9 abril 2025

Mal sabor de boca en el embarazo: causas, remedios y prevención

Mal sabor metálico o amargo en la boca durante el embarazo. Te explico por qué ocurre este síntoma común (hormonas, náuseas, reflujo, sequedad, vitaminas) y cómo aliviarlo de forma segura.

Soy Alicia Moreno, odontóloga y, como profesional de la salud que ha acompañado a muchas futuras mamás, sé lo molesto que puede ser ese mal sabor de boca durante el embarazo. En mis años de experiencia he visto a muchísimas embarazadas quejándose de un sabor metálico o amargo persistente en la boca, especialmente en el primer trimestre. Quiero que sepas que no estás sola: es un síntoma común y normal en el embarazo, aunque resulte incómodo. En este artículo te explicaré por qué aparece este mal sabor de boca, cuáles son sus causas principales y, lo más importante, cómo puedes aliviarlo con consejos prácticos y seguros. Hablaremos desde cambios hormonales hasta hábitos de higiene, siempre con un tono cercano pero respaldado por mi conocimiento profesional. ¡Vamos a por ello!

Principales causas del mal sabor de boca en el embarazo

Como dentista especializada en salud bucal materna, a menudo me preguntan: “¿Por qué tengo este sabor raro en la boca si estoy embarazada?”. La realidad es que durante el embarazo ocurren cambios importantes en tu cuerpo que pueden alterar tu sentido del gusto. A continuación, detallamos las causas más comunes de este mal sabor de boca (también llamado disgeusia cuando el sabor anormal es persistente) y cómo cada una contribuye a esa sensación desagradable:

Cambios hormonales (el desencadenante principal)

En el embarazo, tu cuerpo produce un cóctel de hormonas para sostener la gestación. En particular, el aumento de estrógenos en el primer trimestre afecta directamente a las papilas gustativas y al sentido del olfato. En primera persona te cuento que he visto cómo este cambio hormonal provoca que muchas mujeres describan una sensación de “sabor a metal” en la boca, ¡como si hubieran estado chupando monedas! Es frustrante, lo sé. Pero tiene explicación: esas hormonas alteran la percepción normal de los sabores, volviendo más intensos algunos gustos. Es común que aparezca unas pocas semanas después de la concepción, a la par de otras señales tempranas como las náuseas. La buena noticia es que, al ser causado por hormonas, suele ser temporal: muchas mamás notan mejora hacia el final del primer trimestre, cuando el cuerpo se adapta (aproximadamente entre la semana 12 y 14 de gestación). Algunas mujeres, especialmente si esperan múltiples, pueden experimentar el sabor metálico por más tiempo, pero en general tiende a disminuir según avanzan los meses.

Náuseas y vómitos (el efecto secundario desagradable)

Si sufres las clásicas náuseas y vómitos del embarazo, es muy probable que contribuyan al mal sabor de boca. ¿Por qué? Imagina las veces que has devuelto el estómago: los jugos gástricos (ácidos) suben por la boca al vomitar, dejando un sabor agrio o amargo residual. Incluso las náuseas sin vómito pueden venir acompañadas de una sensación gustativa desagradable difícil de describir. Muchas de mis pacientes me cuentan que el mal sabor aparece junto con las náuseas matutinas, y en efecto, ambos síntomas suelen ir de la mano. Además, cuando tienes náuseas es común que ciertos alimentos te sepan “mal” o diferentes de lo normal. Este cóctel de sensaciones puede intensificar la disgeusia. La relación es tal que, de hecho, quienes tienen náuseas intensas en el embarazo suelen ser más propensas a notar ese sabor raro persistente. Por suerte, al igual que las náuseas, esta alteración del gusto suele mejorar al entrar en el segundo trimestre.

Reflujo gástrico y acidez (sabor amargo ácido)

El reflujo ácido es otro viejo conocido de las embarazadas, sobre todo conforme avanza la gestación. Debido a las hormonas y a la presión del útero en crecimiento, la válvula que separa el estómago y el esófago se relaja, facilitando que suba ácido hacia la garganta (acidez). Si notas un sabor amargo en la boca, especialmente después de comer o al acostarte, el culpable puede ser el reflujo. Ese ácido que regresa desde el estómago deja un regusto amargo o agrio en la parte posterior de la boca, a veces acompañado de ardor. En mis propias palabras como especialista: es como si te hubiese quedado un poco de bilis o líquido ácido en la boca. No es agradable, desde luego. El reflujo puede aparecer en cualquier etapa, pero es más común en el tercer trimestre. Controlar la acidez te ayudará también a reducir el mal sabor (más adelante veremos cómo).

Sequedad bucal (xerostomía)

¿Has notado tu boca más seca de lo habitual desde que estás embarazada? La sequedad bucal es otra pieza del rompecabezas. Muchas mujeres embarazadas tienen xerostomía (boca seca) por diversos motivos: cambios hormonales que alteran la producción de saliva, necesidad de orinar con más frecuencia (lo que puede llevar a ligera deshidratación si no se reponen líquidos), e incluso congestión nasal típica del embarazo que te hace respirar por la boca al dormir. Cuando hay menos saliva, la boca pierde su mecanismo natural de limpieza. La saliva normalmente arrastra bacterias y neutraliza ácidos; si su cantidad disminuye, es más fácil que se acumulen sabores desagradables y bacterias que provocan mal sabor y halitosis. Personalmente, suelo aconsejar a mis pacientes estar atentas a este punto: a veces el mal sabor se debe simplemente a que tu boca está seca constantemente. La sequedad potencia la sensación metálica o amarga, haciendo todo más intenso.

Vitaminas prenatales y suplementos

Como profesional, siempre recomiendo las vitaminas prenatales para un embarazo saludable. Sin embargo, tengo que reconocer que algunos de sus componentes pueden ser responsables de ese sabor metálico. En particular, los suplementos ricos en hierro (como las pastillas de hierro o multivitamínicos con hierro) suelen dejar un regusto metálico después de tomarlos. El hierro es un mineral esencial en el embarazo, pero nuestro paladar lo percibe fácilmente – ¡y no sabe precisamente rico! Otros minerales como el zinc o cobre presentes en suplementos también pueden alterar el gusto. Si tomas complementos vitamínicos y notas el mal sabor justo después, es muy probable que estén contribuyendo. Incluso algunas medicinas seguras en el embarazo (por ejemplo, ciertos antibióticos que pudiera recetar el médico por una infección) tienen como efecto secundario sabor extraño en la boca. No dejes de tomar tus vitaminas, pero ten en cuenta que podrían ser parte de la causa. Más adelante te daré trucos para minimizar esa molestia sin abandonar tus suplementos.

Higiene bucal y problemas dentales

Aunque la causa principal suela ser interna (hormonal o digestiva), no podemos olvidar lo básico: la salud de tu boca. Durante el embarazo, las encías pueden volverse más sensibles y sangrar con facilidad (gingivitis del embarazo), y si hay encías sangrantes, ese pequeño sabor a sangre/metálico puede sumarse al panorama. Además, una mala higiene bucal (por ejemplo, si el malestar te impide cepillarte bien porque te da arcadas) puede ocasionar acumulación de placa bacteriana, caries incipientes o halitosis. Todo esto genera malos sabores. Piensa que si te cuesta cepillarte los dientes por las náuseas, es más fácil que tengas la boca “sucia” y con restos de comida, lo que empeora la sensación desagradable. En resumen, embarazo no es sinónimo de descuidar la boca. Al contrario, hay que poner más atención: tus dientes y encías también pueden ser origen o agravante del mal sabor si no se cuidan adecuadamente.

En el embarazo, el mal sabor de boca suele ser multifactorial. Las hormonas alteran tu sentido del gusto (disgeusia), las náuseas/reflujo aportan sabores amargos, la boca seca y la menor higiene crean un caldo de cultivo para sabores desagradables, y los suplementos añaden su toque metálico. La buena noticia es que, aunque molesto, este síntoma no es peligroso ni afecta a tu bebé. Ahora que ya sabes por qué ocurre, veamos cómo aliviarlo y llevarlo lo mejor posible.

¿Cómo aliviar el mal sabor de boca durante el embarazo?

Aquí viene lo importante: ¿qué puedes hacer para quitarte ese mal sabor de boca? Como odontóloga que ha acompañado a muchas embarazadas, suelo dar una serie de consejos prácticos que funcionan en la vida real. No hay una varita mágica para eliminar por completo la disgeusia, pero estos remedios ayudan mucho a mejorar el día a día. Te los presento en primera persona porque son recomendaciones que yo misma he visto funcionar con mis pacientes (¡y conmigo misma, cuando estuve embarazada!):

  • Mantén una higiene bucal impecable: suena obvio, pero es fundamental. Cepíllate los dientes después de cada comida con un dentífrico de menta suave (el frescor de la menta ayuda a neutralizar el mal sabor). No olvides cepillar también la lengua – muchas veces la placa bacteriana en la lengua causa sabor desagradable, así que rasparla suavemente puede marcar la diferencia. Usa hilo dental diariamente para limpiar bien entre los dientes y evita que restos de comida queden fermentando en tu boca. En mi consulta he comprobado que solo mejorando la rutina de higiene muchas embarazadas notan alivio significativo. Si los sabores de las pastas o enjuagues te dan náuseas, busca opciones con sabores suaves o neutros, pero no renuncies a la limpieza. Una boca limpia es la base para combatir el mal sabor.
  • Enjuagues y gárgaras que neutralizan el sabor: un truco casero que recomiendo es hacer gárgaras con bicarbonato de sodio. Mezcla 1 cucharadita de bicarbonato en un vaso de agua y enjuágate la boca un par de veces al día. El bicarbonato ayuda a neutralizar el pH y elimina ese gusto metálico o amargo temporalmente. Muchas pacientes me cuentan que les alivia bastante. Si no te gusta el bicarbonato, también un enjuague bucal suave sin alcohol puede servir después del cepillado, para dejar un sabor fresco. Incluso masticar unas hojas de menta fresca o perejil puede refrescar tu aliento y tu paladar de forma natural.
  • Mantente hidratada, ¡agua a sorbitos durante el día!: combatir la sequedad bucal es clave. Ten siempre a mano una botellita de agua y ve bebiendo tragos frecuentes a lo largo del día. La hidratación constante mantiene la boca húmeda y ayuda a producir más saliva, lo cual diluye y arrastra ese sabor feo. Apunta a beber al menos 2 litros de agua diarios (8 vasos), salvo que tu médico te indique lo contrario. Si te aburre el agua sola, prueba agua con unas gotas de limón, que además de hidratar aporta un toque cítrico refrescante. Evita en cambio las bebidas azucaradas o muy ácidas en exceso, porque pueden empeorar la salud bucal o la acidez.
  • Chicles o caramelos sin azúcar: mastica chicle sin azúcar o ten a mano caramelos mentolados o de sabores cítricos (limón, naranja) sin azúcar. Este consejo lo doy siempre que puedo: al masticar chicle estimulas la producción de saliva (lo que combate la sequedad y “lava” tu boca) y el sabor dulce-mentolado enmascara temporalmente el gusto metálico. Busca sabores que te agraden y no te provoquen náuseas. Mentas, hierbabuena o cítricos suelen ir bien. Un chicle de menta después de las comidas puede dejarte la boca más fresca. Eso sí, recuerda que sean sin azúcar para no fomentar caries.
  • Alimentación: pequeños cambios con gran impacto: si ciertos alimentos te dejan mal sabor, intenta identificar y evitar tus desencadenantes. Por ejemplo, algunas embarazadas notan que el café o las carnes les dejan un sabor fuerte después – si es tu caso y puedes prescindir de ellos temporalmente, hazlo. Opta por comidas que toleres bien. También puede ayudar comer porciones más pequeñas pero frecuentes, en lugar de atracones, para evitar tener el estómago vacío (lo cual a veces acentúa el sabor metálico). Añadir alimentos ácidos naturales en la dieta puede ser útil: chupar una rodaja de limón o naranja fresca, o beber un poco de jugo de limón diluido en agua, suele “reiniciar” el paladar y contrarrestar el sabor amargo. El jengibre es otro aliado: chupar un caramelito de jengibre o tomar infusión de jengibre no solo ayuda con las náuseas, sino que puede mejorar el sabor de boca (el jengibre tiene un sabor fuerte que reemplaza al metálico por un rato). Por supuesto, mantén una dieta equilibrada; a veces la deficiencia de algún nutriente puede influir en percepciones del gusto, así que come variado dentro de lo que toleres.
  • Maneja el reflujo y la acidez: si sospechas que parte de tu mal sabor viene de la acidez, toma medidas para reducir el reflujo. En mi experiencia, recomendar hábitos sencillos marca diferencia: evita acostarte justo tras comer (espera unas 2 horas si puedes), eleva un poco el cabecero de tu cama para dormir ligeramente incorporada, come despacio y en raciones pequeñas, evitando comidas muy grasosas, frituras, picantes o cítricos fuertes que empeoran el reflujo. A muchas embarazadas les va bien beber un vaso de leche fría o comer un poco de yogur cuando sienten ardor, para calmarlo naturalmente. Consulta con tu médico si la acidez es muy molesta; existen antiácidos seguros en el embarazo que podrían indicarte. Al controlar el reflujo, disminuirá el regusto amargo en tu boca.
  • Toma tus vitaminas de forma estratégica: no abandones las vitaminas prenatales por el mal sabor, pero puedes probar algunos trucos. Por ejemplo, tomar el suplemento justo antes de dormir en la noche – así, si te deja sabor metálico, estarás durmiendo y no lo notarás tanto como durante el día. Otra táctica es ingerirlo con alguna comida o un jugo de frutas para enmascarar el sabor (asegúrate de seguir las indicaciones del prospecto; algunas vitaminas se absorben mejor con alimentos). Coméntale al médico si el suplemento de hierro te resulta insoportable; en algunos casos pueden recomendar cambiar la marca, la presentación (por ejemplo, de pastillas a jarabe, que a veces sabe menos metálico) o ajustar la dosis. Recuerda: es vital para ti y tu bebé mantener esos aportes, así que buscamos manejar el sabor sin quitarlos de tu rutina.
  • Remedios caseros adicionales: cada persona es un mundo, pero te comparto otros truquitos que mujeres embarazadas han jurado que les funcionan: masticar unos clavos de olor (tienen un sabor especiado que cubre al metálico), chupar pedacitos de hielo (refresca la boca y quita temporalmente el sabor, además de hidratarte), o enjuagar con infusión de manzanilla fría (la manzanilla tiene propiedades refrescantes y es segura en enjuague, solo no la tragues en exceso). Si te apetece experimentar, prueba y quédate con lo que te de resultado. Siempre que sean cosas naturales y no dañinas, no hay problema en intentar aliviar esa molestia.

Para aliviar el mal sabor de boca en el embarazo combina una excelente higiene bucal, hidratación constante y algunos truquitos como chicles, enjuagues de bicarbonato o sabores cítricos. No eliminas el síntoma al 100%, pero lo vuelves mucho más llevadero. Muchas mujeres sienten que estos consejos les devuelven un poco el control y les permiten disfrutar mejor de la comida y el día a día a pesar del embarazo.

Prevención del mal sabor de boca y cuándo acudir al médico

Ahora que sabes cómo mitigarlo, hablemos de prevención y de cuándo conviene buscar ayuda médica. Es cierto que algunos cambios del embarazo no se pueden “prevenir” del todo (¡ojalá pudiéramos evitar por completo las náuseas o las hormonas revolucionadas!). Aun así, hay medidas que pueden reducir la probabilidad o intensidad de este síntoma. Y, sobre todo, hay que saber diferenciar lo normal de cuándo es hora de consultar con un especialista.

¿Se puede prevenir este síntoma?

Seré sincera: evitar por completo el mal sabor de boca en el embarazo no siempre es posible, ya que en gran medida es un efecto de tus hormonas y tu adaptación al embarazo. No es tu culpa ni significa que estés haciendo algo mal. Dicho esto, sí puedes tomar medidas desde el inicio para que, en caso de aparecer, sea más leve o llevadero:

  • Antes o al inicio del embarazo, cuida tu salud bucal: si estás planificando un embarazo (o apenas te enteraste de que esperas un bebé), agenda una visita con tu dentista para un chequeo y limpieza dental. Llegar al embarazo con la boca en buenas condiciones (sin caries ni infecciones pendientes) y con una limpieza profesional hará que haya menos factores que causen mal sabor. Además, tu dentista te podrá dar recomendaciones específicas para el cuidado durante el embarazo.
  • Mantén una rutina de higiene rigurosa desde el día uno: no esperes a tener el síntoma para ser constante con cepillado, hilo dental y enjuague. Si diariamente eliminas placa bacteriana y restos de comida, disminuyes la posibilidad de que se genere sabor desagradable por esa causa. Haz del cepillado después de cada comida un hábito innegociable.
  • Hidrátate adecuadamente siempre: incluso antes de notar sequedad, asegúrate de beber suficiente agua cada día. Esto mantiene tu saliva fluyendo y puede prevenir en parte la xerostomía. Un cuerpo bien hidratado lidia mejor con muchos síntomas.
  • Evita agentes que resequen la boca o provoquen mal sabor: por ejemplo, el tabaco y el alcohol (que de todas formas están desaconsejados en el embarazo por muchas razones) resecan la boca y alteran el gusto. Si fumabas o bebías antes, el embarazo es el mejor motivo para dejarlo por completo. Tu salud bucal y general lo agradecerán, y evitarás sumar más sabor amargo del que ya de por sí podrías tener.
  • Alimentación equilibrada desde el principio: llevar una dieta saludable, rica en frutas, verduras y con proteínas magras, ayuda a mantener un buen equilibrio en el organismo. Reduce el consumo de alimentos ultra procesados, muy azucarados o muy condimentados, ya que a algunas mujeres estos les dejan sabores raros o aumentan la sed. Prefiere comidas frescas y sencillas. Además, tener el estómago muy vacío puede favorecer el sabor metálico, así que come algo ligero cada pocas horas.
  • Atención a la congestión nasal: si notas que duermes con la boca abierta por nariz tapada (lo que es común en embarazo debido a rinitis gestacional), intenta usar un humidificador en tu habitación o tiras nasales para mejorar la respiración. Prevenir la boca seca mientras duermes puede reducir la aparición de mal gusto al despertar.

En conclusión, no podemos garantizar que no tendrás nada de mal sabor, pero con estos hábitos saludables desde el comienzo del embarazo, minimizas factores de riesgo. Y aunque aparezca, posiblemente lo experimentarás de forma más suave.

¿Cuándo acudir al médico o dentista?

El mal sabor de boca por sí solo, en el contexto de un embarazo normal, no suele ser signo de alarma médica. Por incómodo que sea, generalmente indica cambios normales y desaparece con el tiempo. Sin embargo, hay situaciones en las que conviene consultar a un profesional para descartar otros problemas o conseguir ayuda extra:

  • Si el mal sabor es extremo o persistente: ¿Sigues con un sabor insoportable más allá del segundo trimestre, o incluso todo el día sin alivio? Si tras poner en práctica los consejos de higiene y remedios caseros el sabor persiste muy intenso, coméntalo en tu próxima visita prenatal. En casos raros, podría haber alguna causa subyacente que valga la pena revisar. Tu ginecólogo(a) evaluará si es solo disgeusia normal o si puede haber alguna deficiencia nutricional, enfermedad digestiva o condición médica que lo esté exacerbando. También podrían derivarte a un especialista si fuese necesario.
  • Si te impide alimentarte bien: lo más importante es que puedas llevar una dieta equilibrada para nutrirte tú y tu bebé. Si el mal sabor te quita el apetito por completo o te hace rechazar muchos alimentos (más allá de las típicas aversiones del embarazo), es momento de buscar ayuda. Tu médico o nutricionista pueden darte estrategias para asegurar una ingesta adecuada a pesar de todo, o incluso recomendar algún enjuague o medicamento seguro que mejore el sabor. Lo principal es no comprometer tu nutrición.
  • Descartar problemas dentales: si además del mal sabor notas dolor de muelas, encías muy inflamadas, sangrado excesivo, llagas u otras molestias en la boca, visita al dentista lo antes posible. Puede haber una infección oral (como gingivitis, caries avanzada o una candidiasis bucal) que esté causando mal sabor y necesite tratamiento. Durante el embarazo es seguro hacer muchos procedimientos dentales con las precauciones adecuadas, así que no postergues tu salud bucal. Tratar esas afecciones no solo quitará el sabor feo, sino que evitará complicaciones mayores.
  • Si aparece un sabor extraño acompañado de otros síntomas inusuales: en general, el sabor metálico del embarazo viene solo o con las típicas náuseas. Pero si llegaras a sentir otros síntomas preocupantes (por ejemplo, un sabor dulce inusual acompañado de mucha sed – podríamos pensar en revisar tu glucemia; o un sabor “a acetona” en boca – raro pero relacionado a cetosis), menciona todo a tu médico. Ellos evaluarán tu cuadro completo. Otro ejemplo: si hacia el tercer trimestre el mal sabor viniera con picor intenso en el cuerpo o ictericia (color amarillo en piel), habría que descartar condiciones hepáticas como colestasis. No es común, te lo comento solo para ilustrar que siempre escuches a tu cuerpo. Ante cualquier combinación de síntomas que te haga ruido, consulta. Más vale salir de dudas y quedarte tranquila.
  • Después del parto, si no mejora: normalmente, tras dar a luz y pasar las semanas, tus hormonas volverán a la normalidad y con ello ese sabor metálico debería ser cosa del pasado. Si han pasado varias semanas posparto y sigues con mal sabor constante, también es recomendable un chequeo médico. Podría ser algo ajeno al embarazo (por ejemplo, reflujo crónico, gastritis, deficiencia de vitaminas, etc. que coincidentemente se manifestó en este tiempo).

No dudes en acudir al profesional de la salud si el mal sabor de boca te preocupa, empeora o se sale de lo habitual. Tu tranquilidad es importante. La mayoría de las veces te confirmarán que es un síntoma benigno de la gestación y te ayudarán con medidas para sobrellevarlo. Y si hubiera otra causa, mejor detectarla a tiempo. Recuerda: estamos para ayudarte. Nunca pienses que es una tontería mencionar “oye, tengo un sabor metálico constante” — los médicos y dentistas conocemos bien este síntoma y sabemos orientarte. Lo principal es tu bienestar y el de tu bebé.

Preguntas frecuentes sobre el mal sabor de boca en el embarazo

¿Es normal tener un mal sabor de boca durante el embarazo?

Sí, es bastante normal. Muchas embarazadas experimentan un sabor raro, ya sea metálico, amargo o agrio, sobre todo en el primer trimestre. Es un síntoma llamado disgeusia y se considera una respuesta común a los cambios hormonales del embarazo. Aunque es molesto, por lo general no indica nada grave ni supone un riesgo para ti o el bebé. Forma parte de los muchos cambios temporales que atraviesa tu cuerpo en esta etapa.

¿A partir de cuándo aparece ese sabor metálico en la boca?

Suele comenzar en las primeras semanas de gestación. En mi experiencia clínica, algunas mujeres notan el sabor metálico incluso antes de confirmar el embarazo (llegando a ser uno de esos primeros indicios junto con el retraso menstrual, las náuseas, etc.). Típicamente aparece durante el primer trimestre, a veces desde la semana 6-7 de embarazo en adelante. Cada cuerpo es distinto: unas lo perciben muy pronto y otras quizá nunca lo noten. Pero lo más común es que empiece en el primer trimestre.

¿Cuánto dura el mal sabor de boca en el embarazo?

Por lo general, mejora al finalizar el primer trimestre, alrededor de la semana 12 a 14 de embarazo. Muchas futuras mamás sienten alivio cuando entran en el segundo trimestre, ya que las hormonas se estabilizan un poco y suelen disminuir las náuseas. Sin embargo, en algunos casos la disgeusia puede persistir más tiempo. Hay mujeres que la tienen de forma intermitente durante todo el embarazo (especialmente si esperan gemelos o si las causas como reflujo se mantienen). Pero tranquilo, en la gran mayoría de casos desaparece o se atenúa mucho para mediados del embarazo. Y prácticamente siempre desaparece tras el parto, cuando tu cuerpo vuelve a su estado hormonal habitual.

¿Qué causa ese mal sabor de boca estando embarazada?

La causa principal son los cambios hormonales, en especial el aumento de estrógeno que altera tus papilas gustativas y sentido del olfato. Eso provoca la sensación de sabor metálico o extraño (disgeusia). Además, contribuyen otros factores propios del embarazo: las náuseas y vómitos dejan sabor amargo, el reflujo ácido causa gusto agrio, la boca seca por menor saliva intensifica cualquier sabor desagradable, y los suplementos prenatales (como el hierro) pueden dejar regusto metálico. Incluso el no poder cepillarte bien por las náuseas o alguna gingivitis puede añadir un mal sabor. En resumen, es una combinación de factores relacionados con el embarazo, siendo las hormonas la chispa inicial.

¿Cómo puedo quitar o aliviar el mal sabor de boca durante el embarazo?

Puedes aliviarlo bastante siguiendo algunos consejos prácticos: mantén una buena higiene bucal (cepilla dientes y lengua después de comer, usa hilo dental, enjuagues suaves), bebe mucha agua para no tener la boca seca, mastica chicles sin azúcar o caramelos de menta/limón, haz gárgaras con agua y bicarbonato para neutralizar el gusto, come alimentos cítricos o con jengibre que refrescan el paladar, y evita comida que te cause más amargor o náuseas. También ayuda controlar la acidez comiendo poco y frecuente y no tumbándote tras comer. Si tomas vitaminas prenatales, prueba a tomarlas por la noche o con comida. Estos remedios no eliminan por completo el sabor, pero lo reducen a un nivel mucho más llevadero.

¿Debo preocuparme por este síntoma? ¿Puede ser dañino?

En la gran mayoría de casos no debes preocuparte: el mal sabor de boca por disgeusia es un síntoma benigno típico del embarazo. No es dañino para ti ni para el bebé, más allá de la molestia que supone. Piensa que es similar a las náuseas: desagradable pero pasajero. Dicho esto, debes cuidar que no te impida comer bien ni descuidar tu higiene bucal. Si llegas a un punto en que por el sabor dejas de alimentarte adecuadamente o te angustia mucho, consúltalo con tu médico para buscar soluciones. También si el sabor viene con otros síntomas raros (por ejemplo, dolor en la boca, fiebre, etc.), porque entonces podría haber otra causa adicional. En resumen, por sí solo no es peligroso, pero escucha a tu cuerpo. Ante la duda, coméntalo con tu profesional de salud para quedarte tranquila.

¿Cuándo debería consultar al médico o dentista por el mal sabor de boca?

Lo recomendable es mencionarlo en tus controles de embarazo si es muy intenso o te causa problemas. Busca atención si: 1) El mal sabor es muy fuerte y persistente a pesar de las medidas de alivio, o sigue en segundo/tercer trimestre sin cambios. 2) Te dificulta comer y crees que puede afectar tu nutrición (tu médico puede ayudarte con anti náuseas o alternativas). 3) Notas problemas bucales como dolor dental, encías muy inflamadas, lesiones en la boca – entonces ve al dentista, podría haber una infección u otra causa tratable. 4) Va acompañado de síntomas fuera de lo común que te preocupan (siempre es mejor descartar cualquier cosa). En general, coméntale al médico en tus visitas prenatales que tienes este síntoma (ellos lo esperan, es común). Y no dudes en hacer una consulta extra si algo no encaja o empeora. Más vale pecar de precavida; estamos para ayudarte tanto en lo grande como en lo pequeño.

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Alicia Moreno Cleardent
Odontóloga
La Dra. Alicia Moreno Martínez es una odontóloga apasionada por la salud bucal infantil y la estética dental, con formación en prostodoncia restauradora y odontopediatría. Su reciente especialización en odontología estética le permite ofrecer un cuidado dental integral que no solo mejora la salud, sino también la confianza de sus pacientes. Con experiencia en odontología general desde 2018, la Dra. Moreno es muy valorada en nuestros centros, donde aplica sus conocimientos con un enfoque personalizado y una dedicación constante al bienestar de cada paciente.

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