
El cemento radicular es el tejido conectivo mineralizado que recubre la dentina radicular, desde la unión amelocementaria hasta el ápice, caracterizado por un contenido mineral inferior al del esmalte pero similar a la dentina, cuya función principal es anclar las fibras del ligamento periodontal a la superficie de la raíz dental, proporcionando inserción funcional del diente al hueso alveolar y participando en procesos adaptativos, reparativos y protectores.
Este componente fundamental del periodonto de inserción representa un eslabón crucial en la cadena biomecánica que permite la articulación funcional entre el diente y el hueso maxilar o mandibular. A diferencia del esmalte, el cemento continúa depositándose a lo largo de la vida, participando activamente en la adaptación a fuerzas oclusales, compensación del desgaste oclusal y reparación ante diversos estímulos patológicos.
El cemento radicular presenta una composición similar a otros tejidos mineralizados del organismo, con ciertas peculiaridades que determinan sus propiedades funcionales:
Desde el punto de vista químico, contiene aproximadamente 45-50% de materia inorgánica (principalmente cristales de hidroxiapatita), 30-35% de matriz orgánica (predominantemente colágeno tipo I con pequeñas cantidades de proteoglicanos y glicoproteínas) y 20-25% de agua. Esta composición le confiere una dureza intermedia entre el hueso y la dentina, siendo significativamente menos mineralizado que el esmalte dental.
La matriz orgánica incluye proteínas específicas como la sialoproteína ósea, osteopontina, osteocalcina y factor de crecimiento insulínico (IGF), que participan en la regulación del metabolismo cementario. Particularmente importante es la proteína cementum-attachment protein (CAP), involucrada en el anclaje de las fibras colágenas de Sharpey.
Estructuralmente, el cemento presenta una disposición en capas o laminillas paralelas a la superficie radicular, con líneas incrementales que reflejan su deposición progresiva. A diferencia del hueso, el cemento radicular carece de inervación, vascularización y sistema haversiano, recibiendo nutrición por difusión desde el ligamento periodontal. Esta característica avascular explica su limitada capacidad de remodelación y su mayor resistencia a procesos reabsortivos comparado con el tejido óseo.
En relación con las células, los cementoblastos son responsables de la producción de la matriz cementaria, ubicándose en la superficie del cemento en formación. Algunos cementoblastos quedan incluidos dentro de la matriz mineralizada, transformándose en cementocitos que ocupan cavidades denominadas cementoplastos, conectadas entre sí por prolongaciones citoplasmáticas a través de canalículos. Los cementoclastos, similares a los osteoclastos, participan en procesos de reabsorción fisiológica o patológica del cemento.
En función de su ubicación, presencia de células y cronología de formación, se reconocen distintas variantes de cemento radicular, cada una con características estructurales y funcionales particulares:
Cemento acelular de fibras extrínsecas (CAFE): Ubicado en el tercio cervical y medio radicular, constituye el primer cemento formado durante el desarrollo dental. Su matriz presenta abundantes fibras de Sharpey (fibras extrínsecas del ligamento periodontal) que penetran perpendicularmente a la superficie radicular, proporcionando anclaje sólido para la inserción periodontal. Carece de células incluidas y su espesor oscila entre 30-50 μm. Esta variante es fundamental para la función masticatoria, al soportar las principales fuerzas tensionales transmitidas a través del ligamento periodontal.
Cemento celular de fibras mixtas (CCFM): Localizado principalmente en el tercio apical y zonas de furcación radicular, contiene tanto fibras extrínsecas (Sharpey) como intrínsecas (producidas por cementoblastos). Presenta cementocitos atrapados en lagunas dentro de su matriz y su formación continúa a lo largo de la vida. Con un espesor entre 150-200 μm, responde activamente a estímulos funcionales y participa en procesos adaptativos como el movimiento dental ortodóncico y la compensación del desgaste oclusal.
Cemento acelular afibrilar (CAA): Representa una delgada capa (1-15 μm) predominantemente mineralizada sin fibras colágenas ni células, que puede encontrarse cubriendo pequeñas áreas del esmalte cervical o como parches sobre la superficie radicular. Su función principal parece ser protectora más que de inserción periodontal.
Cemento celular de fibras intrínsecas (CCFI): Formado exclusivamente por fibras producidas por cementoblastos (sin fibras de Sharpey), aparece principalmente como tejido reparativo tras reabsorciones radiculares o traumatismos. Contiene abundantes cementocitos y presenta menor grado de mineralización que otras variantes.
La disposición relativa de estas variantes presenta considerable variabilidad individual y puede modificarse en respuesta a estímulos funcionales, procesos patológicos o intervenciones terapéuticas como el tratamiento ortodóncico o periodontal.
El desarrollo del cemento radicular está íntimamente ligado a la formación radicular, iniciándose aproximadamente cuando la corona ha completado su formación:
La vaina epitelial de Hertwig, extensión apical del órgano del esmalte, induce la diferenciación de odontoblastos radiculares que forman la dentina radicular. Posteriormente, esta vaina se fragmenta, permitiendo que células mesenquimáticas del folículo dental contacten con la superficie dentinaria recién formada. Estas células se diferencian en cementoblastos bajo la influencia de factores de crecimiento y proteínas morfogenéticas específicas.
Los cementoblastos inician la secreción de una matriz orgánica no mineralizada (cementoide) sobre la dentina radicular. Esta matriz experimenta posteriormente un proceso de mineralización por deposición de cristales de hidroxiapatita, similar al observado en otros tejidos mineralizados. La inserción de fibras colágenas del ligamento periodontal en formación dentro de esta matriz establece la unión funcional entre diente y hueso alveolar.
A diferencia de otros tejidos dentales como el esmalte, la formación del cemento continúa durante toda la vida del diente, aunque a ritmos variables según condiciones funcionales y patológicas. Esta deposición continua permite:
Este potencial formativo continuo constituye la base biológica de fenómenos clínicos como la hipercementosis (deposición excesiva de cemento) y fundamenta estrategias terapéuticas regenerativas en periodoncia.
El cemento radicular desempeña roles cruciales en diversas situaciones clínicas, representando una consideración fundamental en múltiples especialidades odontológicas:
En periodoncia, la preservación y regeneración del cemento constituye un objetivo primordial en terapias regenerativas. Los procedimientos de raspado y alisado radicular deben equilibrar la eliminación de toxinas bacterianas con la preservación del cemento viable, particularmente en el tercio cervical donde predominan las fibras de Sharpey fundamentales para la reinserción. Las técnicas de regeneración tisular guiada (RTG) buscan favorecer la neoformación de cemento funcional capaz de proporcionar nueva inserción conectiva, restaurando parcialmente los tejidos periodontales destruidos por la enfermedad.
En endodoncia, el cemento apical desempeña un papel crucial en el sellado biológico del foramen y la reparación post-tratamiento. La determinación precisa de la longitud de trabajo debe considerar la unión cemento-dentinaria (límite CDC) como referencia ideal para la instrumentación y obturación. Los procedimientos de apicectomía implican la resección del ápice radicular y el cemento circundante, requiriendo un sellado apical efectivo para compensar la barrera natural perdida.
En ortodoncia, la respuesta adaptativa del cemento ante fuerzas controladas permite el movimiento dental terapéutico. Este movimiento involucra procesos coordinados de reabsorción y neoformación cementaria en zonas de presión y tensión respectivamente. La aplicación de fuerzas excesivas puede provocar reabsorciones radiculares externas que comprometen la integridad del cemento, particularmente en pacientes con factores predisponentes genéticos o anatómicos.
En implantología, la ausencia de cemento y ligamento periodontal en la interfase implante-hueso (osteointegración) determina diferencias fundamentales en la biomecánica y respuesta tisular comparada con dientes naturales. Esta diferencia explica la ausencia de movilidad fisiológica en implantes y su comportamiento diferencial ante fuerzas oclusales.
En traumatología dental, la integridad del cemento influye decisivamente en el pronóstico de dientes reimplantados tras avulsión. La preservación de cementoblastos viables en la superficie radicular determina la posibilidad de reparación periodontal normal versus el desarrollo de anquilosis y reabsorción por reemplazo. Los protocolos actuales para manejo de dientes avulsionados enfatizan la preservación del cemento, evitando manipulación excesiva de la superficie radicular.
Diversas condiciones patológicas pueden afectar al cemento radicular, manifestándose con hallazgos clínicos y radiográficos específicos:
Hipercementosis: Caracterizada por deposición excesiva de cemento, principalmente en la región apical y menos frecuentemente en toda la superficie radicular. Radiográficamente se observa como ensanchamiento apical o radicular generalizado con mantenimiento del espacio periodontal. Aunque generalmente asintomática, puede complicar procedimientos endodónticos o exodoncias. Se asocia con diversos factores como traumatismos oclusales crónicos, enfermedad periodontal, procesos inflamatorios periapicales, alteraciones sistémicas (enfermedad de Paget, acromegalia) o puede presentarse idiopáticamente.
Reabsorción radicular externa: Implica la pérdida progresiva de cemento y posteriormente dentina por actividad osteoclástica. Según su localización puede clasificarse en:
Cementículos: Masas globulares de cemento, libres o adheridas a la superficie radicular, frecuentemente localizadas en el ligamento periodontal cerca del ápice. Generalmente asintomáticos, representan hallazgos incidentales radiográficos.
Cementoblastoma: Neoplasia odontogénica benigna rara, caracterizada por proliferación de tejido similar al cemento fusionado a la raíz dental. Radiográficamente aparece como masa radiopaca rodeada por halo radiolúcido, fusionada a la raíz y causando frecuentemente reabsorción radicular. Aunque benigno, requiere tratamiento quirúrgico que frecuentemente implica extracción del diente asociado.
Exposición cementaria: La recesión gingival expone cemento que normalmente está cubierto por encía. Este cemento expuesto es más susceptible a desgaste mecánico, caries radicular y sensibilidad dental. Las superficies radiculares expuestas requieren medidas específicas de higiene y consideración en procedimientos restauradores.
La comprensión actual del cemento radicular continúa evolucionando, con importantes implicaciones para el desarrollo de terapias innovadoras:
En regeneración periodontal, el descubrimiento de proteínas derivadas de la matriz del esmalte (Emdogain®) ha revolucionado las aproximaciones terapéuticas. Estas proteínas, principalmente amelogeninas, recapitulan procesos del desarrollo embriológico, estimulando la diferenciación de cementoblastos y la formación de nuevo cemento acelular con inserción funcional de fibras. Su aplicación clínica en defectos infraóseos y lesiones de furcación ha mostrado resultados superiores a técnicas convencionales en términos de ganancia de inserción clínica.
Las terapias celulares basadas en células madre mesenquimales del ligamento periodontal (PDLSC) o células progenitoras del folículo dental muestran potencial para diferenciarse en cementoblastos funcionales. Investigaciones preliminares emplean estas células en combinación con scaffolds biocompatibles y factores de crecimiento para regenerar cemento funcional en modelos experimentales.
Factores de crecimiento específicos como proteínas morfogenéticas óseas (BMP-2, BMP-7), factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF) y factor de crecimiento transformante-β (TGF-β) han demostrado capacidad para estimular la cementogénesis. Sistemas de liberación controlada de estos factores representan un área activa de investigación para optimizar procedimientos regenerativos.
Técnicas de biomodificación radicular mediante agentes como tetraciclinas, ácido cítrico o EDTA buscan descontaminar la superficie radicular y exponer la matriz colágena del cemento, facilitando la adhesión celular y la inserción de nuevas fibras. Investigaciones recientes exploran la aplicación de láser Er:YAG como alternativa para biomodificación con resultados prometedores en términos de selectividad y control del proceso.
La nanotecnología aplicada a recubrimientos bioactivos para superficies radiculares representa una frontera emergente, con desarrollo de nanopartículas de hidroxiapatita funcionalizadas con péptidos bioactivos que promueven la diferenciación cementoblástica y la regeneración tisular.
El continuo avance en estas líneas de investigación promete expandir significativamente las posibilidades terapéuticas, especialmente en el campo de la regeneración periodontal, estableciendo nuevos paradigmas clínicos fundamentados en procesos biológicos naturales.
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