9 abril 2025

¿Por qué me duele la mandíbula? Causas del dolor mandibular y cómo aliviarlo

Consejos profesionales, tratamiento y prevención para decir adiós al dolor mandibular.

Hola, soy Marta Cerezo, dentista y a menudo recibo pacientes preocupados que me preguntan: “¿Por qué me duele la mandíbula?”. Entiendo lo molesto que puede ser el dolor mandibular, esa sensación al abrir la boca, masticar o incluso en reposo que genera inquietud. No estás solo: el dolor de mandíbula es un síntoma muy común y puede tener diversas causas. En este artículo te hablaré, sobre las razones por las que puede dolerte la mandíbula y, lo más importante, qué puedes hacer para aliviar y prevenir ese dolor. Adelanto que muchas veces se debe a problemas como tensión en la mandíbula por estrés o bruxismo (rechinar de dientes), trastornos de la articulación temporomandibular (ATM), o incluso problemas dentales. Te explicaré cada causa con claridad, cómo identificarlas e incluso compartiré ejemplos de mi experiencia clínica para que comprendas mejor tu situación. ¡Vamos a ello!

Causas comunes del dolor de mandíbula

Como especialista he aprendido que no hay una sola respuesta a por qué duele la mandíbula; pueden influir factores desde hábitos cotidianos hasta condiciones de salud más complejas. Identificar la causa exacta es clave para encontrar el alivio adecuado. A continuación, repasemos las causas más frecuentes del dolor mandibular y cómo reconocerlas:

Bruxismo: rechinar o apretar los dientes (especialmente por la noche)

Una de las causas más habituales que encuentro en consulta es el bruxismo, que consiste en apretar o rechinar los dientes involuntariamente, a menudo mientras dormimos. Si despiertas con la mandíbula cansada o adolorida, o tus dientes están desgastados, es muy posible que este hábito sea el culpable. Imagina que tu mandíbula es como una bisagra que cierres con demasiada fuerza toda la noche; es normal que amanezca dolorida. Yo mismo he tenido pacientes que despertaban con dolor de cabeza y mandíbula debido a que pasaban la noche “masticando en el aire”.

  • ¿Por qué ocurre? El bruxismo suele estar relacionado con el estrés y la ansiedad. Es la forma en que nuestro cuerpo “descarga” la tensión acumulada: apretando la quijada (mandíbula) y los dientes. Con el tiempo, este hábito puede provocar dolor en los músculos mandibulares, en la articulación ATM e incluso dañar las piezas dentales.
  • ¿Cómo reconocerlo? Además del dolor mandibular, el bruxismo puede causar chispas o chasquidos en la mandíbula al moverte, sensibilidad dental, desgaste en los dientes e incluso dolor de oído o de cabeza al despertar.
  • ¿Qué hacer? Si sospechas que aprietas los dientes, es importante mencionárselo a tu dentista. En muchos casos, recomendamos usar una férula de descarga nocturna (un protector bucal a medida) para evitar el daño dental y relajar la mandíbula por las noches. También ayuda mucho abordar el manejo del estrés: técnicas de relajación, ejercicios de respiración o incluso terapia pueden reducir la ansiedad que provoca el bruxismo. He visto cambios increíbles en pacientes que, tras hacer ejercicios de relajación antes de dormir y usar su férula, despertaron libres de dolor mandibular por primera vez en años.

Tensión muscular por estrés o ansiedad (mandíbula tensa)

Relacionada con el bruxismo pero igualmente posible por sí sola, está la tensión muscular por estrés. ¿Has notado que “cargas” el estrés en la mandíbula? Muchas personas, sin darse cuenta, mantienen la mandíbula rígida o apretada durante el día (por ejemplo, al concentrarse o pasar un momento de ansiedad). Esa tensión constante en los músculos mandibulares (los maseteros y temporales) puede desencadenar dolor.

  • Ejemplo real: En mi clínica traté a una paciente universitaria en época de exámenes. Mientras estudiaba, apretaba la mandíbula fuertemente por la presión que sentía. Al final del día, tenía un intenso dolor mandibular y en las sienes. No rechinaba los dientes por la noche, pero el estrés diario era suficiente para causar dolor.
  • ¿Cómo reconocerlo? Suele manifestarse como molestia difusa en la cara, sienes y mandíbula, sensación de mandíbula “cansada” o rígida. Puedes incluso sentir dificultad para abrir bien la boca después de un día tenso. A veces al masajear los músculos a los lados de la cara (cerca de las mejillas) notas que están muy duros o sensibles.
  • ¿Qué hacer? El abordaje principal es reducir la tensión: practicar ejercicios de relajación mandibular (por ejemplo, abrir y cerrar la boca suavemente, masajear los músculos de la mandíbula con movimientos circulares) y, por supuesto, tratar el estrés que lo causa. Actividades como yoga, meditación o simplemente tomar descansos conscientes durante el trabajo pueden marcar la diferencia. Yo suelo recomendar a mis pacientes una técnica sencilla: coloca la punta de la lengua en el paladar justo detrás de los dientes superiores; esto impide que aprietes la mandíbula y ayuda a relajarla. También aplicar calor local (una toalla tibia sobre la zona) al final del día puede aliviar la musculatura tensa.

Trastorno de la articulación temporomandibular (problemas en la ATM)

La articulación temporomandibular (ATM) es la bisagra que conecta la mandíbula con el cráneo, justo enfrente de cada oído. Es una de las articulaciones más complejas del cuerpo, y cuando falla o se inflama, duele. A veces el problema no es solo muscular sino de la articulación en sí: esto es lo que llamamos un trastorno temporomandibular o disfunción de ATM.

  • ¿Qué puede salir mal en la ATM? Muchas cosas: el disco articular dentro de la ATM puede desplazarse, la articulación puede desalinearse por maloclusión (mordida inadecuada), haber artritis en esa articulación, o sufrir un trauma. Incluso el mismo bruxismo que mencionamos antes puede, a largo plazo, derivar en un trastorno de ATM más serio.

Síntomas característicos: Además del dolor en la mandíbula (que puede ser en un lado o ambos), un trastorno de ATM suele causar:

  • Chasquidos o crujidos al abrir la boca o al masticar. Algunos pacientes me dicen que “la mandíbula truena” al comer.
  • Dificultad o limitación para abrir la boca completamente. En casos severos la mandíbula puede “trabarse” momentáneamente.
  • Dolor cerca del oído, sien o cuello. La ATM inflamada puede irradiar dolor hacia el oído (muchos confunden estos problemas con dolor de oído) o hacia los músculos del cuello.
  • Dolor de cabeza frecuente. La disfunción de ATM a veces provoca cefaleas tensionales.
  • ¿Qué hacer? Si sospechamos de un trastorno de ATM, lo ideal es una evaluación profesional. Como dentista, examino la mordida, la apertura de la mandíbula y puedo solicitar radiografías o una resonancia de la articulación si es necesario. El tratamiento suele incluir:
  • Férula de descarga o aparato ortopédico: para corregir la posición mandibular y aliviar la articulación.
  • Fisioterapia de la ATM: ejercicios guiados por un fisioterapeuta maxilofacial para fortalecer y relajar la zona (por ejemplo, movimientos controlados de apertura, masajes intraorales, etc.).
  • Medicamentos antiinflamatorios o relajantes musculares, recetados por el especialista, en fases agudas para manejar el dolor.
  • En casos muy severos y resistentes, se valora la cirugía maxilofacial, pero esto es poco frecuente y el último recurso. La mayoría de mis pacientes mejoran con medidas conservadoras, paciencia y buenos hábitos.

Problemas dentales: muelas, encías o infecciones

No podemos olvidar las causas odontológicas clásicas. A veces, el dolor en la mandíbula no proviene de la articulación ni de los músculos, sino que se irradia desde un problema dental. ¿Qué significa esto? Que una afección en tus dientes o encías puede proyectar dolor hacia la mandíbula. Algunos ejemplos comunes:

  • Absceso dental o infección en una muela: Cuando una caries profunda no tratada llega al nervio del diente, puede formarse una infección (flemón). Este dolor intenso de muela a menudo irradia a la mandíbula e incluso al oído del lado afectado. El cuerpo a veces no distingue y sientes “toda esa zona” dolorida.
  • Muelas del juicio impactadas: Las muelas del juicio (terceros molares) que salen mal posicionadas o no tienen espacio, pueden causar presión y dolor en la parte posterior de la mandíbula. He visto pacientes con la mandíbula inflamada y dolor constante hasta que les extrajimos esa muela del juicio problemática.
  • Enfermedad de encías (periodontitis): Una infección severa de las encías no suele doler al inicio, pero en fases avanzadas puede provocar dolor en la mandíbula y aflojamiento dental.
  • Dientes fracturados o mordida desalineada: Si tienes una fractura dental o muerdes de forma incorrecta (maloclusión), ciertos músculos y la articulación trabajan de más y pueden doler. Incluso llevar ortodoncia recientemente puede causar molestias mandibulares temporales mientras la mordida se ajusta (¡aunque es por una buena causa, corregir la sonrisa!).
  • ¿Cómo saber si es un problema dental? Suele haber pistas: dolor localizado en un diente, encía inflamada, un diente que duele al morder, o un historial de caries. Por ejemplo, si el dolor empeora al tomar algo frío o dulce, piensa en caries. Si sientes una hinchazón en la encía o sabor desagradable, sospecha de absceso. En caso de las muelas del juicio, a veces notas la zona posterior dura o inflamada, y dolor al abrir mucho la boca.
  • ¿Qué hacer? Acude al odontólogo lo antes posible. Un absceso requiere drenaje y antibióticos; una caries profunda, probablemente una endodoncia (tratamiento de nervio); una muela del juicio complicada, evaluación para posible extracción; la periodontitis, limpieza y tratamiento de encías. La buena noticia es que solucionando el problema dental de base, el dolor de mandíbula desaparece. Recuerdo un caso donde un joven sufría dolor mandibular difuso: resultó ser una muela del juicio semi-incluida presionando. Tras la extracción, ¡adiós dolor!

Lesión o trauma en la mandíbula

A veces la causa es clara: “Me di un golpe y desde entonces me duele la mandíbula”. Un traumatismo (como golpearse la barbilla, un puñetazo accidental en deportes, o incluso abrir la boca de golpe muy fuerte) puede causar:

  • Contusión o esguince de la articulación o músculos (una especie de “torcedura” de la mandíbula).
  • Luxación mandibular: cuando la mandíbula inferior se desencaja momentáneamente de su posición. Suele ocurrir al abrir la boca exageradamente (un bostezo enorme, por ejemplo) o por un impacto fuerte. Provoca dolor agudo y dificultad para cerrar la boca; requiere asistencia médica para recolocar la mandíbula.
  • Fractura mandibular: en accidentes más graves. Además de dolor intenso, habría hinchazón, hematomas, dificultad severa para mover la mandíbula y dientes que no encajan bien. Es una urgencia médica.
  • ¿Qué hacer en caso de golpe? Si tras una lesión notas la mandíbula adolorida pero puedes moverla, aplica hielo local envuelto en un paño para reducir inflamación y toma un analgésico común (ibuprofeno o paracetamol, consultando dosis). Evita masticar cosas duras. Si el dolor es muy intenso, hay deformidad o no puedes encajar bien los dientes, acude a urgencias o al dentista/maxilofacial de inmediato. Más vale descartar una fractura. Como anécdota, atendí a un paciente que se cayó de la bicicleta: llegó con la mandíbula ligeramente desviada y dolor agudo. Tenía una luxación bilateral de ATM. Con una maniobra adecuada en consulta (y mucho cuidado), recolocamos su mandíbula y el alivio fue inmediato.

Artritis u otras condiciones articulares

La mandíbula, como cualquier articulación, puede verse afectada por artritis. Tanto la osteoartritis (desgaste articular por la edad) como la artritis reumatoide (enfermedad autoinmune) pueden comprometer la articulación temporomandibular, generando dolor crónico, rigidez y chasquidos. Si ya padeces artritis en otras articulaciones y sientes dolor mandibular, coméntaselo a tu médico; podría estar relacionado.

Otra condición es la artrosis de la ATM, un desgaste del cartílago de la articulación, más común en personas mayores o tras años de bruxismo. Produce dolor y a veces un sonido áspero al mover la mandíbula (por la falta de amortiguación adecuada en la articulación).

  • ¿Qué hacer? El manejo de la artritis en la mandíbula suele incluir medicación antiinflamatoria, calor local, dieta blanda (para no sobrecargar al masticar) y ejercicios suaves. En ciertos casos, infiltraciones de ácido hialurónico o corticoides en la ATM realizadas por especialistas pueden mejorar la lubricación y reducir el dolor. Trabajo conjuntamente con reumatólogos cuando identificamos este tipo de problema en mis pacientes, para abordar el tratamiento de forma integral.

Sinusitis u otras causas de dolor referido

¿Sabías que una sinusitis (infección de los senos paranasales) puede doler en la mandíbula? Los senos maxilares están muy cerca de la parte superior de la mandíbula. Cuando se inflaman por sinusitis, pueden causar dolor en la mandíbula superior y en los dientes de arriba. Si tu dolor mandibular viene acompañado de congestión nasal, mucosidad espesa, presión en pómulos o cabeza pesada, podría ser eso. En tal caso, el médico de cabecera o un otorrino ayudarán con antibióticos o descongestionantes.

También hay dolores referidos curiosos: por ejemplo, problemas en los músculos del cuello o una neuralgia del trigémino (irritación del nervio trigémino, que da una especie de descarga muy intensa en la cara) que se pueden confundir con dolor de mandíbula. La neuralgia del trigémino suele ser un dolor facial súbito y muy fuerte, como calambres eléctricos que duran segundos en la mandíbula o cara. Es poco frecuente, pero si experimentas dolores punzantes que van y vienen al tocar cierta zona de la cara, consulta con un neurólogo para descartarla.

¿Dolor de mandíbula por un problema del corazón? (Angina o infarto)

Esto es algo que preocupa a muchos y con razón: a veces un dolor en la mandíbula puede ser señal de algo más serio, como un problema cardíaco. En algunos casos de angina de pecho o infarto, especialmente en mujeres, el dolor no se presenta con el típico dolor fuerte en el pecho; en su lugar puede haber dolor referido a la mandíbula, el cuello o el brazo.

  • ¿Cuándo sospechar? Si tu mandíbula duele de forma repentina y severa sin una causa obvia (no es que te duela al masticar, por ejemplo, sino un dolor más general), y además sientes opresión en el pecho, falta de aire, náuseas, sudor frío o mareo, podría ser una alarma cardíaca. No es lo común, pero es posible. He tenido pacientes que acudieron al dentista pensando que su mandíbula les dolía por un diente, y resultó ser un aviso de angina.
  • ¿Qué hacer en ese caso? No lo dudes: acude a urgencias inmediatamente. Más vale una revisión cardiológica que lamentar. Insisto, es raro que el dolor de mandíbula sea un infarto, pero como profesional de la salud me siento en la obligación de mencionarlo, porque es una de esas excepciones importantes: un dolor mandibular asociado a otros síntomas sistémicos debe ser evaluado urgentemente por un médico.

Cómo aliviar el dolor de mandíbula y tratamientos recomendados

Ahora que hemos visto las causas, hablemos de soluciones. La buena noticia es que existen muchos modos de aliviar el dolor mandibular según su origen. Te cuento algunos consejos y tratamientos que recomiendo a mis pacientes para encontrar alivio:

Medidas de alivio en casa

  • Aplicar calor o frío local: Colocar una compresa tibia en la zona de la mandíbula puede relajar la musculatura y disminuir el dolor, especialmente si es tensional o por ATM. El calor mejora la circulación y alivia esa sensación de rigidez (¡es como darle un “mimo” a tu mandíbula!). En caso de golpe o inflamación aguda, las primeras 24 horas puede ayudar más el hielo envuelto en un paño, por periodos de 10 minutos, para bajar la inflamación.
  • Masajes y ejercicios suaves: Un automasaje funciona de maravilla para el dolor mandibular de origen muscular. Usa tus dedos índice y medio para masajear con movimientos circulares las mejillas, justo encima del ángulo de la mandíbula, y también la sien. Abre y cierra la boca lentamente unas 5-10 veces, mueve la mandíbula de lado a lado suavemente, estirando pero sin forzar. Estos ejercicios de movilidad ayudan a “desencajar” la tensión acumulada. Personalmente, enseño a mis pacientes ejercicios de estiramiento de la mandíbula que pueden hacer cada mañana y noche; muchos me cuentan que sienten la mandíbula mucho más suelta y relajada después de unos días.
  • Evita sobrecargar la mandíbula: Mientras tengas dolor, dale un respiro a tu mandíbula. Esto significa optar por una dieta blanda por unos días (alimentos suaves que no requieran mucha masticación como sopas, purés, pescado, pasta bien cocida, yogur…). Evita masticar alimentos duros o chiclosos (carne seca, chicle, nueces), no abras la boca exageradamente (cuidado con bostezos muy amplios) y descansa la articulación. Si el dolor es fuerte, también limita el habla excesiva (hablar mucho rato puede fatigar más la ATM).
  • Relajación y postura: Dado que el estrés y la postura pueden influir, practica alguna técnica de relajación diaria: respiraciones profundas, meditación o una caminata relajante. Asimismo, presta atención a tu postura al trabajar o estudiar: una mala posición de la cabeza (por ejemplo, inclinarla mucho hacia el computador) pone tensión en los músculos del cuello y mandíbula. Mantén la espalda recta, hombros relajados y la pantalla a la altura de los ojos. ¡Tu mandíbula también te lo agradecerá!

Tratamientos profesionales

  • Férula de descarga (protector nocturno): Ya lo mencionamos antes, pero lo recalco porque es de los tratamientos más efectivos cuando hay bruxismo o disfunción de ATM. Esta férula es un dispositivo de resina a medida que se coloca usualmente en los dientes superiores al dormir. Protege los dientes y amortigua la presión, evitando el rechinamiento. En mi experiencia, los pacientes notan alivio del dolor mandibular en pocas semanas de usarla cada noche. Es importante hacerla con un dentista (¡no recomiendo férulas genéricas de internet, ya que un mal ajuste puede empeorar las cosas!).
  • Fisioterapia y ejercicios específicos: Un fisioterapeuta especializado en ATM puede realizar terapias manuales para liberar la articulación y músculos (por ejemplo, técnicas intraorales, estiramientos asistidos) y enseñarte ejercicios personalizados. La fisioterapia es especialmente útil en casos de trastorno temporomandibular y lesiones. He colaborado con fisioterapeutas en casos complejos y el progreso suele ser notable: mejora la apertura bucal, disminuye el dolor e inflamación.
  • Tratamiento dental o médico según la causa: Si el origen es dental, el tratamiento específico (empaste, endodoncia, extracción de muela, limpieza periodontal) resolverá el dolor. Para una sinusitis, tu médico indicará antibióticos o descongestionantes y el dolor cederá al curarse la infección. Es decir, tratar la causa de raíz quitará el dolor de mandíbula asociado.
  • Medicamentos: No soy partidario de medicarse sin indicación, pero en ciertos casos controlados se pueden usar analgésicos o antiinflamatorios. Un ibuprofeno o paracetamol pueden ayudar a calmar un episodio de dolor mandibular moderado. En dolores muy fuertes musculares, a veces recetamos relajantes musculares breves para “romper” el ciclo de espasmo-dolor. Y para dolores neuropáticos (como la neuralgia del trigémino), existen fármacos específicos que prescribe el neurólogo. ¡Atención! Siempre consulta con un profesional antes de tomar medicamentos fuertes; no abuses de los antiinflamatorios ya que pueden tener efectos secundarios.
  • Infiltraciones o terapias avanzadas: En situaciones crónicas de ATM, algunos especialistas aplican infiltraciones de corticoide en la articulación para bajar inflamación, o incluso toxina botulínica (Botox) en músculos maseteros para reducir la hiperactividad en casos de bruxismo extremo. Son procedimientos médicos que pueden ser muy efectivos, pero se reservan para casos seleccionados. Por ejemplo, tuve un paciente con bruxismo tan intenso que ni la férula era suficiente; la inyección de Botox en los músculos de la mandíbula le redujo el dolor y dejó de despertar con la cara molida. Estas intervenciones las realiza un maxilofacial o un especialista entrenado.
  • Cirugía (último recurso): Si existe un problema estructural serio (como una deformidad mandibular, daño grave en la articulación o luxaciones recurrentes) y todo lo anterior no ha funcionado, la opción final es la cirugía. Puede ser desde extraer un disco articular dañado, reubicar la mandíbula (cirugía ortognática) o incluso reemplazar la articulación en casos extremos. Insisto, son casos raros. La mayoría de personas con dolor mandibular no necesitarán cirugía y encontrarán alivio con tratamientos menos invasivos.

Hábitos de prevención para una mandíbula sana

Dicen que “más vale prevenir que curar”, y en temas de dolor mandibular, ¡es totalmente cierto! Aquí van algunas recomendaciones para prevenir que el dolor de mandíbula aparezca o vuelva a molestarte una vez resuelto:

  • Evita hábitos dañinos: Si tienes la costumbre de morderte las uñas, masticar bolígrafos, hielo u otros objetos duros, ¡detente! 😅 Estos hábitos ejercen un estrés innecesario en la mandíbula y pueden desencadenar dolor o empeorarlo. También limita masticar chicle por horas, ya que fatiga la musculatura.
  • Cuida tu postura y ergonomía: Como mencioné antes, una postura equilibrada de cabeza y cuello reduce tensión en la mandíbula. Si trabajas muchas horas sentado, considera un cojín lumbar, ajustar la altura de tu silla y pantallas, y haz descansos para estirar cuello y hombros. Una cabeza adelantada (postura de “tortuga”) hace que los músculos mandibulares trabajen más para mantener la boca cerrada.
  • Gestión del estrés: Sé que suena repetitivo, ¡pero es crucial! El estrés es de los mayores detonantes de bruxismo y tensión mandibular. Incorpora actividades anti-estrés en tu rutina: deporte, meditación, leer, pasear… lo que a ti te funcione para descargar la mente. Una mente relajada = mandíbula relajada.
  • Protección dental deportiva: Si practicas deportes de contacto (boxeo, artes marciales, rugby, etc.), usa protector bucal deportivo. Evitarás lesiones o fracturas mandibulares. He visto fracturas que se hubieran evitado con algo tan sencillo como ese protector.
  • Revisiones dentales periódicas: Visita a tu dentista al menos una vez al año (o cada 6 meses si tienes antecedentes de problemas). Muchas causas de dolor mandibular (caries, problemas de mordida, bruxismo) se pueden detectar temprano en el dentista. Por ejemplo, identificar desgaste dental incipiente por bruxismo nos permite actuar antes de que aparezca el dolor o daño mayor. Además, una buena higiene oral (cepillado, hilo dental) previene infecciones que podrían irradiar dolor.

¿Cuándo debes acudir al dentista o médico?

Escucha a tu cuerpo. Si bien un dolor leve de mandíbula ocasional puede manejarse en casa con las medidas mencionadas, hay situaciones en las que debes buscar ayuda profesional sin dudar:

  • Dolor intenso o que no mejora: Si llevas varios días con dolor fuerte pese a los cuidados caseros, o el dolor va en aumento, es momento de que un dentista o médico te evalúe. Un dolor mandibular que persiste más de una semana debe revisarse.
  • Dificultad para abrir la boca (trismo): Si notas que cada vez abres menos la boca o se queda como “enganchada” y debes moverla para destrabarla, no lo dejes pasar. Podría ser un bloqueo articular.
  • Chasquidos dolorosos o desviación: Un leve chasquido sin dolor no es urgente, pero si al abrir cierras en zigzag o sientes que la mandíbula se te sale del sitio, consulta.
  • Síntomas de infección: fiebre, inflamación notable de la cara o encías, enrojecimiento y calor local, supuración… Esto puede indicar un absceso dental u otra infección seria que requiere tratamiento inmediato.
  • Dolor de oído, pérdida de audición o mareos junto con dolor de mandíbula: Podrían ser problemas de ATM avanzados o incluso algo en el oído mismo; un profesional debe diferenciarlo.
  • Signos de posible infarto o problema serio (como mencionamos): Dolor mandibular con presión torácica, dificultad para respirar, etc., urgencias ya.

En resumen, no subestimes el dolor de mandíbula si es intenso, frecuente o está afectando tu calidad de vida. Como dentista, he visto cómo algo que inicia con una molestia leve puede empeorar si no se identifica la causa. La mandíbula es fundamental para hablar, comer y vivir cómodamente; merece atención. Por suerte, con las orientaciones adecuadas, la mayoría de las personas logra aliviar su dolor y evitar que vuelva.

Preguntas frecuentes

¿Por qué me duele la mandíbula al despertar por la mañana?

Es frecuente despertar con dolor mandibular cuando sufres bruxismo nocturno (rechinar o apretar los dientes durante el sueño). Mientras dormimos, puede que estemos tensando la mandíbula sin saberlo, lo que fatiga los músculos y la articulación. Como resultado, amanecemos con la mandíbula adolorida, rigidez e incluso dolor de cabeza. Si te ocurre, consulta al dentista: probablemente recomendará una férula nocturna y técnicas de relajación para proteger tu mandíbula durante la noche.

¿Qué puedo hacer para aliviar el dolor de mandíbula en casa rápidamente?

Para aliviarlo en casa puedes aplicar calor húmedo (por ejemplo, una toalla tibia) en la zona para relajar los músculos, hacer suaves masajes circulares en la mejilla y sien, y evitar masticar alimentos duros (lleva una dieta blanda temporalmente). También puedes tomar un analgésico de venta libre (como paracetamol o ibuprofeno) si lo necesitas, siguiendo las indicaciones. Practicar ejercicios de estiramiento de mandíbula (abrir y mover lateralmente suavemente) y relajación te ayudará. Si el dolor persiste o empeora, acude al especialista.

¿Cuándo debo preocuparme por un dolor de mandíbula persistente?

Debes buscar atención profesional si el dolor de mandíbula dura más de una semana, es muy intenso o empeora con el tiempo. También si va acompañado de síntomas como dificultad para abrir la boca, chasquidos dolorosos, hinchazón visible, fiebre (posible infección) o dolor de dientes muy localizado. Estos pueden ser signos de un problema subyacente serio (infección, trastorno de ATM, etc.) que requiere tratamiento específico. En general, si el dolor interfiere con tu vida diaria o no cede con cuidados básicos, es momento de visitar al dentista o médico.

¿El dolor de mandíbula puede ser síntoma de un infarto o problema del corazón?

Aunque es poco común, sí: en algunos casos un infarto agudo de miocardio o angina de pecho puede manifestarse con dolor en la mandíbula (sobre todo la mandíbula inferior izquierda) como síntoma referido. Esto ocurre más en mujeres, que a veces tienen síntomas atípicos. Por sí solo, el dolor de mandíbula raramente es un infarto; suele venir acompañado de opresión en el pecho, sudor frío, dificultad para respirar, náuseas o dolor en el brazo. Si sospechas de esta combinación de síntomas, busca ayuda médica inmediata. Ante la duda entre un problema dental o cardíaco, es mejor descartar un infarto urgentemente.

¿Las muelas del juicio pueden causar dolor de mandíbula?

¡Sí, definitivamente! Las muelas del juicio (terceros molares) a menudo erupcionan en la adolescencia o adultez temprana y, si no tienen espacio suficiente o salen torcidas, pueden generar presión y dolor en la mandíbula. Puedes sentir molestia en la parte posterior de la mandíbula, inflamación de encía en esa zona e incluso dificultad para abrir completamente la boca. Una muela del juicio «incluida» (atrapada bajo la encía o contra el hueso) puede irradiar dolor hacia el oído y la mandíbula entera. La solución suele ser evaluar con el dentista; si la muela del juicio está causando problemas, probablemente recomendará su extracción para eliminar la causa del dolor y prevenir complicaciones mayores.

Quiero que te quedes con esta idea: entender por qué te duele la mandíbula es el primer paso para solucionarlo. Puede ser tan sencillo como corregir un hábito o usar una protección nocturna, o requerir tratamientos específicos, pero en todos los casos hay formas de mejorar. Te he hablado desde mi experiencia profesional y personal, de tú a tú, porque me importa que puedas sonreír, comer y bostezar sin pensar en el dolor. Si te duele la mandíbula, ahora ya sabes las posibles causas y qué hacer. No dudes en buscar ayuda de un especialista para un diagnóstico preciso.

¡Espero que estos consejos te ayuden a decir adiós al dolor mandibular y recuperar la comodidad en tu día a día! Tu sonrisa y tu mandíbula te lo agradecerán.

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Dra Marta Cerezo cleardent
Odontóloga
Especialista en estética dental y prostodoncia, la Dra. Marta Cerezo Melgarejo ofrece una combinación de atención moderna y detallada en cada tratamiento. Desde 2017, su práctica en Clínicas Cleardent se enfoca en la creación de sonrisas saludables y estéticas, utilizando tecnologías de vanguardia como el sistema FirstFit y el Sistema Damon. La Dra. Cerezo aborda cada caso con un enfoque personalizado, asegurando resultados duraderos que reflejan su pasión y compromiso con la excelencia.

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