21 abril 2025

¿Duele un empaste sin anestesia? Explicación, casos y alternativas

¿Un empaste sin anestesia duele? Descubre cuándo se puede empastar sin dolor, qué hacer si temes el pinchazo y las alternativas para un tratamiento cómodo.

Hola, soy Lucía Tejada, odontóloga en Clínicas Cleardent, y sé por experiencia que muchos pacientes sienten inquietud ante la pregunta: ¿un empaste sin anestesia duele?
Es completamente natural tener miedo al dolor dental o al famoso pinchazo de la anestesia. Como dentista, mi prioridad es que cada tratamiento sea lo más cómodo y sin dolor posible para ti. En este artículo te voy a explicar con un tono cercano y profesional todo lo que necesitas saber sobre los empastes dentales (obturaciones) realizados sin anestesia: si duelen o no, en qué casos podemos evitarnos la inyección, cuándo sí es necesaria la anestesia, qué alternativas existen y qué puedes esperar durante el procedimiento.

¿Duele un empaste sin anestesia?

La respuesta corta es NO, generalmente no duele. Si un dentista decide hacer un empaste dental sin anestesia es precisamente porque la caries a tratar es pequeña o superficial, limitada al esmalte (la capa más externa del diente) o apenas entrando en dentina. En esos casos no hay terminaciones nerviosas expuestas que provoquen dolor intenso. Como mucho, el paciente puede notar ligeras molestias, vibración del instrumental o cierta sensibilidad momentánea, pero nada insoportable.

Te lo digo como profesional: cuando realizo un empaste sin poner anestesia local, suelo advertir al paciente que, si siente alguna molestia más fuerte durante el proceso, levante la mano inmediatamente. Esto casi nunca ocurre en caries pequeñas. Mis pacientes se sorprenden de lo poco o nada que duele y agradecen evitar el pinchazo y la sensación de entumecimiento posterior. En resumen, un empaste sin anestesia no tiene por qué doler si se indica en el caso adecuado.

¿En qué casos se realiza un empaste sin anestesia?

No en todos los tratamientos se puede prescindir de la anestesia, pero sí hay situaciones en las que no hace falta pinchar porque el empaste será prácticamente indoloro. Algunos casos típicos son:

  • Caries muy pequeñas o superficiales: Si la caries no ha progresado más allá del esmalte o apenas roza la dentina superficial, es posible eliminarla con el torno sin anestesia, ya que no alcanzaremos nervios que duelan.
  • Ausencia de sensibilidad previa: Si el diente no presentaba dolor ni sensibilidad al frío o calor antes del tratamiento, suele indicar que la lesión es poco profunda. Esto da confianza para trabajar sin anestesia, pues es poco probable que aparezca dolor repentino.
  • Procedimiento rápido y localizado: Para obturaciones sencillas que se realizan en pocos minutos, a veces el pinchazo de la anestesia local resulta más molesto que el propio empaste. En esos casos, se valora evitar la inyección para mayor comodidad del paciente.
  • Preferencia del paciente: Hay personas que prefieren evitar cualquier medicación innecesaria o la sensación desagradable de boca dormida. Si el/la paciente expresa que prefiere intentar sin anestesia y clínicamente es viable, podemos proceder así. Siempre le explicamos que, de sentir dolor durante el proceso, podemos detenernos y anestesiar en cualquier momento.
  • Embarazo u otras condiciones médicas: En pacientes donde conviene minimizar fármacos (por ejemplo, durante el embarazo o en ciertos problemas de salud), podemos optar por no anestesiar si la caries es pequeña. Cabe aclarar que la anestesia dental es muy segura incluso en embarazadas, pero si podemos evitarla sin comprometer el confort, lo haremos.
  • Alergia o intolerancia a la anestesia local: Es extremadamente raro, pero si un paciente no puede recibir anestésicos locales convencionales por alergia u otra contraindicación, intentaremos realizar el empaste sin anestesia siempre que la profundidad de la caries lo permita. En casos así también valoramos técnicas alternativas o anestésicos especiales.

¿Cuándo es necesaria la anestesia para un empaste?

Por supuesto, hay situaciones en las que sí o sí conviene anestesiar el diente antes de empastar para evitar dolor. Tu dentista te recomendará poner anestesia local en casos como:

  • Caries profundas o cercanas al nervio: Si la lesión de caries ha avanzado mucho dentro de la dentina o está cerca de la pulpa (nervio dental), el procedimiento sin anestesia sería doloroso. Al taladrar dentina profunda se estimulan terminaciones nerviosas y puede haber dolor intenso; por eso aplicamos anestesia para bloquear esa sensación.
  • Cuando ya hay dolor o sensibilidad: Si llegas a la consulta con dolor de muela, inflamación o mucha sensibilidad al comer, indica que la caries ya afecta capas internas. En tal caso, anestesiamos sí o sí para que no sientas nada durante la limpieza de la caries.
  • Empastes grandes o múltiples: Si vamos a tratar una caries extensa que requiere más tiempo de instrumental, o varios empastes en una misma sesión, es preferible anestesiar. Incluso aunque cada caries individual no sea muy profunda, la suma del tiempo de trabajo y las posibles molestias acumuladas harían muy incómodo el tratamiento sin anestesia.
  • Pacientes muy sensibles o ansiosos: Aquí prima la comodidad psicológica. Si alguien está muy nervioso o tiene miedo al dolor, en ocasiones es mejor poner anestesia incluso para una caries superficial, para que el paciente esté tranquilo sabiendo que no sentirá nada. El componente emocional cuenta, y dormir la zona puede quitar ese estrés.
  • Zonas especialmente delicadas: Algunas cavidades cerca de la encía o en la raíz del diente (zona de dentina expuesta) pueden doler más al trabajar, por lo que aunque no sean enormes, solemos anestesiar para evitar las llamadas puntadas de dolor agudo en mitad del procedimiento.

¿Qué puedo esperar durante el empaste? Paso a paso

Cada dentista tiene su técnica, pero en general estos son los pasos de un empaste dental y lo que puedes esperar sentir en cada uno:

  1. Anestesia local (según el caso): Si la caries lo amerita, el primer paso sería adormecer la zona. Se coloca un gel anestésico tópico en la encía para minimizar la molestia del pinchazo, y luego se inyecta un anestésico local (como lidocaína) alrededor del diente. Notarás un pequeño pinchazo y escozor que dura unos segundos. Después la zona queda dormida y no sentirás dolor alguno. Si el empaste es sin anestesia, este paso simplemente se omite y pasamos directamente a aislar y limpiar el diente.
  2. Limpieza de la caries: Con el diente preparado, procedemos a eliminar el tejido cariado. Usamos una fresa dental (el «taladrito») para remover la caries. Esto va acompañado de ruido y vibración. Sin anestesia, notarás la vibración y posiblemente alguna sensación fría por el agua que rocía el instrumental. Si la caries es superficial, lo habitual es que no sientas dolor, solo la ligera incomodidad del zumbido. Si en algún momento notases un dolor agudo, avisa al dentista; podemos detenernos y aplicar anestesia en ese instante (pero esto raramente ocurre si previamente se evaluó bien la necesidad de anestesia). Con anestesia puesta, en este paso solo sentirás presión y ruido, pero nada de dolor. El proceso dura muy pocos minutos.
  3. Relleno o empaste del diente: Una vez retirada toda la caries y limpia la cavidad resultante, pasamos a restaurar el diente. Colocamos un material de empaste (hoy en día suele ser resina compuesta del color del diente). Antes, acondicionamos la superficie: aplicamos un gel ácido y un adhesivo para que la resina se pegue bien. Ninguno de estos pasos duele; podrías notar un sabor extraño si algo de líquido toca tu lengua, pero el asistente suele aspirar todo para que no lo percibas. Luego vamos poniendo la resina en capas y la endurecemos con una luz azul especial. Este proceso es indoloro tanto con anestesia como sin ella.
  4. Pulido y ajustes finales: Por último, pulimos el empaste para que quede liso y corregimos la forma hasta que encaje con tu mordida. Aquí te pediremos morder una lámina de papel de articular para marcar contactos altos y los iremos rebajando hasta que notes la mordida cómoda. Si estabas anestesiado/a, puede que en este momento no tengas total percepción, pero haremos el ajuste lo mejor posible; y si al pasar el efecto notas el empaste «alto» podrás volver para un ajuste menor. Si no hubo anestesia, tendrás la sensibilidad intacta y podremos ajustar la mordida con más precisión en el momento. Terminado el empaste, el diente queda como nuevo y sin dolor.

Después del empaste: al terminar, puedes hacer vida normal de inmediato. Si no te anestesiamos, saldrás de la clínica con la boca en condiciones normales, sin adormecimiento. Si hubo anestesia, esa zona de la boca estará dormida durante un par de horas; se recomienda no comer hasta que pase el efecto para no morderte sin querer. En ambos casos, es posible que el diente tenga sensibilidad leve a temperaturas frías o calientes durante unos días, especialmente si la caries era profunda. Esto es normal y suele mejorar pronto. Te daré consejos personalizados según tu caso, pero por lo general un empaste recién hecho no requiere cuidados especiales más allá de mantener buena higiene bucal.

Alternativas y técnicas para evitar el dolor (¡sin pinchazo!)

La odontología moderna dispone de opciones para minimizar el uso de la aguja y hacer los tratamientos de caries más llevaderos para quienes tienen miedo. Algunas alternativas y ayudas son:

  • Sedación consciente: Consiste en administrar medicamentos que te relajan durante el tratamiento. La más común en clínica dental es el óxido nitroso (el «gas de la risa»), que se inhala por una mascarilla nasal. Te hace sentir tranquilo/a y disminuye la percepción del dolor y la ansiedad, aunque sigues consciente. En casos de fobia intensa, también se puede recurrir a sedación más profunda con medicamentos vía oral o intravenosa (siempre con personal especializado). La sedación no sustituye a la anestesia local en caries profundas (porque relaja pero no quita el dolor físico del todo), pero sí puede hacer que un empaste superficial sin anestesia sea mucho más tolerable, ya que estarás en un estado de calma y semi-somnolencia.
  • Anestesia computarizada sin dolor: Hoy existen dispositivos como The Wand u otros sistemas controlados por ordenador que inyectan el anestésico de forma tan lenta y precisa que prácticamente no sientes el pinchazo. Además, aplicamos gel anestésico previo que adormece la encía. Así, incluso si necesitas anestesia, la experiencia puede ser «sin dolor» en el momento de administrarla. También hay aparatos de vibración (como DentalVibe) que se usan al mismo tiempo que la inyección para bloquear la sensación de pinchazo.
  • Tecnología láser para caries: Algunos gabinetes dentales cuentan con láser dental (por ejemplo, láser de erbio) que puede eliminar el tejido cariado de forma selectiva sin necesidad de taladro. La gran ventaja es que suele ser indoloro o casi indoloro, por lo que en muchos casos no hace falta anestesia. El láser vaporiza la caries sin dañar tejido sano, de manera muy precisa. Esta técnica revolucionaria permite tratar caries pequeñas y medianas sin ruido, sin vibración y sin pinchazo, mejorando mucho la experiencia del paciente. Eso sí, no todos los dentistas disponen de esta tecnología por su alto costo, pero es bueno saber que existe.
  • Remoción química de caries: Otra alternativa para caries incipientes es usar un gel especial que reblandece el tejido cariado (método conocido como careisolv o Carisolv). Tras aplicarlo unos minutos, la parte infectada se puede retirar con instrumentos manuales, evitando (en gran medida) el uso del torno. Es un procedimiento prácticamente indoloro, ideal para niños o personas con mucho temor al ruido del taladro. Si bien puede llevar un poco más de tiempo que la fresa tradicional, tiene la ventaja de no generar las molestias típicas del taladro y en general no requiere anestesia.
  • Técnicas de abrasión con aire: Para caries muy pequeñas, existe la opción de usar un chorro de micropartículas abrasivas que «lija» la caries (abrasión de aire). Es un procedimiento silencioso y suave, útil en lesiones iniciales, y suele hacerse sin anestesia porque la sensación es mucho más leve que la del taladro tradicional.

Como ves, cada vez hay más formas de tratar las caries sin dolor y sin miedo. Si eres un paciente aprensivo, no dudes en comentárselo a tu dentista: podemos adaptar el tratamiento con alguna de estas alternativas o simplemente teniendo más cuidado de tu comodidad. Lo importante es que no pospongas tu tratamiento por temor, ya que las caries avanzan y un problema pequeño puede volverse mayor (y entonces sí requerir anestesia o tratamientos más complejos como una endodoncia). Con confianza y las técnicas adecuadas, lograrás superar el miedo y cuidar tu salud dental.

Preguntas frecuentes

¿Duele la inyección de la anestesia dental?

En general la inyección de anestesia en el dentista provoca más aprensión que dolor real. Gracias al uso de geles anestésicos previos, agujas muy finas y técnicas lentas de inyección, el pinchazo se reduce a una molestia leve de pocos segundos. Muchos pacientes comentan sorprendidos que «apenas sentí nada». Es un mal menor comparado con el alivio que proporciona, ya que evita el dolor durante el tratamiento.

¿Qué pasa si me duele durante un empaste sin anestesia?

Si durante un empaste hecho sin anestesia llegaras a sentir dolor, no tienes que aguantar. Lo correcto es avisar de inmediato al dentista (por ejemplo, levantando la mano). En tal caso, detendremos el procedimiento y aplicaremos anestesia local en ese momento para eliminar cualquier dolor antes de continuar. Tu comodidad es lo primero: estamos atentos a tus gestos y siempre dispuestos a anestesiar si es necesario.

¿Se pueden hacer empastes sin anestesia en niños?

En niños pequeños, los dentistas intentamos evitar procedimientos traumáticos. Si la caries del niño es muy superficial, a veces se realiza el empaste sin anestesia para que el pequeño no pase por el pinchazo. Además, en odontopediatría se usan técnicas como geles «mágicos» (remoción química) o el láser, y se explica todo de forma amigable para que colaboren. Sin embargo, si la caries infantil es profunda o el niño ya tiene dolor, sí se empleará anestesia local para que no sufra. La seguridad y confianza del niño son prioridad, por lo que solo haremos un empaste sin inyección si estamos seguros de que no le dolerá.

¿Es seguro hacerse un empaste dental en el embarazo?

Sí, es seguro y recomendable tratar una caries durante el embarazo si es necesario. La anestesia local dental no afecta al bebé (no entra al torrente sanguíneo en cantidades significativas) y se puede usar con tranquilidad. De hecho, es mejor empastar una muela con caries que dejar que avance y cause infección. Muchos odontólogos preferimos realizar los tratamientos en el segundo trimestre del embarazo, cuando la mamá está más cómoda, pero si hay una urgencia (dolor agudo, infección) se actúa en cualquier etapa con las debidas precauciones. Siempre informa a tu dentista de tu estado de embarazo; adaptaremos el tratamiento para tu máxima seguridad.

¿Por qué puede doler un diente después de un empaste?

Tras un empaste reciente es relativamente normal sentir cierta sensibilidad al frío, calor o al morder, especialmente si la caries era profunda. Este tipo de molestia suele desaparecer en pocos días. Si el dolor al morder persiste, podría ser que el empaste esté un poco alto y el diente choque antes de tiempo; en ese caso, basta con acudir a la clínica para ajustar la altura del empaste. Ahora bien, si el dolor es intenso, punzante o no mejora con los días, podría indicar que la caries estaba muy cercana al nervio y éste se ha inflamado (pulpitis). En ocasiones infrecuentes, puede ser necesario realizar una endodoncia (tratamiento de nervio) si el diente sigue doliendo después del empaste. Ante cualquier dolor anormal post-empaste, lo mejor es consultar al odontólogo para evaluar y solucionar el problema.

¿Qué puedo hacer si tengo pánico al dentista?

Lo primero es comunicar tu miedo abiertamente a tu dentista. Un buen profesional lo entenderá y tomará medidas adicionales para tu confort: explicarte cada paso, acordar una señal para pausar si lo necesitas, usar anestesia incluso en tratamientos pequeños por precaución, etc. También puedes apoyarte en técnicas de relajación (respiraciones profundas, música con audífonos durante la cita) o incluso pedir sedación consciente con óxido nitroso si tu clínica lo ofrece. Algunos pacientes muy ansiosos se benefician de tomar un leve ansiolítico recetado por el médico antes de la cita (siempre bajo indicación profesional). Recuerda que hoy en día la odontología puede ser prácticamente indolora; si encuentras una clínica de confianza y vas dando pequeños pasos, podrás superar poco a poco tu pánico. ¡No estás solo/a en esto, muchos pacientes lo logran con ayuda adecuada!

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Odontóloga
La Dra. Lucía Tejada Martín combina su experiencia en odontología integral con un enfoque cariñoso y atento, creando un ambiente de confianza para pacientes de todas las edades. Con especialización en odontología mínimamente invasiva, su prioridad es ofrecer tratamientos que aseguren comodidad y resultados duraderos. Desde 2014, su dedicación a la odontopediatría y a la atención estética y restauradora en adultos la ha convertido en una profesional valorada, reconocida por su cercanía y precisión en cada consulta.

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