9 abril 2025

Me duele un diente al tocarlo: causas, soluciones y cuándo ir al dentista

¿Te duele un diente al presionarlo o masticar? Descubre las causas (caries, sensibilidad, fisura, infección), qué hacer para aliviarlo y cuándo debes acudir al dentista. Consejos prácticos de un odontólogo.

¡Hola! Soy Samuel Recaman odontólogo y sé por experiencia lo preocupante que puede ser sentir dolor en un diente al tocarlo. Muchos pacientes me dicen con angustia: “Doctor, me duele un diente cuando lo presiono, ¿será algo grave?”. Lo primero que debes saber es que ese dolor no es algo que debas ignorar. Un diente sano normalmente no duele al masticar ni al hacer presión; así que si al tocar una pieza dental sientes dolor o molestia, es la forma que tiene tu cuerpo de avisarte que algo sucede.

En este artículo te voy a explicar cuáles son las posibles causas de ese dolor al contacto, cómo lo diagnosticamos los dentistas, cuáles son los tratamientos más efectivos en cada caso y qué puedes hacer tú tanto para aliviarlo como para prevenir problemas mayores. Hablaremos de todo, desde una simple sensibilidad dental hasta situaciones que requieren atención urgente como un absceso. Además, responderé a las preguntas frecuentes que suelen surgir sobre este tema. Acompáñame, hablemos de ese diente que duele y veamos cómo podemos solucionarlo.

¿Por qué me duele un diente al tocarlo? – Causas comunes

Cuando un paciente llega a consulta diciendo “me duele este diente al tocarlo”, pueden existir varias causas detrás de ese dolor. Algunas son relativamente leves y otras más serias. A continuación, detallo las causas más frecuentes que he encontrado en mi práctica, para que puedas identificar cuál podría ser la tuya:

Caries dental avanzada o “pulpitis inicial”

La caries es una causa muy común de dolor en un diente al presionarlo. Al principio, una caries pequeña quizás no duele; pero si no se trata a tiempo, va avanzando. La caries va destruyendo el esmalte y puede llegar a las capas internas del diente, como la dentina e incluso la pulpa (donde está el nervio). Cuando la lesión está cerca del nervio, es normal sentir dolor al masticar, al morder o incluso al tocar el diente con el dedo o la lengua. Básicamente, cada vez que haces presión, ese nervio irritado te manda un “¡ay!”.

¿Alguna pista de que sea caries? Si el dolor aparece al comer algo dulce o muy frío/caliente y es un dolor punzante breve, suele ser indicio de caries incipiente o diente sensible. En caries más avanzadas, el dolor al morder puede ser más intenso. También puedes notar a simple vista un orificio u oscurecimiento en ese diente (aunque no siempre es visible porque puede estar entre dientes o en el lado interno).

¿Qué hacer? Una caries en esa etapa necesita atención profesional cuanto antes. La buena noticia es que, si se detecta a tiempo, normalmente basta con limpiar la caries y hacer un empaste (obturación) para quitar el dolor​. Si la caries ya alcanzó el nervio y la inflamación es irreversible, podría requerir una endodoncia (tratamiento de conducto) para salvar la pieza. Lo importante es que no esperes: una caries no se detiene sola y mientras más progresa, más duele y más complejo (costoso e incómodo) será arreglarlo.

Inflamación del nervio dental (pulpitis)

A veces el dolor al tocar un diente proviene de una pulpitis, que es la inflamación de la pulpa dental (el “nervio” del diente). Puede ser consecuencia de la caries mencionada antes u originarse por un traumatismo (un golpe) o incluso por una filtración debajo de un empaste antiguo. Cuando el nervio está inflamado, suele doler de forma espontánea y constante, no solo al tocarlo. Puedes sentir latidos en el diente o dolor intenso que ni siquiera calmantes logran quitar del todo. Y, por supuesto, cualquier contacto o presión en ese diente agravará el dolor.

La pulpitis es un estado serio porque, si no se trata, suele empeorar progresivamente​. Es decir, una pulpitis reversible (dolor solo con estímulos, que cesa al quitarlos) puede volverse pulpitis irreversible (dolor continuo). En este caso, al dentista le toca actuar: la solución típica es realizar una endodoncia, que consiste en retirar el tejido pulpar enfermo, limpiar los conductos y sellarlos. Con ese tratamiento, se elimina el foco de inflamación/infección dentro del diente y así desaparece el dolor definitivamente.

Una señal de alerta: si el dolor es muy intenso, empeora por las noches o se irradia (por ejemplo, notas que te duele la mandíbula, el oído o la sien del lado del diente afectado), es probable que el problema haya pasado de simple caries a pulpitis o incluso absceso. No lo dejes pasar.

Absceso dental (infección) o flemón

Un absceso dental es una infección acumulada en el interior o alrededor del diente, a menudo consecuencia final de una caries profunda o pulpitis no tratada. Cuando las bacterias infectan la pulpa y el interior del diente, pueden propagarse hacia el hueso y la encía, formando una acumulación de pus. Esto provoca un dolor muy agudo al masticar o tocar el diente, porque la zona está inflamada y con presión interna. De hecho, con un absceso es típico que el diente duela al morder e incluso al rozarlo; muchos pacientes describen un dolor pulsátil constante que empeora al tocar el diente.

Algunos signos claros de absceso son: hinchazón de la encía cerca del diente (incluso con apariencia de granito o flemón), inflamación de la cara o mejilla del lado afectado, enrojecimiento y calor en la zona, mal sabor de boca o salida de pus, e incluso fiebre o malestar general en infecciones avanzadas​. Si notas que el diente está levantado o móvil (como “empujado” hacia fuera) y duele mucho al tocarlo, es muy probable que haya un absceso presionando la raíz desde abajo.

Un absceso dental es una de las causas más graves de dolor dental al tacto y requiere atención urgente. No esperes a que “se reviente solo” o a que pase el dolor, porque la infección puede propagarse. El tratamiento dependerá de la evaluación del dentista, pero normalmente incluye: drenar el absceso (liberar el pus para reducir la presión), limpiar la infección con una endodoncia si el diente se puede salvar, y a veces prescribir antibiótico para eliminar las bacterias residuales. En casos muy avanzados donde el diente está muy destruido, puede ser necesario extraer la pieza, drenar la zona y luego reponer ese diente con un implante o puente una vez curado. La clave es que, si sospechas de un absceso (dolor intenso + hinchazón, etc.), acudas al dentista de inmediato. Es literalmente un “foco de pus” que el cuerpo no puede resolver sin ayuda.

Diente fracturado o fisurado (golpes y grietas)

Otra causa posible es que el diente tenga una fisura o pequeña fractura. A veces un golpe en la boca (practicando deporte, un accidente, o mordiéndote algo duro como un hueso o hueso de aceituna) puede quebrantar la estructura del diente. Otras veces, una fractura puede aparecer por fatiga: dientes con grandes empastes o tratados endodónticamente pueden fisurarse con el tiempo, o un hábito de apretar los dientes puede generar microgrietas.

Cuando un diente está fisurado, suele doler de manera particular: duele al morder algo pero, curiosamente, también puede doler al soltar la mordida. Es lo que llamamos a veces síndrome del diente fisurado. Imagina que la fisura es como una pequeña raja en la corona del diente; al apretar, esa grieta se abre imperceptiblemente y al soltar se cierra, irritando el nervio brevemente. El paciente nota un dolor punzante breve al masticar, especialmente con alimentos duros o al hacer presión en un punto concreto, pero puede que el diente no moleste en reposo. También puede haber sensibilidad al frío o calor en el diente afectado.

Detectar una fisura no siempre es fácil: muchas veces no se ve a simple vista. Podemos hacer pruebas como iluminar el diente, usar lupas o hacer una radiografía (aunque en rayos X solo se ven las fracturas si son grandes o si ya hay daño en la raíz). Si sospechamos, a veces aplicamos un “test de mordida” con un instrumento para ver en qué cuspide duele al masticar. En cualquier caso, si tras un golpe te duele un diente al tocarlo o masticar, o sientes que algo “se partió” dentro, debes consultarlo.

El tratamiento de un diente fracturado depende de la gravedad: si es una fisura pequeña, a veces basta con poner una corona (funda) que mantenga el diente unido y protegido, aliviando el dolor. Si la fractura llega a la pulpa, quizá necesite además una endodoncia. En casos extremos donde el diente se partió en dos, habría que extraerlo. Pero esos son casos límite; muchas fisuras se pueden resolver manteniendo el diente. La clave: actuar antes de que la grieta se haga más grande.

Problemas de encías (gingivitis o periodontitis)

No siempre el culpable es el diente en sí; a veces el entorno del diente (las encías y el hueso) es el problema. Enfermedades de las encías como la gingivitis (encías inflamadas por placa bacteriana) o la periodontitis (infección más profunda que destruye el hueso de soporte) pueden hacer que un diente se vuelva sensible al tacto.

¿Cómo es esto? En una gingivitis, las encías están rojas, inflamadas y sensibles; puede que al tocar el diente sientas dolor porque realmente estás presionando encía inflamada alrededor. Suele haber sangrado al cepillarte o usar hilo dental. La buena noticia es que la gingivitis en sí no suele causar un dolor intenso en el diente, más bien molestia en la encía, y es reversible con una buena limpieza.

En cambio, en una periodontitis, la cosa es más seria: la infección crónica hace que la encía se vaya retrayendo y el hueso que sostiene al diente se pierda​. Esto puede exponer parte de la raíz del diente, que no tiene esmalte y por tanto es más sensible. Además, al perder soporte, el diente puede quedar un poquito flojo o móvil. Un signo típico de periodontitis avanzada es que al morder o tocar el diente, éste duele y puede moverse ligeramente. También podría supurar algo de pus de la encía si hay infección activa en alguna bolsa periodontal. En estos casos, el dolor al tocar puede venir de la inflamación del ligamento periodontal (las fibras que unen diente y hueso) debido a la infección.

Si sospechas problemas de encía (encía roja, retraída, dientes que se ven más largos, movilidad, mal aliento crónico), debes consultar al dentista o periodoncista. El tratamiento pasa por limpiezas dentales profundas (curetajes o raspados y alisados radiculares) para eliminar la placa y el sarro bajo la encía, aplicación de antibióticos locales o sistémicos si es necesario, e instrucciones de higiene rigurosas. En periodontitis muy avanzada, puede requerir cirugías periodontales para regenerar hueso o al menos eliminar bolsas infecciosas. Lo importante: detener la enfermedad para que el diente no se siga aflojando. Muchos pacientes se sorprenden de que “les duele el diente al tocarlo y no era caries sino la encía enferma”; por eso siempre revisamos encías también ante un dolor dental.

Bruxismo y sobrecarga por la mordida

¿Aprietas o rechinas los dientes sin darte cuenta, especialmente al dormir o en momentos de estrés? Este hábito llamado bruxismo es más común de lo que parece, y puede ser la causa de que te duelan uno o varios dientes al tocarlos. Cuando bruxamos, ejercemos una presión excesiva sobre los dientes y el periodonto (los tejidos de soporte). Esta sobrecarga puede provocar microfisuras en el esmalte, desgaste dental y fatiga en el ligamento que sostiene el diente.

Un diente que ha soportado mucha presión puede volverse sensible al morder igual que un músculo resentido duele al presionarlo. Incluso podría inflamarse un poco el ligamento periodontal alrededor, dando esa sensación de que el diente duele o está “alto” al cerrar la boca. A veces el dolor no está en un diente aislado sino en la mandíbula o varios dientes posteriores a la vez, especialmente al despertar, lo cual sugiere bruxismo nocturno.

Asimismo, una mala alineación de la mordida (maloclusión) puede hacer que ciertos dientes choquen antes que otros al masticar, recibiendo más carga. Por ejemplo, si tienes un empaste o corona “alta” en un diente, ese diente recibirá el golpe primero y puede doler al contacto constante.

La solución en caso de bruxismo es proteger los dientes y aliviar la presión. Lo más habitual es indicar una férula de descarga (un protector bucal rígido a medida) para usar por las noches, que evita el desgaste y distribuye las fuerzas. Créeme que muchos pacientes sienten un gran alivio cuando empiezan a usarla, porque sus dientes dejan de resentirse cada mañana. También conviene tratar el estrés o la ansiedad asociados, e incluso ejercicios de fisioterapia mandibular si hay tensión en la articulación temporomandibular. Si el problema es una mordida desajustada o un empaste alto, el dentista puede hacer ajustes en la oclusión (pulir un poquito donde sobra) para equilibrar la fuerza. Tras corregir esto, el diente suele dejar de doler al morder en pocos días, una vez que se desinflama.

Sensibilidad dental (dentina expuesta)

Por último, no olvidemos la posibilidad de que se trate simplemente de hipersensibilidad dental. Si el dolor que sientes al tocar el diente es más bien un calambre breve, agudo pero que desaparece rápido (y especialmente si ocurre con estímulos como frío, calor, ácido o dulce), podríamos estar ante un diente sensible, no necesariamente dañado por caries. La sensibilidad dentinaria ocurre cuando la capa externa protectora (esmalte o encía) se ha desgastado o retraído, dejando al descubierto la dentina, que es la parte interna del diente llena de tubulitos que conectan con el nervio​.

¿Qué puede causar esta situación? Varias cosas: un cepillado muy agresivo o con cepillo duro que lije el esmalte cerca del cuello del diente, o que cause recesión de encías; el consumo frecuente de bebidas ácidas o carbonatadas que erosionan el esmalte; haber sufrido bruxismo por años (también desgasta el esmalte); o simplemente la edad y desgaste normal. Incluso un tratamiento de blanqueamiento dental reciente puede dejar los dientes temporalmente más sensibles al tacto durante unos días.

En estos casos, el dolor al tocar es más una molestia breve que un dolor profundo. Por ejemplo, muerdes un helado o tomas agua fría, o incluso tocas el diente con la uña, y sientes “¡uy!” pero luego se quita. La buena noticia es que, aunque muy molestos, los dientes sensibles no están en peligro inminente ni requieren un tratamiento dental invasivo. La mala noticia es que esa sensibilidad no suele irse por sí sola de un día para otro; hay que ayudar a los dientes a remineralizar y proteger esos túbulos expuestos.

¿Qué hacemos para la sensibilidad dental? Lo primero es recomendar una pasta dental desensibilizante y un colutorio con flúor específicos para dientes sensibles. Estos productos ayudan a “tapar” esos tubulitos en la dentina y suelen mejorar mucho la tolerancia en pocas semanas​. En consulta, podemos aplicar geles de flúor o barnices desensibilizantes más concentrados. También revisamos la técnica de cepillado del paciente para asegurarnos de que no siga agravando el desgaste (cepilla con suavidad, movimientos correctos, cepillo de cerdas suaves). Si la sensibilidad se debe a encías retraídas, en casos severos existe la opción de hacer un injerto de encía para cubrir la raíz expuesta, pero eso suele reservarse para recesiones avanzadas. Por último, si hay fisuras en el esmalte que causan sensibilidad, podemos sellarlas con una resina o composite.

En resumen, un diente sensible puede doler al tocarlo pero no es por caries ni infección, sino por exposición de la dentina. Se alivia con productos adecuados y cuidados de higiene, aunque requiere paciencia y constancia.

Como ves, son muchas las posibles causas de dolor al tocar un diente: desde una caries que alcanzó el nervio, pasando por un diente fisurado, hasta encías enfermas o simplemente un diente muy sensible. ¿Cómo saber exactamente cuál es tu caso? Ahí entra el siguiente punto: el diagnóstico profesional.

¿Cómo diagnosticamos la causa del dolor?

Si vienes a la consulta con dolor en un diente al presionarlo, lo primero que haré será escucharte: que me describas el dolor (¿cuándo empezó, cómo es, qué lo empeora o alivia, has notado algo más?). Esta conversación inicial ya suele darme pistas (por ejemplo, “me duele más con caliente y luego sigue horas” suena a pulpitis; “solo me duele al masticar cosas duras” sugiere fisura, etc.).

Después, pasaré a explorarte clínicamente. Revisaré ese diente y la zona alrededor con el espejo y la sonda: buscaré caries visibles, fracturas, inflamación en la encía, restauraciones defectuosas, etc. Suelo hacer una prueba de percusión suave: básicamente golpear ligeramente el diente con el mango del espejo; si duele al toque en vertical puede indicar un problema en el ligamento o absceso. También puedo aplicar frío en el diente (con un spray refrigerante o una bolita de algodón fría) para ver la respuesta del nervio: un dolor que persiste mucho tras retirar el frío sugiere pulpitis, mientras que si no siente nada puede indicar necrosis (el nervio muerto).

La radiografía dental es nuestra aliada fundamental en estos casos. Con una radiografía periapical de ese diente podré ver si hay caries internas profundas, si hay signos de infección en el ápice (punta de la raíz) – por ejemplo, un oscurecimiento que indica absceso – o si hay pérdida ósea por periodontitis. Las fisuras muy finas no siempre salen en la placa, pero a veces se ven líneas o la fractura si es grande.

Con toda esa información combinada, por lo general podemos identificar la causa. A veces el diagnóstico es inmediato (una caries enorme a la vista); otras requiere juntar piezas del puzzle (dolor a la percusión + radiografía con imagen periapical = absceso, por ejemplo). Llegar al diagnóstico correcto es clave, porque de ello depende dar con el tratamiento adecuado. Si hubiera duda, se pueden hacer pruebas adicionales: por ejemplo, un test de vitalidad pulpar eléctrico para ver si el nervio responde, o incluso retirar un empaste viejo sospechando caries oculta debajo. Pero normalmente, tras la exploración clínica y radiográfica, podremos decirte con bastante certeza “Mira, el dolor viene de X causa” y entonces pasaremos a tratarlo.

Tratamientos y soluciones: ¿cómo se arregla un diente que duele?

El tratamiento dependerá, lógicamente, de la causa del dolor. No existe un único remedio universal para “diente que duele al tocarlo”, sino que debemos solucionar el problema subyacente. A continuación, resumo los tratamientos más habituales según las situaciones que describimos:

  • Empaste (restauración): Si la causa es una caries localizada, realizaremos un empaste. Consiste en eliminar todo el tejido cariado y luego rellenar el hueco con un material como resina compuesta (del color del diente). Esto elimina la caries y suele quitar el dolor porque ya no habrá un agujero exponiendo la dentina. Es un procedimiento rápido (una sola visita normalmente). Si la caries era muy profunda pero el nervio aún no estaba infectado, a veces colocamos una base protectora o un recubrimiento pulpar antes del empaste para ayudar al nervio a recuperarse.
  • Endodoncia (tratamiento de conducto): Cuando el nervio está dañado o infectado (pulpitis irreversible o absceso), la solución para salvar el diente es la endodoncia. Bajo anestesia, abrimos un acceso en el diente, removemos la pulpa enferma, limpiamos y desinfectamos los conductos radiculares con limas especiales, y luego los sellamos con un material. Finalmente, se obtura el diente (a veces hace falta una reconstrucción más grande o una corona si mucho tejido estaba dañado). Tras una endodoncia bien hecha, el diente ya no debería doler porque se ha quitado el nervio que causaba el dolor. Es normal algún dolorcito al masticar los primeros días post-tratamiento por la inflamación residual, pero luego mejora. Una endodoncia te permite conservar tu diente en boca, pero sin dolor ni infección.
  • Tratamiento del absceso: En caso de absceso agudo, además de la endodoncia que mencioné (o extracción, si no queda otra), debemos drenar la infección. A veces durante la endodoncia misma se libera la presión y el pus; otras veces hay que hacer una pequeña incisión en la encía para drenar si el flemón es grande. También suelo recetar antibiótico cuando hay absceso con mucha celulitis o fiebre, para ayudar al cuerpo a eliminar la infección (siempre siguiendo las pautas, típicamente amoxicilina o si eres alérgico, clindamicina). El dolor de un absceso suele mejorar muchísimo apenas se drena y comienza el antibiótico, pero igualmente hay que completar el tratamiento definitivo del diente después.
  • Reparación de fracturas: Si encontramos una fisura o fractura, el tratamiento varía. Para fisuras pequeñas, una opción es aplicar un adhesivo especial o composite sobre la grieta, sellándola, o cubrir el diente con una corona para sujetarlo. Esto previene que la grieta se abra más y elimina la sensibilidad al masticar. Si la fractura comprometió el nervio, combinamos con una endodoncia. En fracturas verticales severas (cuando el diente se parte en dos mitades), lamentablemente la solución suele ser la extracción del fragmento afectado o del diente completo, porque ese tipo de fracturas no son reparables. Pero insisto, no todas las fisuras implican perder el diente; muchas se pueden estabilizar si actuamos pronto.
  • Tratamiento periodontal (encías): Cuando el dolor al tocar proviene de encías enfermas, tenemos que tratar la gingivitis o periodontitis. En gingivitis bastará con una limpieza dental profesional para eliminar sarro y placas acumuladas, y mejorar la técnica de cepillado en casa. Si hay periodontitis, haremos raspados y alisados radiculares (limpieza profunda debajo de las encías, por cuadrantes, bajo anestesia local) para limpiar las bolsas periodontales. Posiblemente usemos tratamientos adjuntos como antisépticos (ej. clorhexidina) o antibióticos específicos si la infección lo amerita. Una vez controlada la enfermedad periodontal, la encía debería desinflamarse y el diente dejará de doler al tocarlo porque ya no estará rodeado de tejido inflamado. Eso sí, si había movilidad por pérdida ósea, el diente puede quedar algo delicado; habrá que mantenerlo con higiene rigurosa y controles periódicos.
  • Tratamiento de la sensibilidad: Para dientes con hipersensibilidad, el tratamiento es conservador y suele ser topesión. Como mencionamos, recetaremos pastas dentífricas especiales con nitrato de potasio o arginina, colutorios con flúor, aplicaremos en clínica barnices de fluoruro concentrado, etc. También podemos hacer “sellados” de las zonas expuestas con resinas fluidas para cubrir la dentina. Otra medida es recomendar cambios en la dieta (reducir ácidos, carbonatados) y técnicas de cepillado más suaves. En pocos casos, si la sensibilidad viene por recesiones de encía muy marcadas en un diente, valoramos cirugía de injerto de encía para cubrir la raíz y eliminar la sensibilidad. La clave es remineralizar y proteger esa dentina expuesta hasta que deje de doler. Esto puede tomar varias semanas, así que paciencia y constancia con los productos desensibilizantes.
  • Férula de descarga y ajuste oclusal: En el caso de dolor por bruxismo o sobrecarga, el tratamiento estrella es la férula nocturna (placa de descarga). Este aparatico de resina transparente a medida se usa al dormir y logra que no desgastes más los dientes y alivies la presión en la mandíbula. Aparte de la férula, podemos realizar un ajuste oclusal limando mínimos puntos altos que detectemos en tu mordida, para que ningún diente reciba exceso de fuerza. Muchas veces, tras unas semanas usando la férula, los pacientes dicen: “ya no me duele al despertar ese diente que antes sentía adolorido”. Adicionalmente, si el bruxismo es severo, podemos considerar tratamientos para el estrés (incluso aplicaciones de toxina botulínica en músculos masticatorios en casos extremos, para reducir la fuerza de mordida). Pero normalmente, férula + control del estrés es suficiente.

Por lo tanto, tratamiento habrá para casi todas las causas, desde el empaste más sencillo hasta la endodoncia más compleja. Lo importante es determinar qué lo está causando para aplicar la solución adecuada. Cada procedimiento que he descrito tiene sus indicaciones precisas, y tu dentista te explicará cuál necesitas y por qué.

¿Cuándo debes acudir al dentista?

Ya habrás deducido que, ante cualquier dolor persistente o intenso, es importante la valoración profesional. Pero voy a concretarlo más, porque muchas personas no saben si deben ir corriendo al dentista o esperar. ¿Cuándo es necesario acudir prontamente?:

  • Si el dolor no cede o dura más de 1-2 días: un dolor dental que persiste más de un par de días, aunque sea intermitente, merece atención. Especialmente si has tomado analgesia y aun así sigue ahí. No esperes “a ver si se va solo” porque usualmente irá a peor (las caries avanzan, las pulpitis se agravan, etc.).
  • Si el dolor va en aumento o es muy agudo: por ejemplo, empezó leve y al día siguiente ya es fuerte, o cada vez que tocas el diente te da un latigazo de dolor más intenso. Eso indica que el problema progresa rápidamente (posible infección propagándose). Mejor no demorar.
  • Presencia de otros síntomas de alarma: hinchazón en la cara o encía, enrojecimiento importante, fiebre, ganglios inflamados en el cuello, dificultad para abrir la boca o tragar, o un dolor tan fuerte que no te deja dormir. Estos son signos de infección seria (como un absceso) u otra complicación. Esos casos son de urgencia dental – no para ir a emergencias hospitalarias generalmente, pero sí para ver al odontólogo lo antes posible incluso aunque tengas que llamar de urgencia fuera de hora.
  • Dificultad para masticar o función alterada: si evitas comer por ese lado totalmente, o notas que no puedes ni morder algo blando sin dolor, tienes que atenderlo. No tiene sentido vivir con medio lado de la boca inutilizado; además, podrías estar dejando de nutrirte bien o provocando sobrecarga en los otros dientes.
  • Dolor tras un tratamiento reciente que no mejora: por ejemplo, si te pusieron un empaste o corona y ese diente lleva días doliendo al morder, vuelve a consulta. Podría ser necesario un ajuste o comprobar que todo esté bien (a veces un empaste queda “alto” y causa dolor, y se soluciona fácilmente rebajándolo un poco). No te quedes con el problema pensando que es “normal” sin preguntar.

En cambio, ¿cuándo puedes esperar o manejarlo en casa inicialmente? Si el dolor es muy leve, esporádico (p. ej., una puntadita solo al comer algo muy frío) y sospechas que puede ser sensibilidad dental, puedes probar unos días con pasta desensibilizante a ver si mejora. Pero si no ves cambios en una semana o dos, o te preocupa, también consulta.

En general, mi consejo es: más vale ir al dentista y que te digamos que no era nada grave, a quedarte en casa y que sí sea algo serio agravándose. Ante la duda, una revisión te dará tranquilidad.

Recuerda que el dolor es un aviso, y especialmente el dolor dental raramente desaparece sin tratamiento porque suele haber una causa real (caries, infección, etc.). Como dentista, he visto cómo un pequeño dolor ignorado termina en un gran problema que podría haberse evitado. Así que no lo dejes pasar.

(En nuestra clínica, siempre intentamos dar cita rápida a quien viene con dolor – entendemos lo mal que se pasa. ¡Tu salud dental es importante y estamos para ayudarte!)

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Consejos para prevenir el dolor dental al tocar un diente

Después de haber superado este episodio (o mejor aún, antes de sufrirlo), es bueno tomar medidas para que tus dientes no vuelvan a doler de esta manera. La prevención es tu mejor aliada para evitar emergencias dentales. Aquí van algunos consejos prácticos:

  • Mantén una excelente higiene oral diaria: Cepíllate los dientes suavemente, al menos dos veces al día, con una pasta dentífrica con flúor. Usa hilo dental o cepillos interdentales a diario para limpiar entre los dientes donde el cepillo no llega (muchas caries y problemas de encías comienzan entre dientes). Una buena higiene previene caries, evita la acumulación de placa que inflama encías y en general mantiene a raya a las bacterias que causan la mayoría de estos dolores.
  • Visita al dentista regularmente: No esperes a tener dolor para ir. Hazte una revisión y limpieza profesional cada 6 meses (o al menos una vez al año). En esas visitas, el dentista puede detectar caries incipientes y tratarlas antes de que alcancen el nervio, o advertir si tienes inicio de gingivitis o algún diente fisurado, etc. Muchas veces, invertiendo en esa consulta preventiva, te ahorras urgencias dolorosas (y más costosas) después.
  • Trata los problemas pequeños antes de que sean grandes: Si te detectan una caries pequeña, arréglala pronto, no esperes a que duela. Si notas una encía que sangra, atiéndela antes de que se vuelva periodontitis. Si se te rompió un trocito de diente, repáralo antes de que la grieta empeore. En odontología, casi siempre “más vale pronto que tarde”.
  • Protege tus dientes de los traumas: Si practicas deportes de contacto (como boxeo, artes marciales, hockey, fútbol, baloncesto, etc.), considera usar un protector bucal deportivo. Un simple golpe puede fracturar un diente sano y causar ese dolor al tocarlo que describimos. Con un protector hecho a medida, reduces muchísimo el riesgo de fracturas dentales. Igualmente, evita usar tus dientes como “herramientas” (abrir botellas, romper paquetes) porque es receta segura para fisurarlos.
  • Cuidado con alimentos muy duros o morder objetos: Ten precaución al masticar huesos, huesillos de aceitunas o frutas, caramelos duros, hielo, etc. Estas cosas suelen ser las culpables de fisuras o fracturas repentinas. Si algo es demasiado duro, mejor no arriesgar ese molar precioso 😉. También evita hábitos como morder bolígrafos, que con el tiempo causan microfracturas.
  • Dieta amigable con tus dientes: Modera la ingesta frecuente de azúcares (golosinas, refrescos) que causan caries, y de alimentos ácidos (refrescos cola, zumos cítricos, vinagres) que erosionan el esmalte. No es que no puedas tomarlos nunca, pero procura que no estén constantemente “bañando” tus dientes. Y si los consumes, enjuágate con agua después o espera 30 minutos y cepíllate con pasta fluorada para neutralizar. Mantener una dieta equilibrada y beber suficiente agua ayuda a la salud bucal general.
  • Si bruxas, ponle freno: Ya lo hablamos, pero lo repito aquí: si sabes o sospechas que aprietas los dientes (porque amaneces con la mandíbula cansada, o te han dicho que rechinas por la noche, o notas desgaste dental), consulta sobre la férula de descarga. Es mejor prevenir el desgaste y las fisuras usando esa placa por las noches que terminar con dientes doloridos o partidos. También incorpora técnicas de manejo del estrés (ejercicio, meditación, etc.) que, de paso, te beneficiarán en todo sentido.
  • No fumes: El tabaquismo favorece la enfermedad periodontal y retrasa la curación de cualquier problema dental. Las encías de los fumadores suelen sufrir más y dar menos aviso (menos sangrado, pero más destrucción silenciosa). Dejar el tabaco es una gran medida preventiva no solo para evitar dolor dental sino para tu salud en general.

En esencia, se trata de cuidar tus dientes a diario y tener revisiones periódicas. Así, es menos probable que te despiertes un día pensando “vaya, ahora me duele este diente cuando lo toco, ¿qué será?”. Y si pasa, estarás en control de la situación porque sabrás qué hacer.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Cuándo debo preocuparme por el dolor en un diente al presionarlo?

Debes tomarlo en serio desde el principio, pero hay ciertas situaciones que son signos de alarma. Preocúpate (y actúa) si:

  • El dolor ha durado más de 2 días y no va a menos, o incluso empeora. Un dolor persistente indica un problema que no se resolverá solo.
  • Sientes un dolor muy intenso, pulsátil o que te despierta por las noches, y tocar el diente lo empeora muchísimo. Esto puede indicar pulpitis grave o absceso.
  • Notas hinchazón en la encía, cara o mandíbula cerca del diente, o fiebre/malestar general. Estos son signos claros de infección dental que requieren atención inmediata. Por ejemplo, un flemón en la encía junto con dolor al tocar el diente es motivo de consulta urgente.
  • El diente duele al presionarlo y además se mueve un poco o lo notas “flojo”. Puede ser un indicio de problema periodontal avanzado o de fractura de la raíz.
  • El dolor no cede con nada, ni con analgésicos. Si has tomado ibuprofeno/paracetamol y aún así el diente sigue doliendo mucho, hay un problema significativo debajo que solo el dentista puede resolver.

¿Puede doler un diente sin tener caries visible?

¡Sí, definitivamente! La ausencia de un agujero marrón visible en el diente no garantiza que esté sano. Hay varias razones por las que un diente puede doler al tocarlo sin que veas una caries a simple vista:

  • Caries ocultas o entre dientes: A veces las caries ocurren en lugares que no se ven directamente, como entre dos dientes vecinos o debajo de un antiguo empaste. Pueden ser bastante grandes y doler, aunque por fuera el diente parezca “intacto”. Solo una radiografía o exploración profesional las detectará.
  • Fisuras o microfracturas: El diente podría tener una grieta muy fina que no es perceptible a simple vista. Estas fisuras pueden causar dolor al masticar aunque el diente externamente luzca bien.
  • Sensibilidad dental: Como explicamos, el esmalte puede estar desgastado o las encías retraídas sin que lo notes mucho, exponiendo dentina. No verás caries, pero el diente duerme al tacto o con frío porque está sensible, no por caries sino por esa exposición.
  • Problemas de encía o raíz: Una infección en la encía (absceso periodontal) o inflamación del ligamento puede causar dolor en un diente sin que haya caries en la corona. Igualmente, un golpe puede haber dañado el nervio internamente y causar dolor (necrosis pulpar) sin ninguna caries involucrada.
  • Bruxismo o oclusión: Puede doler por sobrecarga mecánica, como mencionamos con el bruxismo, y no haber caries.

¿Por qué me duele un diente al morder la comida?

El dolor al morder o masticar suele estar muy relacionado con el dolor al tocar, y prácticamente todas las causas que describimos aplicarían aquí. Pero si te duele específicamente al morder alimentos, considera especialmente:

  • Caries o empaste alto: Si duele al morder algo dulce o al hacer presión fuerte, podría ser una caries que afecta la dentina/nervio (como dijimos). O si recientemente te empastaron ese diente y ahora al cerrar choca antes que los demás, ese empaste podría estar “alto” causando dolor por presión excesiva.
  • Fisura dental: Dolor agudo al morder ciertas cosas (especialmente algo duro) y alivio al dejar de morder es casi clásico de una fisura en el diente​. La grieta hace que al apretar se irrite el nervio. Si solo duele al masticar tostadas, por ejemplo, pero no con alimentos blandos, sospechamos fisura.
  • Absceso incipiente: En etapas iniciales, cuando masticas, el diente con infección en la raíz duele (por la presión) pero quizás en reposo duele poco. Si además sientes que al morder el diente está algo flojo o “saltón”, puede ser infección.
  • Sensibilidad/ desgaste: Si el dolor es con ciertos alimentos (helado, chocolate) más que con la acción de morder en sí, podría ser sensibilidad a esas sustancias más que a la presión mecánica.
  • Maloclusión: A veces duele al morder porque tu mordida está desajustada y ese diente recibe todo el golpe. Podría ser un caso donde necesite un ajuste de oclusión.

Espero que esta guía te haya ayudado a entender por qué puede dolerte un diente al tocarlo, qué opciones hay para solucionarlo y la importancia de atenderlo a tiempo. Te hablé con la franqueza y cercanía con la que le hablo a mis propios pacientes, porque sé lo angustiante que es el dolor dental. La buena noticia es que, con diagnóstico adecuado y tratamiento, casi siempre podemos devolverte la tranquilidad y la sonrisa sin dolor.

¡Cuida tus dientes y ellos cuidarán de ti! Si tienes más dudas, vuelve a revisar las preguntas frecuentes arriba o contáctanos. Tu salud bucodental es sumamente importante para tu bienestar general. ¡Sonríe tranquilo, nosotros te ayudamos a lograrlo!

Dr samuel recaman cleardent 300×300
Odontólogo
El Dr. Samuel Recamán Núñez es un experto en implantología y cirugía oral, comprometido con la excelencia clínica y el bienestar de sus pacientes. Desde 2017, su dedicación exclusiva en cirugía e implantología en Cleardent lo ha convertido en un referente en tratamientos avanzados y personalizados. Su sólida formación en regeneración ósea y rehabilitación implantosoportada, junto con una trayectoria en odontología general y estética, aseguran resultados excepcionales y de alta precisión en cada tratamiento.

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