Alisado radicular

El alisado radicular es un procedimiento terapéutico de la periodoncia que consiste en la eliminación minuciosa de las irregularidades, depósitos calcificados y contaminantes en la superficie de la raíz de los dientes afectados por enfermedad periodontal, dejándola lisa y libre de placa bacteriana y cálculo dental. Es un tratamiento no quirúrgico fundamental en el manejo de la periodontitis, enfocado en limpiar debajo de la encía (zona subgingival) para favorecer la cicatrización y readhesión de los tejidos de soporte del diente. En odontología moderna se considera parte esencial de la fase inicial de terapia periodontal (también llamada terapia causal o fase higiénica), ya que aborda directamente la causa infecciosa-inflamatoria de la enfermedad periodontal.

En el contexto clínico actual, el alisado radicular ha cobrado gran importancia debido a su efectividad para detener la progresión de la periodontitis y prevenir la pérdida de dientes. A lo largo de las últimas décadas, múltiples estudios periodontales han validado que una descontaminación mecánica adecuada de las raíces dentales reduce significativamente la inflamación de las encías y las profundidades de las bolsas periodontales. Este procedimiento, generalmente realizado junto con el raspado dental (eliminación de depósitos supragingivales y subgingivales gruesos), constituye la piedra angular del control de las infecciones periodontales crónicas. Su importancia en la odontología moderna radica en que restablece la salud de los tejidos gingivales de manera conservadora, evitando o posponiendo la necesidad de cirugías más invasivas y contribuyendo a la estabilidad a largo plazo de la dentición del paciente.

Componentes y características principales

El alisado radicular se lleva a cabo usualmente tras un raspado exhaustivo de las superficies dentales. En conjunto, el raspado y alisado radicular implican dos etapas complementarias: primero se remueven las acumulaciones de placa bacteriana calcificada (sarro o cálculo) adheridas al diente, y luego se alisa la superficie radicular subyacente. Para lograrlo, el odontólogo emplea instrumentos especializados llamados curetas periodontales y escaladores, además de dispositivos ultrasónicos. Las curetas Gracey y universales son herramientas manuales de acero quirúrgico diseñadas específicamente para adaptarse a las curvaturas radiculares y eliminar depósitos subgingivales; con ellas se efectúa tanto el raspado como el curetaje de la superficie radicular. Los equipos ultrasónicos, por su parte, vibran a alta frecuencia y expulsan agua, facilitando la eliminación del cálculo dental adherido y reduciendo la carga bacteriana. Tras la remoción mecánica, la raíz se pule y alisa con pasadas firmes de la cureta, eliminando irregularidades microscópicas donde podrían recolonizar las bacterias. El resultado es una raíz limpia, suave al tacto, que dificulta la reimplantación del biofilm bacteriano patógeno.

Una característica técnica importante del alisado radicular es la preservación del cemento radicular sano. Históricamente, se creía que era necesario raspar agresivamente hasta eliminar el cemento dental contaminado por endotoxinas bacterianas; sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que las toxinas bacterianas no penetran profundamente el cemento, por lo que hoy se busca un enfoque conservador. El operador equilibra la necesidad de eliminar depósitos y tejido necrótico con la de conservar la estructura dental: se eliminan las zonas de cemento infectado pero evitando un desgaste excesivo de la raíz. Este abordaje, a veces llamado debridamiento periodontal (o desbridamiento periodontal), enfatiza la eliminación completa de la placa y el cálculo subgingival con daño mínimo al diente y los tejidos. Además, el procedimiento puede clasificarse según su extensión y acceso: el alisado radicular cerrado se realiza sin levantar colgajos quirúrgicos, mientras que el alisado radicular abierto se refiere a las técnicas realizadas durante cirugías periodontales (levantando la encía) para acceder a bolsas muy profundas o defectos óseos, permitiendo una visión directa de la raíz a tratar. En la práctica cotidiana, el alisado radicular cerrado es el tratamiento de elección inicial en la mayoría de casos de periodontitis leve a moderada, y si quedan áreas residuales de infección tras la fase inicial, se recurre a procedimientos quirúrgicos complementarios en fases posteriores.

Principios biológicos y científicos fundamentales

El fundamento biológico del alisado radicular radica en el control de la infección bacteriana y la modulación de la respuesta inflamatoria de los tejidos periodontales. En la periodontitis, la acumulación de placa bacteriana debajo de la encía desencadena una reacción inflamatoria crónica en la encía y el ligamento periodontal, llevando a la destrucción progresiva de las fibras de inserción y el hueso alveolar que soportan al diente. Los depósitos de cálculo dental actúan como reservorios de bacterias y sus productos tóxicos (como lipopolisacáridos), perpetuando la inflamación. Al eliminar físicamente estos irritantes mediante el raspado y alisado, se reduce drásticamente la carga bacteriana subgingival. Consecuentemente, disminuye la liberación de mediadores inflamatorios destructivos (citoquinas, prostaglandinas, metaloproteinasas) en el periodonto. Este restablecimiento de un entorno biológico más limpio permite que los mecanismos naturales de reparación del organismo comiencen a actuar.

Tras un alisado radicular efectivo, ocurren cambios significativos a nivel tisular. En primer lugar, se observa la resolución de la inflamación gingival: clínicamente las encías reducen su enrojecimiento y edema, y se restablece su consistencia firme. A nivel microscópico, la eliminación del biofilm patógeno favorece la recolonización de una flora bacteriana más benigna y compatible con la salud periodontal. El epitelio de unión (la capa celular que conecta la encía al diente en el fondo de la bolsa periodontal) puede reestablecerse en parte a lo largo de la superficie radicular limpia, formando lo que se conoce como una inserción epitelial larga. Si bien este nuevo anclaje epitelial no equivale a la readhesión original del tejido conectivo perdido ni a la regeneración completa del hueso destruido, sí logra sellar el espacio periodontal, protegiendo la zona de la invasión bacteriana progresiva. En algunos casos, particularmente cuando el daño no es muy avanzado y se mantiene una buena higiene oral posterior, puede incluso producirse cierta regeneración de fibras colágenas del ligamento periodontal insertándose en zonas de la raíz previamente infectadas, acompañado de depósito de nuevo cemento. Sin embargo, la regeneración periodontal verdadera (con nuevo ligamento y hueso) es limitada con las técnicas no quirúrgicas convencionales y típicamente requiere intervenciones regenerativas adicionales.

Desde una perspectiva fisiológica, el alisado radicular también impacta la microcirculación y el sistema inmunitario local. La remoción del irritante bacteriano reduce la permeabilidad vascular y, por tanto, el exudado inflamatorio en la encía, lo que clínicamente se traduce en menor sangrado al sondaje. Al disminuir la agresión bacteriana, disminuye también la activación constante del sistema inmunitario innato en el periodonto; células como neutrófilos y macrófagos retoman un estado de vigilancia basal en lugar de un estado altamente activado. Esto es relevante porque, en la periodontitis, parte del daño tisular es causado por la propia respuesta inmune del huésped ante la placa bacteriana. Estudios microbiológicos han mostrado que post-alisado se observa una reducción sustancial de bacterias anaerobias gramnegativas, que son las principales periodontopatógenas, y un incremento relativo de especies benévolas o compatibles con la salud. Este reequilibrio microbiológico es esencial para mantener la estabilidad lograda tras el tratamiento. No obstante, los principios biológicos también dictan que sin un control adecuado de placa a largo plazo (es decir, sin un mantenimiento periodontal regular y buena higiene por parte del paciente), la biopelícula bacteriana patógena puede reformarse y reiniciar el proceso inflamatorio destructivo. Por ello, el alisado radicular suele complementarse con programas de mantenimiento periodontal estrictos para consolidar sus beneficios.

Procedimientos clínicos asociados

Antes de realizar un alisado radicular, es indispensable un correcto diagnóstico y planificación. El clínico comienza con un examen periodontal completo, que incluye la medición de profundidades de sondaje en múltiples puntos alrededor de cada diente para identificar la presencia de bolsas periodontales patológicas. Un sondaje que revela bolsas de ≥4-5 milímetros junto con signos de inflamación (sangrado o supuración) suele indicar la necesidad de terapia periodontal no quirúrgica. También se evalúa la presencia de placa y cálculo dental, recesiones gingivales, movilidad dentaria y se toman radiografías para observar la pérdida ósea alveolar característica de la periodontitis. Con estos hallazgos, el odontólogo elabora un plan de tratamiento periodontal personalizado. En casos iniciales o gingivitis, un raspado supragingival puede ser suficiente, pero ante la confirmación de periodontitis se indica el raspado y alisado radicular en las áreas afectadas.

El procedimiento de alisado radicular en sí se realiza típicamente bajo anestesia local para asegurar el confort del paciente, ya que implica trabajar por debajo de la encía donde el tejido inflamado puede ser sensible. En la práctica clínica, a menudo se divide el tratamiento por cuadrantes o hemiarcadas (por ejemplo, tratar en una cita todo el cuadrante superior derecho, en otra el superior izquierdo, etc.) para manejar de forma eficiente el tiempo clínico y la recuperación del paciente. El odontólogo o periodoncista inicia generalmente con instrumentos ultrasónicos sobre la superficie del diente y dentro de la bolsa periodontal, rompiendo y desalojando los fragmentos grandes de sarro adherido. Luego, con las curetas manuales, palpa metódicamente cada porción de la raíz, raspando las áreas rugosas donde aún queden depósitos o placa resistente, y finalmente alisando la superficie con movimientos largos y controlados. Durante este proceso puede haber un raspado incidental del revestimiento interno de la bolsa (curetaje gingival), removiendo tejido de granulación infectado; aunque el curetaje intencional de tejidos blandos ya no se realiza rutinariamente por falta de beneficios añadidos, la simple instrumentación logra eliminar gran parte del epitelio enfermo del surco. Tras completar un área, es común lavar la bolsa periodontal con soluciones antisépticas (como clorhexidina) o suero fisiológico para eliminar restos y reducir la carga microbiana. Algunos clínicos también aplican agentes farmacológicos locales, por ejemplo, antibióticos en gel o microesferas, dentro de las bolsas profundas post-raspado para potenciar la eliminación bacteriana.

Una vez finalizada la fase activa de raspado y alisado en toda la boca (que puede requerir varias sesiones), se indican cuidados postoperatorios básicos. Es normal que en los días siguientes las encías estén algo sensibles o incluso ligeramente retraídas debido a la reducción del edema inflamatorio; se recomiendan analgésicos suaves si hay molestias y enjuagues con colutorios antisépticos para ayudar en la cicatrización. Un aspecto crítico asociado es la instrucción de higiene oral: el éxito del procedimiento depende en gran medida de que el paciente mantenga una meticulosa rutina de cepillado dental suave, uso de seda dental o cepillos interproximales y adyuvantes como enjuagues, para evitar la re-colonización bacteriana mientras el periodonto sana. Aproximadamente de 4 a 6 semanas después del alisado radicular, se realiza una cita de reevaluación periodontal. En esta visita, el profesional vuelve a medir las profundidades de las bolsas, verifica la inflamación residual y compara con el estado inicial. Si la terapia fue exitosa, típicamente se observa una reducción significativa de las bolsas (por contracción del tejido gingival inflamado y mejora de la adhesión), disminución o ausencia de sangrado al sondaje y mejor tono de los tejidos. Si persisten bolsas profundas (>5 mm) en ciertos sitios a pesar de la higiene adecuada, se considerará terapias adicionales, que pueden incluir retoques de alisado radicular en áreas específicas o cirugías periodontales de acceso (colgajos) para eliminar depósitos remanentes y posiblemente realizar procedimientos regenerativos. Finalmente, todos los pacientes tratados requieren entrar en un programa de mantenimiento periodontal con limpiezas periódicas (cada 3-6 meses, según el caso) para sostener los resultados a largo plazo; durante estas visitas de mantenimiento, se refuerza la higiene y se elimina cualquier acumulación incipiente antes de que provoque recurrencia de la enfermedad.

Avances e innovaciones actuales

En años recientes, el campo de la periodoncia ha incorporado diversas innovaciones tecnológicas y estrategias complementarias para optimizar los resultados del alisado radicular y la salud periodontal en general. Una de las áreas de desarrollo más destacadas es el uso de terapia láser en periodoncia. Los láseres dentales (como el láser de Nd:YAG, Er:YAG o diodo) se han investigado como adyuvantes o alternativas a la instrumentación tradicional. Por ejemplo, en algunos protocolos especializados el láser se emplea después del raspado para eliminar el epitelio de la bolsa periodontal y esterilizar la zona, promoviendo una mejor regeneración tisular. Estudios clínicos reportan que la aplicación de láser puede reducir adicionalmente las bacterias patógenas y estimular una respuesta de cicatrización más favorable en ciertos casos, aunque la evidencia sigue evaluándose y su uso no sustituye la eliminación mecánica fundamental del cálculo. Otra innovación es la terapia fotodinámica antimicrobiana, que combina un agente fotosensibilizante aplicado en la bolsa periodontal con luz láser de baja intensidad para destruir selectivamente bacterias periodontales. Ensayos recientes en PubMed indican que esta terapia fotodinámica, usada junto con el alisado radicular convencional, podría mejorar la reducción de profundidad de bolsas en comparación con el tratamiento mecánico solo, aunque se requieren más investigaciones para estandarizar su aplicación.

La liberación local de fármacos antimicrobianos es otro avance incorporado al tratamiento periodontal. Existen sistemas de liberación sostenida, como microesferas de minociclina o geles de doxiciclina, que se pueden colocar dentro de las bolsas periodontales tras el alisado radicular para asegurar una alta concentración de antibiótico en el sitio de la infección por un período prolongado. Estos tratamientos coadyuvantes han demostrado ser útiles, en especial en sitios rebeldes o en pacientes con determinadas condiciones sistémicas, aportando mejoras adicionales en la reducción de indicadores de inflamación periodontal. De manera semejante, en pacientes con periodontitis agresivas o generalizadas, el uso adjunto de antibióticos sistémicos administrados tras el raspado y alisado (por ejemplo, combinaciones como amoxicilina con metronidazol) puede mejorar los resultados clínicos, siempre que se indiquen con criterios precisos y considerando el riesgo de resistencias bacterianas. Las guías clínicas modernas, incluyendo las publicadas por asociaciones odontológicas como la Asociación Dental Americana (ADA) y la Federación Europea de Periodoncia, enfatizan que cualquier terapia adyuvante debe fundamentarse en evidencia científica y personalizarse al paciente, manteniendo al alisado radicular mecánico como el pilar base.

En cuanto a instrumentación, se han perfeccionado dispositivos de visión subgingival y de acceso mínimamente invasivo. Un ejemplo es el uso de endoscopios periodontales (cámaras diminutas que se introducen en la bolsa periodontal) que permiten al clínico visualizar directamente el cálculo residual en la raíz durante el debridamiento. Esta técnica, conocida como perioscopía, aunque requiere tecnología avanzada, ha mostrado aumentar la eficacia de la limpieza en bolsas muy profundas sin necesidad de recurrir a cirugía abierta, mejorando potencialmente la preservación de tejidos. Asimismo, los aparatos de ultrasonido de nueva generación incluyen insertos con puntas más finas y recubrimientos especiales (por ejemplo, puntas de diamante) que facilitan un alisado más suave y efectivo incluso en anatomías radiculares complejas o furcas. Otra tendencia reciente es la air-polishing subgingival (pulido por aire con partículas) utilizando polvos finos de glicina o eritritol: estos dispositivos expulsan un chorro controlado de micropartículas y aire a presión que limpia la superficie radicular de forma menos abrasiva, y han sido incorporados especialmente en la fase de mantenimiento periodontal para remover biopelículas subgingivales tempranas de manera cómoda y rápida.

Desde la perspectiva de la investigación científica, los vínculos entre la salud periodontal y la salud sistémica han potenciado el interés por optimizar el tratamiento periodontal básico. Por ejemplo, investigaciones interdisciplinarias han evidenciado que un tratamiento periodontal exitoso (basado en raspado y alisado radicular) puede contribuir a mejorar el control glucémico en pacientes con diabetes tipo 2 y a reducir marcadores inflamatorios sistémicos asociados a riesgo cardiovascular. Estos hallazgos refuerzan la relevancia de implementar las mejores prácticas en el tratamiento de la periodontitis, pues sus beneficios trascienden la cavidad oral. Innovaciones futuras podrían incluir el uso de biomarcadores genéticos o microbiológicos para personalizar la necesidad e intensidad del alisado radicular en cada individuo, así como la aplicación de moduladores de la respuesta del huésped (por ejemplo, inhibidores de colagenasa) como complemento para mejorar la regeneración periodontal tras la fase mecánica.

En resumen, el alisado radicular permanece como un procedimiento central en periodoncia, sustentado por principios biológicos sólidos y décadas de evidencia clínica. Las mejoras tecnológicas y metodológicas en curso no reemplazan su rol fundamental, sino que buscan potenciar sus efectos y ampliar sus indicaciones dentro de una odontología mínimamente invasiva y basada en evidencia. Al integrar estos avances —desde láseres y terapia fotodinámica hasta agentes farmacológicos locales y nuevas herramientas de visualización— el objetivo sigue siendo el mismo: controlar la infección periodontal de forma eficaz, promover la reparación de los tejidos de soporte y conservar la dentición natural del paciente con salud y función plenas a largo plazo.

Dr Ismael Cerezo Director Médico Grupo Cleardent
Director Médico
El Dr. Cerezo, director médico de Clínicas Cleardent, es reconocido por su compromiso con la excelencia en implantología y cirugía oral. Con una destacada experiencia internacional en técnicas avanzadas, lidera un equipo que ofrece tratamientos de vanguardia, priorizando la salud y satisfacción del paciente. Su formación en cirugía guiada, carga inmediata y regeneración ósea le permite ofrecer soluciones integrales y de alta calidad, posicionando a Cleardent como referente en el sector odontológico.

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