La presencia de un nervio limitante no es un obstáculo insuperable para la colocación de implantes dentales en los sectores posteriores. Incluso en casos de pérdida ósea significativa, existen soluciones avanzadas como la utilización de injertos óseos obtenidos de la propia mandíbula y técnicas de regeneración ósea guiada, incluyendo el uso de biomateriales y membranas de colágeno, para asegurar un resultado exitoso del implante.
Muchos pacientes se hacen constantemente esta pregunta al momento de querer colocarse un implante dental. ¿Tendré suficiente hueso para colocarme un implante?.
Para decidir la cantidad de hueso y si es apto para colocar un implante dental el especialista tiene que realizar una serie de pruebas u exámenes previos en la clínica dental:
Y partiendo de aquí, decidir si al paciente se le puede colocar el implante dental o si será necesario colocarle un injerto de hueso, los especialistas en implantología están de acuerdo que la pérdida ósea comienza a suceder a los 2-4 meses de la pérdida del diente y su evolución depende de la zona anatómica del paciente y sus circunstancias siendo imposible prever un plazo de tiempo ideal de la pérdida ósea.
En líneas generales, el momento ideal de colocación de un implante dental es inmediatamente al extraer un diente o a los dos meses, una vez cicatrizado el hueso que rodeaba al diente perdido. En casos de pérdidas antiguas de piezas dentales, la colocación del implante dental debe ser inmediata. La anatomía mandibular aplicada a la cirugía de implantes dentales, divide a ésta en tres partes bien diferenciadas; una anterior (casi nunca la pérdida ósea impide la colocación de implantes) y dos laterales situadas por detrás de la salida del nervio mentoniano.
Este nervio generalmente presenta una limitante al momento de la colocación de implantes en los sectores posteriores donde si la pérdida ósea es mucha deberemos poner injertos óseos obtenidos de la propia mandíbula o realizar técnicas avanzadas de regeneración ósea guiada (biomaterial y membranas de colágeno).
Si el volumen o concentración ósea es insuficiente para la colocación de los implantes dentales hay que realizar una cirugía preimplantación para el aumento de volumen óseo. Esta situación se debe a la presencia del seno maxilar que es una cavidad llena de aire en cada lado de las fosas nasales. Por lo tanto, la colocación de los implantes a este nivel requiere un injerto óseo en el fondo del seno. Es, sin duda, la intervención quirúrgica preimplantación más frecuente. Una anestesia local es suficiente y la intervención no tarda más de 45 minutos así nos damos cuenta que para la colocación de implantes dentales en boca siempre hay alternativas.
Existen varias técnicas para hacer crecer el hueso maxilar sobre la zona edéntula, entre ellas se tienen:
Todas estas técnicas se hacen para favorecer el rápido crecimiento del hueso maxilar en calidad y cantidad suficiente para la colocación de implantes dentales. La regeneración ósea guiada es un procedimiento que implica colocar una placa o capa de membrana sobre la zona con poco volumen óseo.
Cabe volver a mencionar que el éxito de un implante dental depende de la capacidad de su ajuste en el hueso, por lo tanto, depende mucho de cuanto hueso está disponible en el sitio donde el implante se va a colocar. Hay muchos factores que afectan el volumen de hueso incluyendo la enfermedad periodontal, traumatismos e infecciones.
Si eres una persona que no tiene mucha masa ósea en la parte donde perdiste el o los dientes, el médico especialista te hará toda una serie de valoraciones médicas para tomar la mejor decisión posible de acuerdo a tu caso en particular.
Los injertos óseos actúan induciendo a la formación o crecimiento del hueso, siendo el mejor material de injerto el del hueso autógeno, que es el proveniente del propio paciente, porque además de inducir el crecimiento es capaz de generar por sí mismo el proceso de formación ósea al transcurrir el tiempo.
El médico tendrá que buscar una zona de tu cuerpo que funcione como zona dadora del injerto, las zonas utilizadas más frecuentemente son el mentón y la rama mandibular.
Ya habiéndose colocado el injerto óseo, para que éste se integre al hueso del paciente es necesario emplear un proceso llamado regeneración ósea guiada.
La regeneración ósea guiada es un proceso que se desarrolla en base al crecimiento del nuevo hueso para el relleno de los defectos óseos, a través del uso de membranas reabsorbibles, que funcionan como barrera para el infiltrado de células no deseadas que interfieren con la formación del hueso nuevo.
Esta clasificación está basada dos parámetros:
Esta misma clasificación es importante como líneas guía para el especialista que afronta la rehabilitación del maxilar superior posterior con implantes osteointegrados respecto al tipo de hueso que presenta el paciente.
Clase de Hueso | Descripción | Características Clave |
Hueso Clase A | Cresta ósea alveolar casi completa a aproximadamente 3 mm de la unión entre el esmalte y el cemento de los dientes adyacentes. | Altura del hueso alveolar de 6 o 7 mm como mínimo. Leve o casi ninguna reabsorción del proceso alveolar. |
Hueso Clase B | Cresta ósea con pequeña reabsorción, a unos 3 mm de la unión cemento-esmalte de los dientes vecinos. | Altura del hueso alveolar menos de 6-7 mm, aumento de la neumatización del seno maxilar. Proceso alveolar con reabsorción moderada. |
Hueso Clase C | Cresta ósea con mayor reabsorción llegando al hueso basal, más de 3 mm de la unión cemento-esmalte de los dientes contiguos. | Altura del hueso alveolar de por lo menos 6-7 mm, aumentada la distancia entre arcadas. Proceso alveolar con reabsorción severa. |
Hueso Clase D | Cresta ósea a más de 3 mm de la unión cemento-esmalte de los dientes vecinos. | Altura del hueso alveolar menor a 6-7 mm, aumento de la neumatización del seno maxilar. Reabsorción leve del arco basal, sin proceso alveolar. |
Hueso Clase E | Extrema reabsorción del arco basal. | Caso extremo con reabsorción acusada del hueso basal. |
Además de estas condiciones y características en el hueso, es que el especialista deberá evaluar la necesidad de aumentar el espesor de la cresta ósea remanente, teniendo en cuenta la reabsorción fisiológica centrípeta que sufre el maxilar superior y/o mandibular.
Es preciso reponer los dientes perdidos para que el hueso pueda recuperar su función. Los puentes no son una solución a este problema, ya que el hueso sigue sin función, y en cambio los dientes en los que se sujeta el puente se encuentran sobrecargados. La forma más fiable y conservadora para volver a recuperar los dientes es sin duda el tratamiento implantológico.
El injerto óseo tiene por objetivo restituir el defecto óseo producido en el hueso maxilar o mandibular (cuando se han perdido dientes y no se han reemplazado por un largo tiempo), devolviendo al maxilar su volumen natural óseo, permitiendo de ésta manera la colocación del implante dental para la respectiva rehabilitación protésica en esa zona edentula.