9 abril 2025

Relación entre periodontitis y Alzheimer: cómo la salud bucal influye en el deterioro cognitivo

Descubre la relación entre periodontitis y Alzheimer y cómo una mala salud bucal puede influir en el desarrollo del deterioro cognitivo.

Como odontólogo, a menudo me preguntan si existe alguna relación entre la salud de las encías y el Alzheimer. Entiendo la preocupación: ¿puede una simple enfermedad bucal influir en algo tan serio como el deterioro de la memoria? En este artículo te explicaré cómo la periodontitis puede influir en el desarrollo o avance del Alzheimer. Veremos qué dice la ciencia más reciente, explicaremos los mecanismos biológicos de forma sencilla y ofreceremos consejos prácticos de prevención. Mi objetivo es que al terminar de leer tengas claridad y tranquilidad sobre este tema, sabiendo qué precauciones tomar para cuidar tanto tu salud bucodental como tu salud cognitiva.

¿Qué es la periodontitis y por qué es importante?

La periodontitis es una enfermedad inflamatoria crónica de las encías, causada por una infección bacteriana. Comienza usualmente con una gingivitis (encías enrojecidas y sangrantes) que no se trata a tiempo, y progresa destruyendo el tejido que rodea y sostiene los dientes. Con el tiempo puede causar pérdida dental y otras complicaciones. Es una patología muy común en adultos mayores – se estima que hasta un 80% de las personas mayores de 55 años presenta enfermedad de las encías en algún grado​.

¿Por qué hablamos de periodontitis en el contexto del Alzheimer? Porque, además de afectar a la boca, la periodontitis tiene efectos en todo el cuerpo. Es una infección crónica que eleva la inflamación sistémica, y cada vez más estudios sugieren que podría ser un factor de riesgo para enfermedades alejadas de la cavidad oral, incluyendo enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer​. En otras palabras, una encía enferma no solo pone en riesgo tus dientes, podría también influir en tu cerebro. A continuación te explico cómo y por qué.

¿Cómo se relacionan la periodontitis y el Alzheimer?

La idea de que una infección bucal contribuya al Alzheimer puede sonar sorprendente. Sin embargo, las investigaciones recientes han revelado vínculos biológicos entre la periodontitis y la neurodegeneración en personas mayores​. Te resumo los hallazgos más importantes:

  • Inflamación sistémica y neuroinflamación: La periodontitis crónica mantiene al organismo en un estado de inflamación constante. Las bacterias bajo la encía desencadenan la liberación de citoquinas inflamatorias (señales químicas) a nivel local, que pueden pasar al torrente sanguíneo. Por otro lado, el Alzheimer se caracteriza por inflamación en el sistema nervioso central (lo que llamamos neuroinflamación). Este es un primer vínculo: la inflamación crónica originada en la boca podría agravar la inflamación en el cerebro, contribuyendo al deterioro neuronal. En efecto, mantener encías enfermas se asocia a mayores niveles de marcadores inflamatorios en todo el cuerpo, lo cual podría influir negativamente en el tejido cerebral a largo plazo.
  • Bacterias periodontales que alcanzan el cerebro: Ciertos microorganismos de la microbiota oral implicados en la periodontitis pueden viajar más allá de la boca. Un ejemplo destacado es la Porphyromonas gingivalis, una de las bacterias periodontales más agresivas. Estudios recientes encontraron ADN de P. gingivalis (y sus toxinas) en el cerebro de pacientes con Alzheimer​. De hecho, en el 96% de las muestras de tejido cerebral analizadas en un estudio, se detectó la enzima tóxica que produce esta bacteria, con niveles más altos precisamente en quienes tenían Alzheimer. Experimentos en modelos animales respaldan este hallazgo: cuando se induce una infección oral por P. gingivalis en ratones, las bacterias logran colonizar el cerebro, produciendo daño neuronal, placas amiloides (acúmulos proteicos típicos del Alzheimer) e inflamación cerebral similares a las de la enfermedad​. Además, las toxinas liberadas por estas bacterias (conocidas como gingipaínas) destruyen neuronas y empeoran los síntomas cognitivos en los animales​. Es importante destacar que por primera vez la ciencia ha logrado conectar de forma sólida un patógeno oral con la patogénesis del Alzheimer, hasta el punto de estar desarrollando fármacos para bloquear esas toxinas​.
  • Evidencia epidemiológica (estudios en personas): Más allá de los laboratorios, ¿qué pasa en poblaciones humanas? Las investigaciones epidemiológicas (observando grandes grupos de pacientes a lo largo del tiempo) sugieren una asociación consistente. Un estudio de cohorte en Asia encontró que quienes habían sufrido periodontitis crónica durante más de 10 años tenían 1.7 veces más riesgo (un ~70% adicional) de desarrollar Alzheimer en comparación con personas sin enfermedad periodontal. Por otro lado, en pacientes que ya tenían Alzheimer, la presencia simultánea de enfermedad de las encías se relacionó con un deterioro cognitivo más rápido. De hecho, en un seguimiento a pacientes con Alzheimer temprano, aquellos con periodontitis mostraron un empeoramiento en las pruebas de memoria muy superior (6,1 puntos de declive) frente a cambios mínimos (0,9 puntos) en quienes no padecían infecciones en las encías​. En términos simples: las personas con encías sanas parecían mantener sus capacidades mentales por más tiempo que aquellas con encías enfermas.
  • Otros hallazgos relacionados: Una línea de investigación paralela se ha centrado en la pérdida de dientes a lo largo de la vida (que a menudo es consecuencia de la periodontitis). Menos dientes puede significar una historia de peor salud bucal. En 2021, un meta-análisis indicó que adultos mayores con mayor pérdida dental tenían 1.48 veces más riesgo de sufrir deterioro cognitivo y 1.28 veces más riesgo de ser diagnosticados con demencia, en comparación con quienes habían conservado la mayoría de sus dientes. Esto refuerza la conexión entre salud bucodental deficiente y problemas cerebrales. Aunque la pérdida de dientes no causa demencia por sí misma, sirve como indicador de que la salud oral ha sido pobre, lo cual podría contribuir al riesgo.

Todos estos datos nos llevan a una conclusión: boca y cerebro están conectados, más de lo que imaginábamos. Una encía con infección activa puede liberar bacterias y moléculas inflamatorias que terminen afectando al cerebro. Y aunque tener periodontitis no significa que vayas a desarrollar Alzheimer con seguridad, sí parece aumentar la probabilidad o acelerar el proceso en personas predispuestas. Es importante señalar que la investigación sigue en curso y aún no sabemos hasta qué punto esta relación es causal. Algunos expertos apuntan que podría haber una relación bidireccional: por un lado, la periodontitis podría contribuir al Alzheimer, pero a la vez las personas con Alzheimer suelen descuidar su higiene oral (a veces por los mismos problemas cognitivos), lo que las hace más propensas a padecer periodontitis​. En muchos casos, son los cuidadores quienes deben ayudar con la limpieza bucal diaria para evitar infecciones en pacientes con demencia​

Esto significa que el Alzheimer también puede actuar como factor de riesgo de mala salud bucal. En resumen, es un círculo que se retroalimenta: la enfermedad de las encías puede empeorar la salud cerebral, y un deterioro cognitivo severo puede empeorar la salud bucal. Por eso, romper ese círculo cuidando las encías es tan relevante.

Mecanismos biológicos detrás de la conexión

Para entender mejor esta conexión, vale la pena profundizar ligeramente en cómo podría la periodontitis influir en el cerebro a nivel biológico:

  • Diseminación bacteriana: La boca es la puerta de entrada a nuestro organismo. En la periodontitis, las encías enfermas pueden formar bolsas donde proliferan bacterias agresivas. Estas bacterias (o sus componentes) pueden penetrar en el torrente sanguíneo a través de las encías sangrantes. Una vez en la sangre, viajan e incluso podrían cruzar la barrera hematoencefálica (la “frontera” que normalmente protege al cerebro). Estudios han detectado porciones de ADN bacteriano oral en el tejido cerebral, lo cual sugiere que el patógeno viajó desde la boca hasta allí​. Al alojarse en el cerebro, esas bacterias activarían la respuesta inmune local, generando inflamación y daño en las neuronas.
  • Neuroinflamación crónica: La presencia continua de bacterias o sus toxinas en el cerebro puede activar células inmunitarias cerebrales (microglía), provocando una neuroinflamación persistente. Piensa en ello como si el cerebro estuviera “irritado” crónicamente tratando de combatir una infección silenciosa. Esta inflamación en el sistema nervioso central contribuye a la progresión del Alzheimer, porque se suma al daño que ya provoca la enfermedad. Las toxinas de P. gingivalis, por ejemplo, han demostrado afectar directamente proteínas neuronales esenciales (como la proteína tau, necesaria para la función normal de las neuronas)​. Cuando esas proteínas se alteran, pueden formar los ovillos neurofibrilares característicos del Alzheimer. Asimismo, la respuesta inflamatoria puede favorecer la acumulación de placas de beta-amiloide (otro sello de la enfermedad) en un intento del cerebro por atrapar a los patógenos. Paradójicamente, esas placas terminan siendo tóxicas para las neuronas a largo plazo.
  • Respuesta inmune alterada: Una infección periodontal de larga data no solo afecta a la zona de la encía, sino que puede desregular el sistema inmune en todo el cuerpo. El organismo, al estar expuesto continuamente a bacterias periodontales, entra en un estado de alerta constante. Esta estimulación crónica podría llevar a que el sistema inmune pierda capacidad de eliminar eficazmente otras proteínas o patógenos. Hay teorías que sugieren que la periodontitis podría facilitar la acumulación cerebral de proteínas anómalas (como beta-amiloide) porque el sistema inmune, ocupado o desbalanceado, no las despeja correctamente. Además, ciertas bacterias orales pueden mimetizarse o esconderse del sistema inmune, persistiendo en tejidos lejanos. Todo esto crea un ambiente propicio para la degeneración neurológica.
  • Factores de riesgo compartidos: Por último, recordemos que la periodontitis y el Alzheimer comparten factores de riesgo generales. La edad avanzada es el principal (ambas condiciones son más frecuentes a mayor edad). Pero también estilos de vida poco saludables pueden influir en ambas: por ejemplo, el tabaquismo y la diabetes mal controlada aumentan el riesgo de enfermedad periodontal y se han asociado también a mayor riesgo de demencia. Una dieta poco saludable, deficiente en nutrientes, puede afectar tanto a la salud oral (favoreciendo infecciones) como al cerebro. Esto significa que parte de la relación entre periodontitis y Alzheimer se debe a que, en cierta medida, pueden coincidir en las mismas personas por cuestiones de susceptibilidad y hábitos. Sin embargo, incluso ajustando por estos factores en los estudios, la asociación entre encías enfermas y deterioro cognitivo suele mantenerse​, lo cual indica que hay algo más que mera coincidencia estadística.

Los mecanismos propuestos giran en torno a infección e inflamación. Una boca con periodontitis actúa casi como un “reservorio” de bacterias y mediadores inflamatorios que pueden afectar órganos distantes. El cerebro, siendo un órgano particularmente sensible a procesos inflamatorios crónicos, puede sufrir consecuencias cuando se ve expuesto a esos elementos dañinos provenientes de la boca. Aún así, es importante tener en mente que el Alzheimer es una enfermedad compleja, multifactorial. La periodontitis podría ser una pieza más del rompecabezas, un factor contribuyente entre muchos otros (genética, estilo de vida, otras enfermedades). No pretendemos decir que la infección de las encías sea la causa principal del Alzheimer (hasta la fecha no se puede afirmar tal cosa categóricamente​, pero todo indica que sí podría ser un factor de riesgo modificable). Y eso, lejos de alarmarnos, es en realidad una buena noticia: significa que tenemos una ventana de oportunidad para actuar sobre nuestra salud oral con miras a proteger también nuestra salud cerebral.

Consejos para prevenir la periodontitis y cuidar tu salud cognitiva

Después de conocer estos datos, la pregunta lógica es: ¿Podemos hacer algo al respecto? Por suerte, ¡sí!. La periodontitis es en gran medida prevenible y tratable. Mejorar la salud de tus encías es una inversión no solo en tu sonrisa, sino potencialmente en tu calidad de vida futura a nivel mental. Aquí te brindo consejos prácticos que recomiendo a mis pacientes para mantener a raya la enfermedad periodontal (y de paso, tal vez reducir un posible factor de riesgo de Alzheimer):

  • Higiene oral rigurosa cada día: Puede sonar obvio, pero un buen cepillado dental hace la diferencia. Cepíllate los dientes al menos dos veces al día (por la mañana y antes de dormir) con un cepillo de cerdas suaves, asegurándote de masajear suavemente la línea de la encía. Dedica mínimo 2 minutos a cada cepillado. Usa pasta dentífrica con flúor. Complementa con hilo dental o cepillos interdentales una vez al día para limpiar entre los dientes, donde el cepillo no llega​. La placa bacteriana que no se remueve a diario se mineraliza formando sarro, y el sarro cronificado es la principal causa de gingivitis y periodontitis. También puedes incorporar enjuagues bucales antibacterianos (colutorios) si tu dentista lo aconseja, sobre todo si ya tienes indicios de encías inflamadas. Mantener la boca limpia disminuye drásticamente la cantidad de bacterias dañinas, reduciendo la probabilidad de infección de encías.
  • Visitas periódicas al dentista: No esperes a tener dolor para agendar cita. En periodoncia, la prevención y la detección temprana lo son todo. Acude a revisiones dentales cada 6 meses (o al menos una vez al año)​. El profesional evaluará el estado de tus encías (medirá si hay bolsas periodontales, revisará si hay sangrado, placa, etc.) y podrá realizar limpiezas profesionales (profilaxis) para eliminar el sarro acumulado que tú no puedes quitar en casa. Si se detecta gingivitis, se trata antes de que avance. Y si ya hubiese periodontitis incipiente, el dentista podría hacer un raspado y alisado radicular (limpieza profunda bajo la encía) u otros tratamientos para frenarla a tiempo​. Estas intervenciones evitan que la infección se vuelva crónica. Piensa que, así como uno se hace chequeos médicos anuales, la boca también requiere su chequeo rutinario.
  • No fumes y controla otras enfermedades: El tabaco es uno de los peores enemigos de las encías. Fumar debilita la respuesta inmune en la boca y favorece la proliferación de bacterias agresivas, por lo que los fumadores tienen mucha más incidencia de periodontitis y pierden dientes con mayor frecuencia. Además, el tabaco en sí mismo es factor de riesgo cardiovascular y posiblemente también de demencia. Si fumas, cualquier esfuerzo que hagas por reducir o cesar ese hábito beneficiará enormemente a tu salud bucal y general. Por otro lado, mantén controlada la diabetes si la padeces, ya que una glucemia elevada descontrola la inflamación y dificulta la cicatrización de las encías (diabéticos con mal control glicémico tienen más periodontitis, y a su vez una periodontitis severa puede desestabilizar la diabetes: una relación bidireccional más). Cuida tu alimentación: una dieta equilibrada, rica en vitaminas y baja en azúcares refinados, ayuda tanto a tus encías como a tu función cerebral. Todos estos aspectos forman parte de los factores de riesgo modificables que podemos abordar para mejorar nuestra salud global.
  • Atención especial a los adultos mayores y dependientes: Si tienes algún familiar de edad avanzada o con Alzheimer u otro tipo de demencia, presta atención a su higiene bucodental diaria. Lamentablemente, una persona con deterioro cognitivo puede olvidar cepillarse o hacerlo de forma incorrecta. Esto la hace muy vulnerable a caries rampantes y enfermedad periodontal. Lo ideal es establecer una rutina: supervisar el cepillado, e incluso asistirl@ si no lo realiza adecuadamente. Usa cepillos eléctricos (suelen facilitar la tarea y limpian mejor con menos esfuerzo manual) y adáptate a las necesidades de la persona (por ejemplo, cepillos con mangos más gruesos para quienes tienen dificultad de agarre, o sabores de pasta agradables si hay rechazo). También es crucial llevarlos al dentista regularmente; muchos cuidadores no lo hacen por temores de incomodidad, pero hoy en día la odontología cuenta con técnicas para manejar pacientes con demencia de forma segura y gentil. No descuides la boca de tu ser querido: al evitar infecciones y dolor bucal, mejoras su nutrición, su bienestar e incluso podrías estar protegiendo su salud general. Como profesionales, estamos para ayudar en esas situaciones, orientándote sobre técnicas de higiene asistida y tratamientos necesarios. Nunca dudes en consultarnos.

En mi experiencia, implementar estos hábitos no solo previene la periodontitis, sino que mejora considerablemente la calidad de vida. Muchos pacientes me han comentado que al sanar sus encías notan menos problemas como mal aliento, mejoran en energía (porque su cuerpo ya no está combatiendo una infección crónica) e incluso duermen mejor. Y aunque quizás no podamos medir directamente cuánto estamos protegiendo al cerebro con estas acciones, sabemos con certeza que una boca sana reduce cargas inflamatorias y infecciosas en el organismo. Es decir, todo suma a favor de tu salud integral.

Personalmente, creo firmemente en el enfoque de salud integral: el cuerpo humano está interconectado de formas fascinantes. La posible relación entre periodontitis y Alzheimer es un claro ejemplo de ello. Lo que sucede en tu boca no se queda solo en tu boca; una infección crónica allí puede repercutir en órganos tan distantes como el cerebro. Hoy por hoy, la ciencia nos sugiere que mantener unas encías sanas podría ser un granito de arena más para reducir el riesgo de deterioro cognitivo en el futuro​.

Aún falta mucho por descubrir – los investigadores siguen estudiando si al tratar agresivamente la periodontitis en pacientes mayores se podría ralentizar el avance del Alzheimer o prevenir algunos casos. Mientras esas respuestas llegan, tenemos ante nosotros una recomendación lógica y sin contraindicaciones: cuidar nuestra salud bucodental como parte de un estilo de vida saludable.

En la práctica diaria, he visto cómo mejorar la salud oral trae beneficios amplios. Por eso, mi consejo como odontóloga es: no esperemos a tener problemas graves para tomar en serio la higiene oral. Cepilla tus dientes con amor, cuida tus encías, visita a tu dentista. Estás haciendo mucho más que evitar una caries: posiblemente estás protegiendo tu corazón, tu cerebro y tu bienestar a largo plazo. Y si en tu familia existe preocupación por el Alzheimer, piensa que algo tan cotidiano como el cepillado y la seda dental podría ser una pequeña pero importante aportación a la causa de mantener un cerebro sano.

Recuerda, nunca es tarde para adquirir buenos hábitos. Tu boca y tu mente te lo agradecerán.

Preguntas frecuentes sobre periodontitis y Alzheimer

¿La periodontitis puede causar Alzheimer?

No podemos decir que la periodontitis cause directamente el Alzheimer por sí sola, pero las evidencias indican que podría contribuir como factor de riesgo. Estudios epidemiológicos muestran que quienes han tenido enfermedad periodontal por muchos años tienen más probabilidades de desarrollar demencia. La hipótesis es que la inflamación crónica y las bacterias de las encías pueden acelerar procesos neurodegenerativos ya en marcha. En otras palabras, la periodontitis podría ser un acelerador o agravante del Alzheimer en personas predispuestas. Sin embargo, el Alzheimer es multifactorial: intervienen genética, edad, estilo de vida, salud cardiovascular, etc. Cuidar las encías reduce un factor de riesgo potencial y mejora la salud general, pero no garantiza completamente prevenir la enfermedad de Alzheimer. Aún se necesita más investigación para entender si la relación es causal. Mi recomendación es ocuparse de la salud bucal como parte de una estrategia preventiva integral, sabiendo que es un elemento más bajo nuestro control.

¿Cómo pueden las bacterias de la boca afectar al cerebro?

Las bacterias que provocan periodontitis (como Porphyromonas gingivalis) viven debajo de las encías enfermas. Cuando hay sangrado e inflamación, esos gérmenes pueden entrar al torrente sanguíneo. Desde allí, viajan por el cuerpo e incluso pueden alcanzar el cerebro. Normalmente el cerebro está protegido por la barrera hematoencefálica, pero con la edad y la inflamación esta barrera puede volverse más permeable. Una vez que las bacterias o sus toxinas logran infiltrarse en tejido cerebral, desencadenan neuroinflamación: activan las defensas del cerebro, que liberan sustancias inflamatorias en un intento de combatir la infección. Además, estudios en cerebros de pacientes con Alzheimer han encontrado ADN bacteriano y enzimas tóxicas de origen oral en las zonas afectadas​. Estas toxinas dañan directamente a las neuronas y favorecen la formación de placas beta-amiloides (proteínas que se acumulan en el Alzheimer). El resultado es un entorno cerebral más inflamado y propenso al deterioro. En resumen, la diseminación bacteriana desde la boca puede “sembrar” infecciones microscópicas en el cerebro y contribuir al daño neuronal. Es un proceso lento y silencioso, pero potencialmente importante a lo largo de años.

¿Mejorar la salud bucal puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo?

Mantener una buena salud bucal sí puede ayudar a reducir riesgos asociados. Aunque no hay garantía absoluta de prevención del Alzheimer (que tiene muchos factores involucrados), eliminar infecciones crónicas como la periodontitis quita un posible elemento agravante. Piensa que al tratar la periodontitis, estás reduciendo la inflamación sistémica y evitando la entrada continua de bacterias al torrente sanguíneo. Esto crea un terreno más favorable para el organismo en general. Algunos estudios sugieren que tratar activamente la enfermedad de las encías en adultos mayores mejora su desempeño en pruebas cognitivas o al menos frena la velocidad de su deterioro, lo cual es prometedor.

¿Por qué las personas con Alzheimer suelen tener problemas dentales?

Cuando alguien padece Alzheimer u otra demencia, especialmente en fases moderadas o avanzadas, suele presentar dificultades para mantener hábitos de autocuidado. El cepillado dental diario, el uso de hilo dental, las visitas al dentista… todas estas rutinas pueden verse interrumpidas porque la persona olvida realizarlas o pierde destreza para hacerlo. Además, el Alzheimer puede causar apatía o desinterés en la higiene personal.

¿Qué puedo hacer para proteger mis encías y mi memoria al mismo tiempo?

Lo más importante es adoptar un enfoque preventivo en tu día a día. En cuanto a las encías, sigue estos pilares: higiene meticulosa (cepillado dos veces al día y uso de hilo dental), dieta equilibrada (limitando azúcares y comiendo suficiente vitamina C y calcio para la salud periodontal), no fumar, y visitar al dentista regularmente para limpiezas y chequeos. Si notas síntomas de alerta en tus encías – sangrado al cepillar, enrojecimiento, inflamación, retracción o movilidad dental – acude pronto al odontólogo; tratar una gingivitis a tiempo evita que se vuelva periodontitis. Por el lado de la salud cognitiva, mantén tu mente y cuerpo activos: ejercicio físico regular, actividad mental (leer, juegos, aprender cosas nuevas), sociabilidad y buen manejo del estrés. También controla factores como la presión arterial, el colesterol y la diabetes, que se sabe que impactan en el riesgo de demencia.

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José Bartolomé cleardent
Odontólogo
El Dr. José Bartolomé Lechuga, odontólogo especializado en prostodoncia y cirugía bucal, se dedica a la odontología general y estética desde 2021. Su compromiso con la formación continua y su habilidad en tratamientos personalizados le permiten entender y satisfacer las necesidades estéticas y funcionales de sus pacientes. Como profesor colaborador en la Universidad CEU San Pablo y reconocido por importantes sociedades científicas, el Dr. Lechuga se esfuerza por devolver la confianza a sus pacientes, destacándose por su excelencia clínica y su pasión por mejorar cada sonrisa.

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