28 abril 2025

Qué tomar para relajar la mandíbula: remedios, medicamentos y hábitos efectivos

¿Mandíbula tensa o adolorida? Descubre qué tomar para relajarla: remedios naturales, medicamentos y ejercicios para aliviar la tensión y el bruxismo.

Como profesional de la salud bucal, a diario me consultan qué tomar para relajar la mandíbula cuando aparece esa molesta tensión mandibular o dolor al moverla. Sé lo incómodo que puede ser lidiar con una mandíbula rígida, ya sea por estrés, bruxismo (rechinar de dientes) o por alguna condición de la articulación temporomandibular (ATM). Por suerte, existen varias opciones para aliviar esta tensión, desde remedios naturales y cambios de hábitos, hasta medicamentos recetados en casos necesarios.

En primera persona, te voy a contar las mejores estrategias que conozco para relajar la mandíbula de forma efectiva, abarcando alternativas naturales, fármacos y consejos prácticos. ¡Vamos a ello!

¿Qué se puede tomar para relajar la mandíbula?

Cuando hablamos de «qué tomar» para relajar la mandíbula, nos referimos principalmente a dos tipos de ayudas: remedios naturales que puedes ingerir o usar en casa, y medicamentos (siempre bajo indicación profesional) para los casos de mayor tensión o dolor. En resumen, puedes tomar infusiones relajantes, suplementos como magnesio, analgésicos de venta libre para el dolor y, en situaciones necesarias, relajantes musculares prescritos. Cada caso es distinto, pero combinar un remedio adecuado con buenos hábitos suele dar excelentes resultados para aliviar la mandíbula. A continuación te detallo estas opciones:

  • Remedios naturales ingeribles: infusiones de hierbas (por ejemplo, manzanilla, valeriana) u otros suplementos como magnesio, conocidos por su efecto relajante muscular.
  • Medicamentos analgésicos/antiinflamatorios: ibuprofeno, paracetamol u otros AINEs de venta libre para disminuir dolor e inflamación en la zona mandibular.
  • Relajantes musculares farmacológicos: fármacos de prescripción (como benzodiacepinas tipo diazepam o relajantes específicos) que un médico puede indicar a corto plazo si la mandíbula está muy contraída.
  • Otras ayudas médicas: en casos especiales, el especialista puede recurrir a tratamientos como inyecciones de toxina botulínica (Botox) en los músculos mandibulares para relajarlos por unos meses, pero esto se reserva a bruxismo severo u otras condiciones resistentes a tratamientos convencionales.

Ten en cuenta que “tomar algo” no lo es todo: acompañar cualquiera de estas opciones con técnicas de relajación, ejercicios mandibulares y corrección de hábitos (como evitar apretar los dientes) es fundamental para un alivio duradero. En los siguientes apartados profundizaré en cada categoría de remedios y también en esos hábitos clave para relajar tu mandíbula.

Remedios naturales para relajar la mandíbula

Desde mi perspectiva, siempre es buena idea comenzar por alternativas naturales para aliviar la tensión mandibular, sobre todo si el malestar es leve o moderado. Muchas veces pequeños cambios en tu rutina y algunos productos naturales pueden brindar gran alivio sin necesidad de fármacos. Estos son mis remedios caseros favoritos para relajar la mandíbula:

  • Infusiones relajantes (manzanilla, valeriana, pasiflora): Tomar una infusión de manzanilla caliente por la noche es un truco clásico para relajar el cuerpo y la mente. La manzanilla tiene efectos suaves sedantes y antiinflamatorios, por lo que ayuda a disminuir la tensión en los músculos de la mandíbula antes de dormir. Otras hierbas como la valeriana o la pasiflora también son conocidas por sus propiedades ansiolíticas y relajantes musculares naturales. Personalmente, suelo recomendar a mis pacientes una taza de infusión relajante antes de acostarse para reducir el estrés y evitar el bruxismo nocturno. (Consejo: bébela sin azúcar o con un poco de miel para potenciar su efecto calmante.)
  • Magnesio y otros suplementos: El magnesio es un mineral esencial que participa en la relajación muscular. Un nivel adecuado de magnesio en el organismo ayuda a prevenir espasmos y contracciones involuntarias​. Puedes obtenerlo naturalmente de alimentos como frutos secos (almendras), espinacas, aguacate o plátano. Si tu dieta es baja en magnesio, considera tomar un suplemento de magnesio en dosis moderada, especialmente por las noches, ya que favorece la relajación muscular y del sistema nervioso. Algunos de mis pacientes con bruxismo han notado menos episodios nocturnos tras complementar su dieta con magnesio. Siempre consulta con tu médico o nutricionista antes de empezar un suplemento nuevo, para asegurarte la dosis correcta.
  • Aceites esenciales (lavanda): Aunque no se trata de «tomar» por vía oral, quiero mencionar los aceites esenciales relajantes como la lavanda debido a sus efectos tranquilizantes. Puedes aplicar unas gotas de aceite de lavanda diluido sobre la zona de la mandíbula y las sienes, masajeando suavemente, o usar un difusor en tu dormitorio. La lavanda ayuda a aliviar la tensión y a preparar el cuerpo para el descanso. En lo personal, he comprobado que combinar la aromaterapia con ejercicios de respiración aporta una sensación de alivio notable en la musculatura mandibular.
  • Alimentación blanda y cálida: Un «remedio» sencillo pero efectivo es cuidar lo que comes cuando tu mandíbula está adolorida. Opta por alimentos blandos que no requieran mucha masticación (purés, sopas, guisos suaves, yogur) para no sobrecargar la articulación. También evita comidas muy duras o pegajosas (caramelos, chicles, frutos secos enteros) que obliguen a tu mandíbula a trabajar extra. Algo tan simple como cambiar tu dieta unos días puede dar descanso a la mandíbula y permitir que la inflamación baje. Además, aprovechar comidas y bebidas tibias o calientes (como la infusión que mencionamos, caldos, etc.) aporta calor local que contribuye a relajar el músculo.
  • Aplicar calor local: Relacionado con lo anterior, la terapia de calor es un excelente remedio casero. Colocar una compresa tibia o paño caliente en la zona de la mejilla y sien, a la altura de la articulación mandibular, durante 10-15 minutos ayuda a aumentar la circulación sanguínea y a aflojar los músculos tensos. Muchas mañanas, tras una noche de bruxismo, he usado una toalla caliente en mi propia mandíbula y siento cómo el músculo se destensa. Incluso alternar calor y frío (una compresa fría un par de minutos seguida de calor húmedo) puede disminuir dolor e inflamación local.

En mi experiencia, estos remedios naturales funcionan mejor combinados: por ejemplo, toma una infusión relajante, aplícate calor en la mandíbula y practica unos estiramientos suaves (que describiré más adelante). Verás que la suma de pequeños alivios naturales puede marcar una gran diferencia en tu tensión mandibular. Si con estas medidas caseras logras controlar el problema, fantástico. Y si no, puedes apoyarte adicionalmente en la siguiente sección de medicamentos, siempre con precaución.

Medicamentos para relajar la mandíbula y aliviar el dolor

Hay situaciones en las que los remedios caseros no bastan, especialmente si el dolor mandibular es intenso, hay mucha inflamación o la tensión muscular lleva ya tiempo causando molestia. En esos casos, conviene consultar con un médico u odontólogo para valorar el uso de medicamentos que ayuden a relajar la mandíbula. Te hablo aquí de las opciones farmacológicas más comunes, recordando que deben usarse bajo orientación profesional:

  • Analgésicos y antiinflamatorios comunes: Son la primera línea para aliviar el dolor en la mandíbula. Medicamentos de venta libre como ibuprofeno o naproxeno (antiinflamatorios no esteroideos, AINEs) reducen la inflamación en la articulación temporomandibular y mitigan el dolor muscular asociado. También el paracetamol (acetaminofén) puede servir si el dolor es moderado y necesitas un analgésico. En mi consulta suelo recomendar comenzar por un ibuprofeno 400 mg tras las comidas, por unos pocos días, cuando hay una sobrecarga mandibular puntual (por ejemplo, tras una larga sesión de estrés o después de un tratamiento dental que haya forzado la apertura de la boca). Si con dosis de venta libre no es suficiente, el médico podría pautar dosis mayores o algún antiinflamatorio más fuerte por corto tiempo​. Estos medicamentos “quitan el dolor”, pero no solucionan la causa de la tensión, así que úsalos como apoyo, no como solución definitiva.
  • Relajantes musculares de prescripción: En casos de espasmo muscular severo en la mandíbula o pacientes con bruxismo muy marcado, a veces indico (o el médico rehabilitador indica) un relajante muscular por las noches durante un período corto. Un ejemplo es el diazepam (una benzodiacepina) en dosis baja, que tiene un efecto relajante muscular y ansiolítico; otro es la ciclobenzaprina, un relajante muscular de uso común en espasmos de cuello y mandíbula. Estos fármacos ayudan a romper el ciclo de tensión y permiten que la mandíbula descanse, pero solo deben tomarse temporalmente (unos días a pocas semanas)​, debido a posibles efectos secundarios y riesgo de habituación. En lo personal, solo recurro a estas medicinas cuando realmente hace falta, por ejemplo, en un paciente con trastorno de ATM agudo que no puede ni abrir la boca sin dolor. Siempre es el médico quien debe valorar y recetar el relajante apropiado; nunca te automediques con este tipo de medicamentos.
  • Otros fármacos coadyuvantes: Existe la posibilidad de que el especialista considere otro tipo de medicamentos en situaciones específicas. Por ejemplo, antidepresivos tricíclicos en dosis muy bajas (como la amitriptilina o nortriptilina) se han utilizado en algunos pacientes para aliviar el dolor crónico de la ATM y reducir el bruxismo nocturno​, especialmente si hay componente de ansiedad o trastorno del sueño asociado. No se usan de forma primaria, pero en ciertos casos pueden ser útiles. Asimismo, si el estrés y la ansiedad están claramente desencadenando tu tensión mandibular, tu médico podría recetarte temporalmente algún ansiolítico suave o recomendarte terapia psicológica de apoyo para manejar la ansiedad (lo cual indirectamente relajará tu mandíbula).
  • Tratamientos médicos locales: Más allá de «tomar» pastillas, hay tratamientos médicos que merece mencionar. Uno de los más efectivos cuando el bruxismo es muy severo es la infiltración de toxina botulínica (Botox) en los músculos maseteros (los músculos de la mandíbula). Esta inyección, realizada por un maxilofacial o un especialista, relaja el músculo mandibular al bloquear parcialmente su contracción. El resultado es que durante unos 3 a 6 meses disminuye mucho la fuerza con que aprietas la mandíbula, reduciendo el dolor y protegiendo los dientes del desgaste. Muchos pacientes me preguntan si esto duele o es peligroso: en buenas manos, la aplicación de Botox en la mandíbula es rápida, segura y prácticamente indolora, y puede ser un salvavidas para quienes no han logrado alivio con férulas o medicamentos tradicionales​. Eso sí, no es la primera opción para casos leves; se reserva a situaciones en que el daño por bruxismo o tensión crónica es importante.

En definitiva, los medicamentos pueden ser grandes aliados para relajar la mandíbula cuando se usan correctamente. Mi recomendación profesional es: comienza por lo más suave (analgésicos simples, remedios naturales) y si tu médico lo indica, avanza a relajantes musculares u otras intervenciones. Y siempre, si el dolor mandibular persiste más de unos días o es muy intenso, acude al dentista o médico. Podría tratarse de un problema de ATM más complejo, una lesión o incluso una infección, y necesitar evaluación detallada. Nunca ignores un dolor de mandíbula que no se resuelve, ya que es preferible tratar a tiempo cualquier trastorno temporomandibular para evitar complicaciones mayores.

(Nota: Antes de tomar ningún medicamento por tu cuenta, consulta con un profesional. Cada persona tiene un cuadro distinto y solo un experto puede indicarte qué es seguro y adecuado en tu caso particular.)

Hábitos y técnicas para aliviar la tensión mandibular

Hasta ahora hemos hablado de cosas que puedes ingerir o aplicar para relajar la mandíbula, pero igual de importante es lo que haces (o dejas de hacer) con tu mandíbula en el día a día. A menudo, la causa principal de la tensión mandibular está en nuestros hábitos: estrés, malas posturas, costumbres involuntarias como apretar los dientes… Por eso, como terapeuta siempre recalco la importancia de adoptar hábitos saludables y realizar ejercicios específicos. Aquí comparto las técnicas y consejos prácticos que considero esenciales para aflojar la mandíbula y prevenir el dolor:

Estiramientos y ejercicios mandibulares

Realizar ejercicios de estiramiento y movilidad de la mandíbula de forma regular puede marcar una gran diferencia. Mis recomendados incluyen:

  • Ejercicio de apertura controlada: Apoya la punta de la lengua justo detrás de los dientes superiores en el paladar. Desde ahí, abre la boca lentamente hasta donde puedas sin que llegue a doler, y luego cierra despacio. Repite esto 5-10 veces. Este movimiento ayuda a relajar el músculo masetero y a mejorar el rango de movimiento de la articulación​. Es sencillo y lo puedes hacer un par de veces al día, por ejemplo, por la mañana y antes de acostarte.
  • Ejercicio «goldfish» (pez dorado): Coloca un dedo índice en la articulación de la mandíbula (justo frente al oído) y el otro dedo índice en tu barbilla. Con la lengua pegada al paladar, abre la boca parcialmente mientras ofreces una ligera resistencia con el dedo de la barbilla​. Mantén unos segundos y cierra. Repite 5 veces. Este ejercicio fortalece y relaja a la vez, y suele enseñarse en fisioterapia de la ATM.
  • Estiramiento lateral: Mueve la mandíbula suavemente hacia la izquierda (como si llevaras la barbilla hacia ese lado), mantén 5 segundos, luego hacia la derecha otros 5 segundos. Esto estira los músculos pterigoideos internos que a veces quedan contracturados. Hazlo con cuidado, sin rebotar, solo sentir un estiramiento leve.
  • Masajes en los músculos mandibulares: Yo suelo combinar los estiramientos con un automasaje. Usa tus dedos (índices y medio) para hacer movimientos circulares suaves en la mejilla, justo sobre la zona dura de la mandíbula, en la unión frente al oído. Masajea también los músculos de la sien (temporal) y debajo de la mandíbula. Este masaje relaja los puntos de tensión y mejora la circulación local. Puedes hacerlo mientras aplicas esa gotita de aceite de lavanda mencionada antes, para un efecto doble de relajación. Algunos de mis pacientes juran que un buen masaje mandibular por las noches les evita despertar con dolor al día siguiente.

Estos ejercicios y masajes funcionan mejor si se hacen a diario o al menos varias veces por semana, especialmente si sufres bruxismo o tiendes a acumular estrés. Piensa que así como uno estira el cuello o la espalda cuando está tensa, la mandíbula también necesita sus «estiramientos». En nuestro sitio web tenemos una guía de ejercicios para relajar la mandíbula (enlace interno) donde puedes ver más detalles y dibujos de cómo realizarlos correctamente.

Higiene postural y hábitos diarios

La forma en que mantienes tu postura corporal y ciertos hábitos cotidianos pueden influir en la tensión mandibular:

  • Postura de cabeza y cuello: ¿Pasas muchas horas frente al ordenador o con el móvil? Es común desarrollar la “cabeza adelantada” (sacar la barbilla hacia adelante) sin darnos cuenta, lo cual tensiona los músculos del cuello y mandíbula. Intenta mantener una postura ergonómica: espalda recta, pantalla a la altura de los ojos para no inclinar la cabeza, y hombros relajados. Una buena postura distribuye la carga muscular de forma equilibrada y quita esfuerzo a la zona mandibular. Yo mismo, al escribir informes largos, hago pausas para “recolocar” mi postura y relajar mandíbula y hombros.
  • Evita hábitos dañinos: Identifica y evita aquellas costumbres que sobrecargan tu mandíbula. Por ejemplo, masticar chicle por horas, morderte las uñas, masticar lápices o apretar la mandíbula cuando estás concentrado. Todos esos hábitos mantienen los músculos en tensión constante sin que nos demos cuenta. El primer paso es tomar conciencia: fíjate en tu mandíbula a lo largo del día y cuando notes que la estás apretando (muchas veces ocurre al manejar, al entrenar en el gimnasio o incluso al leer un correo tenso), haz una pausa, deja caer la mandíbula y mueve un poco la boca para relajarla. Pequeños descansos mandibulares durante el día previenen acumulación de estrés en la ATM. Un tip útil que doy es pegar un post-it en la pantalla que diga «¿Estás relajando la mandíbula?» como recordatorio.
  • No bruxar durante el día: El bruxismo diurno (apretar o rechinar dientes mientras estamos despiertos) también existe, especialmente ligado al estrés. Trata de estar atento; si te descubres apretando los dientes en momentos de tensión, separa intencionalmente los labios y dientes, y apoya la lengua en el paladar (esa es la posición de reposo ideal de la mandíbula). Repite mentalmente “mandíbula floja” como mantra, suena tonto pero ayuda a reprogramar el hábito.
  • Férula de descarga nocturna: Si padeces bruxismo nocturno (te despiertas con la mandíbula cansada, tienes desgaste dental o te han dicho que rechinas dientes al dormir), uno de los mejores hábitos/ayudas es usar una férula de descarga. Es una placa de resina hecha por el dentista a tu medida, que se coloca sobre los dientes generalmente inferiores al dormir. La férula no solo protege los dientes del desgaste, sino que amortigua la presión y mantiene la mandíbula en posición de reposo, reduciendo los espasmos musculares nocturnos. En mi caso profesional, casi todos los pacientes con bruxismo mejoran notablemente su tensión mandibular una vez que se acostumbran a dormir con la férula. Si aún no tienes una y sospechas que bruxas, habla con tu odontólogo; te lo confirmará y podrá confeccionar una a tu medida.

Técnicas de relajación y manejo del estrés

No podemos olvidar que estrés y ansiedad son de los principales culpables de la mandíbula rígida. Así que, además de lo físico, es importante abordar lo emocional:

  • Ejercicios de respiración y meditación: Dedica unos minutos al día a respirar profundamente. Por ejemplo, prueba la técnica 4-7-8: inhalas por la nariz 4 segundos, aguantas 7 segundos el aire, y exhalas por la boca en 8 segundos. Repite esto 5 veces. Verás cómo al terminar tu mandíbula (y todo tú) estará más relajada. Practico esta respiración con frecuencia en el trabajo entre paciente y paciente, y me ayuda a soltar cualquier tensión acumulada. También puedes hacer meditaciones guiadas o simplemente sentarte en silencio concentrándote en aflojar cada parte de tu cuerpo, incluida la cara. Estas técnicas reducen la activación del sistema nervioso que causa el apretar involuntario de la mandíbula​.
  • Yoga o ejercicios de relajación muscular: El yoga combina estiramientos, posturas y respiración, siendo una actividad excelente para el manejo del estrés. Algunas posturas de yoga enfocadas en cuello, hombros y cara pueden aliviar la zona mandibular. Incluso existen rutinas de yoga facial con movimientos para relajar la boca. Si el yoga no es lo tuyo, considera relajación muscular progresiva (contrayendo y soltando distintos grupos musculares) o simplemente dar un paseo al aire libre para despejar la mente. Lo importante es liberar el estrés del cuerpo para que no se manifieste como tensión en tu mandíbula​.
  • Higiene del sueño: Dormir bien es crucial. La falta de sueño o el sueño de mala calidad aumentan el bruxismo y la tensión muscular. Intenta mantener horarios regulares, un ambiente tranquilo para dormir y evita estimulantes (café, alcohol, pantallas) antes de acostarte. Incorporar una rutina relajante (baño caliente, infusión, meditación breve) antes de dormir le indica a tu mandíbula que es hora de descansar. Muchos pacientes me cuentan que sus episodios de apretar dientes disminuyen cuando logran establecer una buena rutina de sueño.

En definitiva, adoptar estos hábitos saludables es tan importante como cualquier pastilla o remedio. A menudo les digo a mis pacientes: “Puedo darte el mejor medicamento, pero si sigues estresado y con malos hábitos, tu mandíbula volverá a tensarse”. La clave está en un enfoque integral: combinar algo que tomes (si hace falta) con cambios en tu estilo de vida.

Recapitulando, para relajar la mandíbula efectivamente debes cuidar tanto el cuerpo como la mente. Toma un té de manzanilla, haz tus estiramientos diarios, usa tu férula si la necesitas, y practica soltar conscientemente esa mandíbula cada vez que puedas. Con constancia, notarás que cada vez rechinas menos, bostezas sin dolor y amaneces mucho mejor.

Preguntas Frecuentes

¿Por qué se me tensa la mandíbula con frecuencia?

En la mayoría de los casos, la tensión mandibular frecuente se debe al estrés y la ansiedad. Cuando estamos estresados tendemos a contraer involuntariamente los músculos, y la mandíbula es una zona típica donde descargamos esa tensión (a veces apretamos los dientes sin notarlo). También el bruxismo (rechinar o apretar dientes, a menudo durante el sueño) es una causa común de mandíbula tensa. Otras razones pueden ser una mala postura prolongada, hábitos como morder objetos, o problemas en la articulación temporomandibular (por ejemplo, una leve disfunción ATM o artritis en la articulación). Incluso ciertas deficiencias nutricionales o deshidratación podrían aumentar la propensión a calambres musculares en la mandíbula. Si notas tu mandíbula rígida a diario, analiza estos factores: ¿estás pasando por mucho estrés? ¿Pasas horas concentrado con la mandíbula apretada? Identificar la causa te ayudará a elegir el remedio adecuado. Y si no lo tienes claro, consulta con tu dentista o un fisioterapeuta maxilofacial para un diagnóstico profesional.

¿Cómo relajar la mandíbula al dormir para no apretar los dientes?

Si aprietas la mandíbula durante la noche (bruxismo nocturno), hay varias medidas que puedes tomar antes de dormir para favorecer la relajación mandibular. Primero, establecer una rutina relajante: evita pantallas y trabajo estresante en la hora previa al sueño, en su lugar toma una ducha tibia, una infusión calmante (manzanilla, valeriana) o lee algo ligero. También puedes hacer unos estiramientos suaves de mandíbula y un masaje en la zona antes de acostarte, para aflojar cualquier tensión acumulada del día. Muy importante es usar una férula de descarga si te la ha recomendado el dentista; la férula protege tus dientes y mantiene la mandíbula en posición de reposo, previniendo el apretamiento involuntario. Asegúrate de que la férula esté cómoda y limpia cada noche. Otra técnica útil es practicar ejercicios de consciencia: ya en la cama, coloca la punta de la lengua en el paladar justo detrás de los dientes superiores (posición de descanso) y permite que la mandíbula se afloje con la boca apenas entreabierta; respira profundo unas cuantas veces en esa posición antes de dormir. Esto le «enseña» a tu mandíbula cómo debería estar mientras duermes.

¿Qué ejercicios ayudan a aliviar la tensión en la mandíbula?

Existen ejercicios mandibulares muy efectivos para aliviar la tensión. Algunos de los más recomendados son: estiramiento suave de apertura (apoyar lengua en paladar y abrir boca lentamente como describimos antes), ejercicios de resistencia controlada (presionar ligeramente la mandíbula con la mano al abrir o al moverla lateralmente, para fortalecer y relajar a la vez), y los llamados ejercicios Goldfish (apertura parcial con control de la posición, también explicado antes). Además de estos, bostezar de forma consciente puede servir: intenta simular un bostezo amplio (sin forzar si duele) para estirar los músculos naturalmente; incluso puedes apoyar tus puños debajo de la barbilla al bostezar para ejercer una leve resistencia y que el estiramiento sea más eficaz. Por otro lado, masajear los músculos de la cara (masetero, temporal) es una forma de ejercicio manual que libera tensión. Puedes masajear con movimientos circulares durante 1-2 minutos de cada lado diariamente. Y no olvides los ejercicios de cuello y hombros, aunque no sean directamente en la mandíbula: soltar la tensión cervical con rotaciones de cuello, llevar oreja al hombro para estirar el trapecio, etc., ayuda indirectamente a la mandíbula porque todos estos músculos están conectados. En nuestra guía de ejercicios mandibulares (inserto enlace interno) encontrarás un paso a paso ilustrado de estas técnicas. Practicarlos regularmente aumentará la movilidad de tu mandíbula y mantendrá a raya la rigidez.

¿El bruxismo desaparece solo o necesito tratamiento?

El bruxismo no siempre desaparece por sí solo, sobre todo si está relacionado con estrés crónico o maloclusión dental. En algunos casos leves, cuando la causa era un periodo puntual de estrés (por ejemplo, exámenes, problemas laborales), la persona puede notar que deja de apretar los dientes una vez pasada esa etapa. Sin embargo, muchas veces el bruxismo tiende a ser un hábito inconsciente difícil de eliminar completamente sin algún tipo de intervención. No es que haya una «cura mágica», pero sí hay tratamientos y medidas que controlan sus efectos y reducen su frecuencia. Por ejemplo, el uso de férulas nocturnas es casi imprescindible para cualquier bruxista moderado o severo, porque aunque no haga desaparecer el bruxismo, evita el daño dental y disminuye la intensidad de la presión en la mandíbula. Técnicas para manejar el estrés (terapia, meditación, ejercicio físico regular) atacan la causa de fondo y pueden lograr que con el tiempo bruxes mucho menos. En casos muy resistentes, tratamientos como las inyecciones de Botox en los músculos mandibulares pueden reducir significativamente el hábito de apretar durante unos meses, dando un respiro a tu articulación. Mi consejo: no esperes a que el bruxismo «se vaya solo». Si sospechas que lo tienes, acude al dentista para evaluar el desgaste en tus dientes y la salud de tu mandíbula. Cuanto antes empieces con medidas de protección y relajación, mejor podrás prevenir las consecuencias (dolor crónico, fracturas dentales, problemas en la ATM). Aunque tal vez nunca dejes de apretar al 100%, podrás llevar una vida sin dolor ni daños manteniéndolo bajo control con los cuidados adecuados.

¿Cuándo debería consultar a un médico por mi dolor mandibular?

Deberías acudir al médico o dentista si el dolor de mandíbula es fuerte, persistente o viene acompañado de otros síntomas preocupantes. Por ejemplo: si llevas más de una o dos semanas con dolor diario en la mandíbula que no mejora con medidas caseras, es momento de buscar ayuda profesional. También si sientes chasquidos dolorosos al abrir la boca, o tu mandíbula se llega a trabar o bloquear (que no puedas abrir o cerrar bien la boca) – eso indica un posible problema en la articulación temporomandibular que requiere evaluación. Otro motivo de consulta inmediata es si el dolor de mandíbula se asocia con inflamación notable, fiebre o dificultad para tragar; aunque es menos común, podría ser una infección o un problema dental serio irradiado a la mandíbula. Igualmente, si el dolor se extiende al oído o cabeza de forma intensa, es bueno descartar condiciones como neuralgias. En casos de trauma o golpe en la mandíbula (por ejemplo, un accidente deportivo o de coche) hay que ir al médico para descartar fracturas o luxaciones. En resumen, consulta sin dudar cuando el dolor mandibular afecte tu vida diaria, no te deje comer bien, dormir o abrir la boca con normalidad. El especialista (ya sea un odontólogo especializado en ATM, un cirujano maxilofacial o un fisioterapeuta de la zona) podrá diagnosticar la causa exacta – sea disfunción de ATM, bruxismo, artritis u otro trastorno – e indicarte el tratamiento adecuado. Más vale descartar problemas mayores a tiempo que aguantar y empeorar la situación. Tu mandíbula es una articulación muy importante; ¡cuídala buscando ayuda profesional cuando lo necesites!

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Andrés Rubio cleardent
Odontólogo
Con una sólida formación en odontología general y especialización en estética dental y prótesis sobre implantes, el Dr. Andrés Rubio Palomino brinda un cuidado dental integral y estético en Clínicas Cleardent. Desde 2019, destaca por su enfoque en la mejora continua y su dedicación al aprendizaje, ofreciendo tratamientos que realzan la sonrisa de sus pacientes. Con un estilo de trabajo cercano y responsable, el Dr. Rubio acompaña a cada paciente desde la consulta inicial hasta el final de su tratamiento, asegurando una experiencia de calidad y confianza.

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