad a largo plazo: establece la pre-carga adecuada que evita aflojamiento durante la función. Logrado esto, se procede a colocar la prótesis definitiva. En casos de corona cementada, se cementa la corona sobre el pilar con un agente cementante dental (resinoso, ionómero de vidrio modificado u otro, según el caso); es vital retirar todo excedente de cemento de la zona subgingival para prevenir irritación o periimplantitis. En casos de restauración atornillada, la corona o estructura protésica posee un orificio de acceso a través del cual un tornillo protésico la fija al implante (ya sea directamente al implante o pasando por un pilar base). Cuando es a través de un pilar transepitelial, la conexión pilar-implante permanece intacta y el tornillo une la prótesis al pilar. Finalmente, se ocluye el acceso del tornillo con un material obturador (algodón + resina compuesta generalmente), dejando una superficie oclusal estética.

En situaciones de rehabilitación completa con varios implantes, los procedimientos clínicos pueden implicar pasos adicionales: por ejemplo, instalación de pilares multiunidad en todos los implantes para nivelar la plataforma protésica, toma de una impresión simultánea de todos los implantes con técnica de cubeta abierta (donde los transfers quedan retenidos en la impresión), y confección de una estructura metálica o de resina reforzada que una a todos los pilares. Tras la prueba y ajuste de dicha estructura, se agregan los dientes protésicos. Este tipo de tratamiento requiere un minucioso equilibrado de oclusión y a veces un periodo de uso de prótesis provisionales antes de la definitiva para acondicionar los tejidos y al paciente.

Por último, una vez instalada la prótesis sobre su abutment, el mantenimiento es parte integral del procedimiento global. El paciente debe ser instruido

Avances e innovaciones actuales en el diseño de abutments

En años recientes, la evolución de los abutments ha estado marcada por la incorporación de nuevas tecnologías digitales y materiales de última generación. La fabricación CAD/CAM (diseño y manufactura asistidos por computadora) ha permitido crear pilares personalizados con altísima precisión a partir de escaneos intraorales. Mediante el escaneo digital de la posición del implante (usando scanbodies) y un software de CAD, es posible diseñar un pilar ideal adaptado a la anatomía del paciente, y fresarlo en titanio o zirconia de forma automatizada. Este proceso produce pilares con un ajuste excelente y un perfil de emergencia anatómicamente optimizado, mejorando tanto la estética gingival como la distribución de fuerzas. La American Dental Association (ADA) ha emitido lineamientos técnicos que enfatizan la importancia de que los pilares CAD/CAM presenten un perfil subgingival y contornos de emergencia adecuados para no dañar los tejidos ni comprometer la estética. Gracias a estas tecnologías, hoy es común que laboratorios y centros de fresado entreguen pilares individualizados para cada implante, en lugar de depender únicamente de componentes prefabricados estándar.

La impresión 3D es otra innovación que está emergiendo en el campo protésico. Si bien la impresión directa de pilares metálicos aún se encuentra en desarrollo, ya se emplea la impresión 3D de resinas calcinables para fabricar patrones precisos de pilares que luego se colarán en metal, y comienzan a aparecer sistemas de sinterizado láser de titanio que podrían en un futuro producir abutments personalizados de forma aditiva. Esta vía ofrecería más libertad de geometría que el fresado sustractivo, posibilitando diseños de pilares con retenciones o conformaciones internas complejas imposibles de obtener por métodos convencionales. En paralelo, la impresión 3D de materiales biocompatibles temporales ha facilitado la confección rápida de pilares provisionales y estructuras de prueba, agilizando los tiempos de tratamiento y permitiendo pruebas clínicas previas a la fabricación del componente definitivo.

En cuanto a materiales emergentes, se exploran alternativas al titanio y la zirconia tradicionales. Un ejemplo es el PEEK (polímero poliéter-éter-cetona) y otros polímeros reforzados con fibra de carbono o vidrio, que se han propuesto para pilares provisionales e incluso definitivos en ciertos casos. Estos materiales son radiolúcidos y ligeros, con módulos de elasticidad más cercanos al hueso, lo que teóricamente podría amortiguar mejor las cargas. Sin embargo, aún se investiga su comportamiento a largo plazo y su resistencia al desgaste y fractura bajo carga funcional. Otra innovación son los pilares híbridos: combinaciones de materiales que buscan juntar ventajas de ambos, como pilares de zirconia atornillados sobre bases de titanio (también llamados “ti-bases”). En ellos, una base de titanio prefabricada asegura la precisión en la conexión implante-pilar, mientras que la parte emergente de zirconia se fresa personalizada y se adhiere a la base, ofreciendo mejor estética en la zona transmucosa. Esta solución híbrida es muy utilizada con tecnología CAD/CAM, especialmente para lograr restauraciones totalmente cerámicas sobre implantes sin renunciar a la fortaleza de la interfase metálica.

El diseño macro y micro de la superficie de los abutments también ha sido objeto de innovación. Se han introducido superficies modificadas en la porción transmucosa del pilar con el fin de promover una mejor adherencia del tejido blando y reducir la acumulación bacteriana. Por ejemplo, algunos pilares de titanio presentan tratamienos de superficie como nanopatrones, microrugosidades controladas o recubrimientos (ej. nitruro de titanio de color dorado) que no solo mejoran la estética subgingival sino que crean una superficie más amigable para la unión epitelial y más resistente a la colonización bacteriana. Investigaciones en materiales bioactivos contemplan recubrir los cuellos de los pilares con moléculas que favorezcan la adhesión de fibroblastos gingivales o con agentes antimicrobianos de liberación lenta para prevenir mucositis periimplantaria. Asimismo, la tendencia al “platform switching”, inicialmente una observación clínica, se ha convertido en un estándar de muchos sistemas de implantes actuales para preservar el hueso crestal; esto implica que muchos diseños contemporáneos de pilares ya vienen con diámetros reducidos respecto a la plataforma del implante para implementar ese concepto desde el inicio.

Otra área de avance es la personalización inmediata y las cargas tempranas. Con ayuda de software de planificación quirúrgica virtual, hoy es posible planificar no solo la colocación del implante sino diseñar de antemano un pilar y una corona provisionales para instalar el mismo día de la cirugía (carga inmediata). Estos pilares provisionales, impresos o fresados anticipadamente, se colocan tras la cirugía y mantienen la forma de los tejidos mientras el implante se integra, permitiendo acortar significativamente el tiempo total de rehabilitación. Incluso existen sistemas de pilares provisionales codificados por colores o con formas específicas que, al ser escaneados, permiten al laboratorio identificar el tipo de pilar necesario sin necesidad de una segunda impresión, simplificando el flujo de trabajo digital.

En resumen, las innovaciones en el campo de los abutments están dirigidas a lograr rehabilitaciones más personalizadas, predecibles y biocompatibles. La digitalización (CAD/CAM e impresión 3D) ha dado al clínico y al técnico herramientas para confeccionar pilares a la medida de cada paciente con una precisión antes inalcanzable, mejorando la adaptación y reduciendo complicaciones. Los nuevos materiales y recubrimientos buscan integrar aún más el pilar protésico con el organismo, promoviendo una interfase implante-pilar-tejidos estable y saludable en el largo plazo. A medida que avanza la investigación (publicada en fuentes científicas como PubMed y avalada por organismos internacionales como la FDI y la ADA), es previsible que surjan pilares protésicos cada vez más sofisticados: desde abutments bioactivos que aceleren la cicatrización de tejidos hasta diseños optimizados mediante inteligencia artificial para cada situación clínica. Estos progresos consolidan el papel del abutment como un componente vital y en constante mejora dentro de la odontología restauradora contemporánea, aunando la ciencia de los materiales, la biología de la cicatrización y la tecnología digital para brindar a los pacientes restauraciones implantosoportadas exitosas y duraderas.

Dr Ismael Cerezo Director Médico Grupo Cleardent
Director Médico
El Dr. Cerezo, director médico de Clínicas Cleardent, es reconocido por su compromiso con la excelencia en implantología y cirugía oral. Con una destacada experiencia internacional en técnicas avanzadas, lidera un equipo que ofrece tratamientos de vanguardia, priorizando la salud y satisfacción del paciente. Su formación en cirugía guiada, carga inmediata y regeneración ósea le permite ofrecer soluciones integrales y de alta calidad, posicionando a Cleardent como referente en el sector odontológico.

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Abutment

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