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¿Mandíbula tensa o adolorida? Descubre qué tomar para relajarla: remedios naturales, medicamentos y ejercicios para aliviar la tensión y el bruxismo.
Como profesional de la salud bucal, a diario me consultan qué tomar para relajar la mandíbula cuando aparece esa molesta tensión mandibular o dolor al moverla. Sé lo incómodo que puede ser lidiar con una mandíbula rígida, ya sea por estrés, bruxismo (rechinar de dientes) o por alguna condición de la articulación temporomandibular (ATM). Por suerte, existen varias opciones para aliviar esta tensión, desde remedios naturales y cambios de hábitos, hasta medicamentos recetados en casos necesarios.
En primera persona, te voy a contar las mejores estrategias que conozco para relajar la mandíbula de forma efectiva, abarcando alternativas naturales, fármacos y consejos prácticos. ¡Vamos a ello!
Cuando hablamos de «qué tomar» para relajar la mandíbula, nos referimos principalmente a dos tipos de ayudas: remedios naturales que puedes ingerir o usar en casa, y medicamentos (siempre bajo indicación profesional) para los casos de mayor tensión o dolor. En resumen, puedes tomar infusiones relajantes, suplementos como magnesio, analgésicos de venta libre para el dolor y, en situaciones necesarias, relajantes musculares prescritos. Cada caso es distinto, pero combinar un remedio adecuado con buenos hábitos suele dar excelentes resultados para aliviar la mandíbula. A continuación te detallo estas opciones:
Ten en cuenta que “tomar algo” no lo es todo: acompañar cualquiera de estas opciones con técnicas de relajación, ejercicios mandibulares y corrección de hábitos (como evitar apretar los dientes) es fundamental para un alivio duradero. En los siguientes apartados profundizaré en cada categoría de remedios y también en esos hábitos clave para relajar tu mandíbula.
Desde mi perspectiva, siempre es buena idea comenzar por alternativas naturales para aliviar la tensión mandibular, sobre todo si el malestar es leve o moderado. Muchas veces pequeños cambios en tu rutina y algunos productos naturales pueden brindar gran alivio sin necesidad de fármacos. Estos son mis remedios caseros favoritos para relajar la mandíbula:
En mi experiencia, estos remedios naturales funcionan mejor combinados: por ejemplo, toma una infusión relajante, aplícate calor en la mandíbula y practica unos estiramientos suaves (que describiré más adelante). Verás que la suma de pequeños alivios naturales puede marcar una gran diferencia en tu tensión mandibular. Si con estas medidas caseras logras controlar el problema, fantástico. Y si no, puedes apoyarte adicionalmente en la siguiente sección de medicamentos, siempre con precaución.
Hay situaciones en las que los remedios caseros no bastan, especialmente si el dolor mandibular es intenso, hay mucha inflamación o la tensión muscular lleva ya tiempo causando molestia. En esos casos, conviene consultar con un médico u odontólogo para valorar el uso de medicamentos que ayuden a relajar la mandíbula. Te hablo aquí de las opciones farmacológicas más comunes, recordando que deben usarse bajo orientación profesional:
En definitiva, los medicamentos pueden ser grandes aliados para relajar la mandíbula cuando se usan correctamente. Mi recomendación profesional es: comienza por lo más suave (analgésicos simples, remedios naturales) y si tu médico lo indica, avanza a relajantes musculares u otras intervenciones. Y siempre, si el dolor mandibular persiste más de unos días o es muy intenso, acude al dentista o médico. Podría tratarse de un problema de ATM más complejo, una lesión o incluso una infección, y necesitar evaluación detallada. Nunca ignores un dolor de mandíbula que no se resuelve, ya que es preferible tratar a tiempo cualquier trastorno temporomandibular para evitar complicaciones mayores.
(Nota: Antes de tomar ningún medicamento por tu cuenta, consulta con un profesional. Cada persona tiene un cuadro distinto y solo un experto puede indicarte qué es seguro y adecuado en tu caso particular.)
Hasta ahora hemos hablado de cosas que puedes ingerir o aplicar para relajar la mandíbula, pero igual de importante es lo que haces (o dejas de hacer) con tu mandíbula en el día a día. A menudo, la causa principal de la tensión mandibular está en nuestros hábitos: estrés, malas posturas, costumbres involuntarias como apretar los dientes… Por eso, como terapeuta siempre recalco la importancia de adoptar hábitos saludables y realizar ejercicios específicos. Aquí comparto las técnicas y consejos prácticos que considero esenciales para aflojar la mandíbula y prevenir el dolor:
Realizar ejercicios de estiramiento y movilidad de la mandíbula de forma regular puede marcar una gran diferencia. Mis recomendados incluyen:
Estos ejercicios y masajes funcionan mejor si se hacen a diario o al menos varias veces por semana, especialmente si sufres bruxismo o tiendes a acumular estrés. Piensa que así como uno estira el cuello o la espalda cuando está tensa, la mandíbula también necesita sus «estiramientos». En nuestro sitio web tenemos una guía de ejercicios para relajar la mandíbula (enlace interno) donde puedes ver más detalles y dibujos de cómo realizarlos correctamente.
La forma en que mantienes tu postura corporal y ciertos hábitos cotidianos pueden influir en la tensión mandibular:
No podemos olvidar que estrés y ansiedad son de los principales culpables de la mandíbula rígida. Así que, además de lo físico, es importante abordar lo emocional:
En definitiva, adoptar estos hábitos saludables es tan importante como cualquier pastilla o remedio. A menudo les digo a mis pacientes: “Puedo darte el mejor medicamento, pero si sigues estresado y con malos hábitos, tu mandíbula volverá a tensarse”. La clave está en un enfoque integral: combinar algo que tomes (si hace falta) con cambios en tu estilo de vida.
Recapitulando, para relajar la mandíbula efectivamente debes cuidar tanto el cuerpo como la mente. Toma un té de manzanilla, haz tus estiramientos diarios, usa tu férula si la necesitas, y practica soltar conscientemente esa mandíbula cada vez que puedas. Con constancia, notarás que cada vez rechinas menos, bostezas sin dolor y amaneces mucho mejor.
En la mayoría de los casos, la tensión mandibular frecuente se debe al estrés y la ansiedad. Cuando estamos estresados tendemos a contraer involuntariamente los músculos, y la mandíbula es una zona típica donde descargamos esa tensión (a veces apretamos los dientes sin notarlo). También el bruxismo (rechinar o apretar dientes, a menudo durante el sueño) es una causa común de mandíbula tensa. Otras razones pueden ser una mala postura prolongada, hábitos como morder objetos, o problemas en la articulación temporomandibular (por ejemplo, una leve disfunción ATM o artritis en la articulación). Incluso ciertas deficiencias nutricionales o deshidratación podrían aumentar la propensión a calambres musculares en la mandíbula. Si notas tu mandíbula rígida a diario, analiza estos factores: ¿estás pasando por mucho estrés? ¿Pasas horas concentrado con la mandíbula apretada? Identificar la causa te ayudará a elegir el remedio adecuado. Y si no lo tienes claro, consulta con tu dentista o un fisioterapeuta maxilofacial para un diagnóstico profesional.
Si aprietas la mandíbula durante la noche (bruxismo nocturno), hay varias medidas que puedes tomar antes de dormir para favorecer la relajación mandibular. Primero, establecer una rutina relajante: evita pantallas y trabajo estresante en la hora previa al sueño, en su lugar toma una ducha tibia, una infusión calmante (manzanilla, valeriana) o lee algo ligero. También puedes hacer unos estiramientos suaves de mandíbula y un masaje en la zona antes de acostarte, para aflojar cualquier tensión acumulada del día. Muy importante es usar una férula de descarga si te la ha recomendado el dentista; la férula protege tus dientes y mantiene la mandíbula en posición de reposo, previniendo el apretamiento involuntario. Asegúrate de que la férula esté cómoda y limpia cada noche. Otra técnica útil es practicar ejercicios de consciencia: ya en la cama, coloca la punta de la lengua en el paladar justo detrás de los dientes superiores (posición de descanso) y permite que la mandíbula se afloje con la boca apenas entreabierta; respira profundo unas cuantas veces en esa posición antes de dormir. Esto le «enseña» a tu mandíbula cómo debería estar mientras duermes.
Existen ejercicios mandibulares muy efectivos para aliviar la tensión. Algunos de los más recomendados son: estiramiento suave de apertura (apoyar lengua en paladar y abrir boca lentamente como describimos antes), ejercicios de resistencia controlada (presionar ligeramente la mandíbula con la mano al abrir o al moverla lateralmente, para fortalecer y relajar a la vez), y los llamados ejercicios Goldfish (apertura parcial con control de la posición, también explicado antes). Además de estos, bostezar de forma consciente puede servir: intenta simular un bostezo amplio (sin forzar si duele) para estirar los músculos naturalmente; incluso puedes apoyar tus puños debajo de la barbilla al bostezar para ejercer una leve resistencia y que el estiramiento sea más eficaz. Por otro lado, masajear los músculos de la cara (masetero, temporal) es una forma de ejercicio manual que libera tensión. Puedes masajear con movimientos circulares durante 1-2 minutos de cada lado diariamente. Y no olvides los ejercicios de cuello y hombros, aunque no sean directamente en la mandíbula: soltar la tensión cervical con rotaciones de cuello, llevar oreja al hombro para estirar el trapecio, etc., ayuda indirectamente a la mandíbula porque todos estos músculos están conectados. En nuestra guía de ejercicios mandibulares (inserto enlace interno) encontrarás un paso a paso ilustrado de estas técnicas. Practicarlos regularmente aumentará la movilidad de tu mandíbula y mantendrá a raya la rigidez.
El bruxismo no siempre desaparece por sí solo, sobre todo si está relacionado con estrés crónico o maloclusión dental. En algunos casos leves, cuando la causa era un periodo puntual de estrés (por ejemplo, exámenes, problemas laborales), la persona puede notar que deja de apretar los dientes una vez pasada esa etapa. Sin embargo, muchas veces el bruxismo tiende a ser un hábito inconsciente difícil de eliminar completamente sin algún tipo de intervención. No es que haya una «cura mágica», pero sí hay tratamientos y medidas que controlan sus efectos y reducen su frecuencia. Por ejemplo, el uso de férulas nocturnas es casi imprescindible para cualquier bruxista moderado o severo, porque aunque no haga desaparecer el bruxismo, evita el daño dental y disminuye la intensidad de la presión en la mandíbula. Técnicas para manejar el estrés (terapia, meditación, ejercicio físico regular) atacan la causa de fondo y pueden lograr que con el tiempo bruxes mucho menos. En casos muy resistentes, tratamientos como las inyecciones de Botox en los músculos mandibulares pueden reducir significativamente el hábito de apretar durante unos meses, dando un respiro a tu articulación. Mi consejo: no esperes a que el bruxismo «se vaya solo». Si sospechas que lo tienes, acude al dentista para evaluar el desgaste en tus dientes y la salud de tu mandíbula. Cuanto antes empieces con medidas de protección y relajación, mejor podrás prevenir las consecuencias (dolor crónico, fracturas dentales, problemas en la ATM). Aunque tal vez nunca dejes de apretar al 100%, podrás llevar una vida sin dolor ni daños manteniéndolo bajo control con los cuidados adecuados.
Deberías acudir al médico o dentista si el dolor de mandíbula es fuerte, persistente o viene acompañado de otros síntomas preocupantes. Por ejemplo: si llevas más de una o dos semanas con dolor diario en la mandíbula que no mejora con medidas caseras, es momento de buscar ayuda profesional. También si sientes chasquidos dolorosos al abrir la boca, o tu mandíbula se llega a trabar o bloquear (que no puedas abrir o cerrar bien la boca) – eso indica un posible problema en la articulación temporomandibular que requiere evaluación. Otro motivo de consulta inmediata es si el dolor de mandíbula se asocia con inflamación notable, fiebre o dificultad para tragar; aunque es menos común, podría ser una infección o un problema dental serio irradiado a la mandíbula. Igualmente, si el dolor se extiende al oído o cabeza de forma intensa, es bueno descartar condiciones como neuralgias. En casos de trauma o golpe en la mandíbula (por ejemplo, un accidente deportivo o de coche) hay que ir al médico para descartar fracturas o luxaciones. En resumen, consulta sin dudar cuando el dolor mandibular afecte tu vida diaria, no te deje comer bien, dormir o abrir la boca con normalidad. El especialista (ya sea un odontólogo especializado en ATM, un cirujano maxilofacial o un fisioterapeuta de la zona) podrá diagnosticar la causa exacta – sea disfunción de ATM, bruxismo, artritis u otro trastorno – e indicarte el tratamiento adecuado. Más vale descartar problemas mayores a tiempo que aguantar y empeorar la situación. Tu mandíbula es una articulación muy importante; ¡cuídala buscando ayuda profesional cuando lo necesites!
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